En numerosas ocasiones, las oposición en Zimbabwe ha anunciado acciones populares masivas contra el gobierno y han fracasado a la hora de lanzarlas. Durante las últimas semanas, sin embargo, la rabia popular contra el régimen de Mugabe está acelerándose de tal forma que cada vez más analistas prevén que se acerca el «final del juego» […]
En numerosas ocasiones, las oposición en Zimbabwe ha anunciado acciones populares masivas contra el gobierno y han fracasado a la hora de lanzarlas. Durante las últimas semanas, sin embargo, la rabia popular contra el régimen de Mugabe está acelerándose de tal forma que cada vez más analistas prevén que se acerca el «final del juego» para el envejecido presidente. La última gota que ha hecho que muchos zimbabuos pierdan su paciencia ha sido la celebración, este fin de semana, del 83 aniversario de Robert Mugabe. Con el desempleo, la pobreza, los precios y los suministros totalmente fuera de control, el zimbabuo medio tiene ahora muy poco que perder. Reflejando la mala gestión cotidiana del país, el gasto de 1,2 millones de dólares del gobierno para el cumpleaños de Mugabe no podría ser más provocativo.
La policía de Zimbabwe impuso el miércoles una prohibición de tres meses sobre reuniones políticas y protestas en muchas de las áreas urbanas del país, donde el gubernamental partido Zanu-PF se enfrenta tradicionalmente a fuertes protestas. El Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) de la oposición calificó la medida de «estado de emergencia».
En estos momentos, los ciudadanos no están tan molestos por esta nueva infracción contra sus derechos y libertades, a pesar de los llamamientos del MDC a realizar protestas. Más bien, la mayoría de los zimbabuos consideran la medida como un signo de que el régimen está cada vez más inseguro; un signo de debilidad. Con anterioridad, no había sido necesario prohibir reuniones, era bastante con dispersarlos.
El MDC – que ha perdido mucho apoyo público después de las luchas y los escándalos internos – está intentando de nuevo movilizar protestas organizando reuniones a pesar de la prohibición de la policía. Sin embargo, la policía irrumpía ayer en Bulawayo en un mitin público del MDC que iba a pronunciar su presidente, Morgan Tsvangirai, a pesar del hecho de que Bulawayo no se incluye en la prohibición. Se realizaron varias detenciones de líderes del MDC.
Como en ocasiones anteriores, las acciones de la policía y el gobierno contra las protestas, la oposición y los medios tienen una dudosa base legal. La prohibición de tres meses sobre reuniones políticas y protestas se realizó bajo la Ley de Orden y Seguridad Pública, una legislación que en sí misma es inconstitucional según la mayoría de los expertos legales. La prohibición de tres meses excede en un mes el límite impuesto por la controvertida ley.
Además la irrupción en el mitin público del MDC en Bulawayo es ampliamente considerada como una «medida ilegal contra el partido, sus líderes y sus seguidores». El líder del MDC, Tsvangirai, esperaba por segunda vez poder lanzar su campaña electoral para las presidenciales del 2008, después de que un primer intento el fin de semana acabara en violencia.
En una declaración hecha pública hoy, el MDC declara que «las detenciones y la prohibición de las reuniones y las manifestaciones públicas son los últimos estertores de este régimen». De nuevo, el representante del partido, Nelson Chamisa, está seguro de que «la hora del cambio ha llegado. Seguiremos decididos en nuestra visión de conseguir un nuevo Zimbawe», añade el comunicado.
A pesar de todos estas – probablemente inconstitucionales – infracciones de los derechos de los zimbabuos y del desbordante optimismo de los representantes del MDC, no es probable que los ciudadanos empiecen a marchar detrás del MDC en los próximos días o semanas. Sin embargo, el «fin del juego» del régimen de Mugabe podría estar acercándose.
Las noticias en ‘The Herald’, medio portavoz del gobierno, de un autobús de primera clase regalado al presidente como presente de cumpleaños por parte de los chinos, de magníficas tartas de cumpleaños y lujosas recepciones para celebrar la efemérides de Mugabe en sus lujosas mansiones y palacios son demasiado para tragar para la mayoría de los ciudadanos. Al mismo tiempo, 3.500 zimbabuos están muriendo de cócteles letales de sida, pobreza y malnutrición cada semana.
Las noticias de hace unos meses de que el presidente Mugabe había ampliado su mandato presidencial produjo también una gran decepción para la mayoría de ciudadanos, que había esperado que al menos un nuevo líder del Zanu-PF tendría que cambiar algo de las peores políticas del régimen. La fecha de una transición de poder pacífica es ahora cada vez más incierta.
Se espera que la rabia popular se exprese fuera del MDC y de los canales sindicales – considerados generalmente como intentonas fallidas -. Se organizan protestas espontáneas, que intentan comprometer a millones de insatisfechos. La cuestión es cuando y si grupos moderados como el MDC serán capaces de controlar un movimiento popular tal antes de que evolucione en violencia y caos.