Expulsados de Mogadiscio y atenazados por la presión de los países vecinos, los señores de la guerra somalíes huyeron ayer de su bastión de Jowhar, bajo control ya de los Tribunales Islámicos. La población de la capital somalí muestra su satisfacción por el final de la dictadura del miedo de los señores de la guerra, financiados por EEUU
Los otrora poderosos señores de la guerra han perdido definitivamente su último baluarte en el sur de Somalia. La localidad de Jowhar, de casi 30.000 habitantes, situada a 90 kilómetros al norte de Mogadiscio y en la que habían encontrado refugio tras su derrota del pasado 5 de junio ante los milicianos islamistas, ha caído completamente en poder de los combatientes de los Tribunales Islámicos.
La Unión de Tribunales Islámicos había estado concentrando sus fuerzas en torno a Jowhar en los últimos días para acabar con sus rivales, que contaban con el apoyo de EEUU.
Tras tomar la víspera el control de la estratégica zona del aeropuerto los islamistas asentaron ayer definitivamente su dominio en Jowhar tras atacarla desde tres flancos. Seis personas murieron y 14 resultaron heridas en esta última batalla, lo que se suma a los 350 muertos y miles de heridos y desplazados en los últimos tres meses.
Los líderes de los clanes de Jowhar habían instado a los señores de la guerra a retirarse para evitar la confrontación.
El hombre fuerte de la ciudad y principal dirigente de los señores de la guerra, Mohamed Dhere, se halla ya en Etiopía. Otros tres señores de la guerra han huido al centro de Somalia, en la región de Calgudud.
Mientras tanto, continúan las deserciones entre los vencidos, la última la del ex jefe de la Policía somalí, presionado por los vecinos y por su propio clan.
Alegría en Mogadiscio
«Nos hemos quitado de encima un enorme peso que llevábamos arrastrando desde hacía 16 años», declaró Marian, vecina del norte de la capital, saludando la derrota de los señores de la guerra. «Era imposible hablar sobre cualquier cantidad de dinero o bienes sin que nos atacasen», afirmó Alí Muhamad, un comerciante del distrito de Medina, en el sur de la ciudad.
Halimo Abdi, una mujer que vive cerca del mercado de alimentos del barrio más peligroso de Mogadiscio, constata la mejora de la situación. «Para ir al mercado debía eludir a las bandas armadas que robaban a la gente (…) Ahora tenemos un ambiente pacífico, incluso nos atrevemos a pasear por la noche, algo que no ha pasado en 16 años», añadió.
No obstante, organizaciones de derechos humanos advierten que aún quedan tres señores de la guerra atrincherados en la capital, bajo la protección de tres clanes que controlan barrios del norte de la ciudad.
El caos ha alimentado el hambre en Somalia
NAIROBI
Los casos de malnutrición en una región del sur de Somalia se han duplicado en las pasadas dos semanas, según ha constatado Médicos Sin Fronteras.
160 menores desnutridos han sido admitidos en los pasados quince días en Dinsor, situada en la región de Bay y donde el hospital de MSF es el único centro médico para una población de cerca de 650.000 personas.
«El deterioro de la situación sanitaria es extremadamente preocupante y la tensa atmósfera política sólo puede causar más inquietud en los próximos meses, en un momento en que el país afronta una seria crisis alimentaria debida a varios años de sequía», afirmó el director del programa de MSF, Bruno Jochum. En Somalia uno de cada cuatro niños muere antes de alcanzar la edad de cinco años.
Somalia ha vivido hasta la ofensiva islamista en el caos y el imperio fratricida de los señores de la guerra desde el derrocamiento en 1991 de Mohammed Siad Barré.