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La ofensiva china por las materias primas de África empieza a generar desilusiones

Fuentes: The Wall Street Journal

El presidente de China, Hu Jintao, inició esta semana una gira por África, repartiendo asistencia y alabando los crecientes lazos económicos y políticos entre su país y el continente. Sin embargo, China no es una nación muy querida en este pueblo en ruinas, que tuvo que ser eliminado de la agenda de la visita de […]

El presidente de China, Hu Jintao, inició esta semana una gira por África, repartiendo asistencia y alabando los crecientes lazos económicos y políticos entre su país y el continente.

Sin embargo, China no es una nación muy querida en este pueblo en ruinas, que tuvo que ser eliminado de la agenda de la visita de Hu a Zambia debido a posibles disturbios.
Ubicado en las colinas del cinturón de cobre del país, Chambishi debía transformarse en un ejemplo de la amistad entre chinos y africanos. El conglomerado minero estatal China Non-Ferrous Metal Mining (Group) Co., compró la mina de cobre de este pueblo en 1988, generando una gran cantidad de empleos e inversiones.
Sin embargo, la gratitud inicial rápidamente se transformó en descontento, a medida que los nuevos dueños prohibieron la actividad sindical e impusieron medidas de seguridad insuficientes. En 2005, docenas de trabajadores murieron en un accidente en una fábrica de explosivos asociada a la mina, el peor desastre industrial en la historia de Zambia. Al año siguiente, un grupo de empleados que protestó fue recibido con una lluvia de balas.
«Los chinos ni siquiera nos consideran seres humanos», se queja Albert Mwanaumo, un ex minero que acusa a unos de sus ex supervisores chinos de dispararle. «Ellos creen que tienen el derecho de gobernarnos».
Demostraciones similares de resentimiento contra los intentos de China por afianzar su influencia comienzan a surgir a lo largo de África. Los líderes del continente aún alaban la presencia china como una solución a los males que aquejan a sus países y una alternativa a Occidente. Pero entre los africanos comunes y corrientes, no hay una apreciación tan uniforme de este flujo sin precedentes de inversiones, productos y colonos chinos. El malestar es especialmente fuerte en Zambia.
[zambia]
Al igual que en América Latina, el apetito de China por conseguir materias primas es la principal razón que ha llevado al país a involucrarse en África. El comercio entre China y África alcanzó los US$55.000 millones en 2006, más de cuatro veces el nivel de 2002. Se espera que para 2010 la cifra ascienda a US$100.000 millones.
En Zambia, un país de 11,5 millones de habitantes sin salida al mar, el principal atractivo para China es el cobre. Los conflictos recientes tienen su origen en las situaciones que siguieron a la inversión en Chambishi.
China Non-Ferrous Metal Mining compró la mina, que había estado clausurada desde 1987, por US$20 millones. Después de invertir más de US$100 millones, la filial del conglomerado chino, NFC Africa Mining PLC, reanudó las operaciones a fines de 2001, aumentando la producción a 50.000 toneladas de concentrado de cobre el año pasado.
La gerencia de la mina aumentó sus ganancias al pagarle a los empleados en Zambia salarios por debajo del mínimo, que actualmente se encuentra en US$67 al mes, y les prohibió estrictamente la actividad sindical, según empleados y sindicalistas. Si la empresa sospechaba que un empleado podía tener una relación con los sindicatos era despedido en el acto, afirma Gillian Mubanga, actual líder sindical de la mina.
Para aumentar la producción y ahorrar costos, NFC también creó, en los terrenos de la mina, una empresa conjunta con el Instituto de Investigación General en Minería y Metalurgia de Beijing. La empresa, llamada BGRIMM Explosives Ltd., se dedicó a la fabricación de explosivos baratos para la industria minera de la región.
Crece el malestar
Una soleada mañana de abril de 2005, Chambishi fue sacudida por una poderosa explosión. El suelo tembló y las ventanas en las viviendas cercanas a la mina se hicieron trizas. Una reacción química en cadena convirtió las instalaciones de BGRIMM en una gigantesca bola de fuego. Un total de 46 empleados zambianos de BGRIMM volaron en pedazos y sus restos calcinados se esparcieron alrededor del cráter.
Según testigos, todos los empleados chinos fueron sacados rápidamente de las instalaciones poco antes de la explosión, algo que para los habitantes del pueblo no es ninguna coincidencia.
Al no poder identificar los restos, a las familias de las víctimas no les quedó más que enterrar bolsas plásticas con restos hallados al azar en el lugar. La creencia generalizada de que los dueños chinos relajaron los estándares de seguridad con el fin de maximizar sus ganancias ha intensificado la ira de los residentes. «Los chinos no se preocuparon por nuestros niños, sólo los sacrificaron», sostiene Iris Chibuye, una madre cuyos dos hijos, Sledge, de 24 años, y Vennie, de 27, fallecieron en la explosión.
Aunque el gobierno chino envió sus condolencias a las familias de las víctimas y pagó una compensación de US$10.000 por empleado muerto, el malestar no se ha calmado. Cuando el gobierno de Zambia inició una investigación sobre el accidente, aludió a la falta de supervisión sindical como la principal causa de las fallas de seguridad de BGRIMM. La presión de la opinión pública hizo imposible que la gerencia de la mina continuara prohibiendo la actividad sindical.
En noviembre de 2005, el vicepresidente de NFC Africa, Wang Xiaowei, estrechó la mano del líder de la Unión Nacional de Mineros y Trabajadores Asociados, Albert Mando, y firmó un convenio colectivo que finalmente instauró nuevas medidas de seguridad y prometió un incremento salarial. Después de prolongadas negociaciones con los sindicatos, NFC Africa puso el 25 de julio de 2006 como plazo para darles a sus empleados sus pagos atrasados, según los nuevos acuerdos.
Furia nocturna
Los mineros esperaban compensaciones en torno a los US$500 cada uno, pero el día de pago les dijeron que sólo recibirían unos cuantos dólares y, en algunos casos, quedarían debiendo dinero a la compañía.
La noche del 24 de julio, los mineros del turno nocturno, sorprendidos al enterarse de que no recibirían lo prometido, dejaron de trabajar, destrozaron algunos equipos y golpearon a un supervisor chino. Al día siguiente, los furiosos empleados del turno diurno bloquearon la carretera principal a Chambishi con troncos de árboles y piedras y marcharon hacia la mina.
Se armó una escaramuza en la puerta de entrada a la mina y uno de los empleados de seguridad le disparó a uno de los manifestantes, hiriéndolo. De acuerdo a testigos, cuando empezaron a correr rumores falsos de que el manifestante había muerto, un grupo de 40 mineros de otro turno corrió hacia el complejo residencial donde se hospedaban los empleados chinos de la compañía.
En el portón del complejo amurallado, un supervisor chino, conocido entre los mineros como Mr. Qui, tomó una escopeta y abrió fuego cuando se acercaba la muchedumbre, según testigos y los testimonios de lo sucedido consignados en los reportes médicos de los heridos. Tres manifestantes cayeron heridos por los disparos.
El gobierno de Zambia continúa su investigación sobre los incidentes. Xu Riyong, secretario y gerente de administración de NFC Africa, declinó referirse a los pormenores de los acontecimientos e indicó que la empresa entregó al gobierno un exhaustivo informe. «Confiamos en que, al cumplir con las leyes de Zambia, no tendremos problemas», dijo Xu. «Haremos todo lo que esté de nuestra parte para administrar esta mina en forma exitosa. ¿Por qué deberíamos temer?»
Hasta el momento, el gobierno de Zambia no ha señalado a los responsables de los eventos de Chambishi. En una entrevista, el ministro de Minas del país, Kalombo Mwansa, no quiso predecir cuándo concluirán las investigaciones sobre la explosión y los disparos, cuándo se publicará un informe y si se impondrán sanciones a la compañía china.