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El nivel de la producción alimentaria por habitante en el continente no deja de bajar

Más hambre para África

Fuentes: La Verdad de Canarias

La cumbre de la Unión Africana (UA), reunida en la capital nigeriana, Abuja, desde el pasado 9 de junio, lanzó un mensaje muy claro: Los suelos de África se encuentran al borde del agotamiento por la falta de fertilizantes. Es más, el principal objetivo de la cumbre, que se celebró con la presencia de una […]

La cumbre de la Unión Africana (UA), reunida en la capital nigeriana, Abuja, desde el pasado 9 de junio, lanzó un mensaje muy claro: Los suelos de África se encuentran al borde del agotamiento por la falta de fertilizantes.

Es más, el principal objetivo de la cumbre, que se celebró con la presencia de una decena de jefes de Estado africanos, del presidente de la Comisión correspondiente de la Unión Africana (UA), Alfa Omar Konaré, y la del presidente de la UA y del Congo, Denis Sassu Nguesso fue el de aprobar una política de enriquecimiento de suelos a escala africana.

«El nivel de la producción alimentaria por habitante en África no deja de bajar», advirtió la comisaria de la Unión Africana para la Agricultura, Rosebud Kurwijila, estimando que ese fenómeno se debe a la falta de utilización de abonos en África, lo que hace que se resienta por un lado el nivel de crecimiento económico, pero también el aumento de los casos de malnutrición. En la actualidad unos 200 millones de personas padecen la malnutrición en el continente vecino. Si a esto unimos que los productos agrícolas africanos no pueden competir en condiciones de igualdad con las producciones europeas y norteamericanas, fuertemente subvencionadas, todo hace esperar que la miseria seguirá aumentando a escasas millas de Canarias con las consecuencias trágicas que todos conocemos, entre ellas, la inmigración ilegal.

La falta de salidas para la actividad agrícola en África está forzando desde hace años la emigración masiva del campo a las ciudades. Una vez allí, los hasta entonces campesinos engrosan las cifras del desempleo y, a la larga, se convierten en candidatos a escapar del país por cualquier medio.

Entretanto, el Gobierno de Canarias, que se perfila como testaferro de los intereses de la UE y EE.UU. en la región, saca un plan magistral de su chistera, o mejor dicho, de la chistera de su consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio, y hace una propuesta brillante a la Administración mauritana como muestra de la decidida apuesta del Ejecutivo de Adán Martín por favorecer el desarrollo en África para evitar la inmigración: «Nosotros les sacamos el petróleo». Mejor hubiera sacado un conejo en salmorejo.

Imagino la cara de su interlocutor mauritano ante tamaño desparrame de originalidad y ejemplo de la solidaridad isleña. Tal vez su asesor haya sido el ex presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, Suárez Gil, expoliador de las riquezas del Sahara ocupado por Marruecos desde el 75 en contra de la legalidad internacional y cabeza visible del lobby marroquí en las Islas. Con un hijo presuntamente implicado en el «caso eólico» y acusado de amañar las elecciones camerales una y otra vez, Suárez Gil es el mejor asesor que nuestro Gobierno podría fichar. Y vistos los primeros pasos de la acción del Ejecutivo en el continente vecino, aún tendrán alguno más tonto que él. O más interesado, quién sabe. «Nosotros nos encargamos de su petróleo para que no pasen hambre», habrá dicho Mauricio en Nuakchot y los mauritanos, que ya tienen ofertas y acuerdos firmados con las principales petroleras del mundo, todavía deben de estar rascándose el cogote y meditando una respuesta.

Los canarios enseñaron a navegar y a pescar a mauritanos y saharauis y todavía hoy los barcos del África Occiental utilizan las artes de la vela latina.Toda esta relación histórica de vencindad no es suficiente para el Gobierno de las Islas como para plantear una relación con África diferente y propia, canaria. A la busca del beneficio rápido y la satisfacción económica de unos pocos, nuestros representantes prefieren ser testaferros de un neocolonialismo que opta por seguir explotando antes que por cooperar. Ellos sabrán, pero que no vayan de mi parte.

www.laverdaddecanarias.com