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Los denunciantes temen que la ONU intente echar tierra sobre el asunto

Varias ONGs denuncian el trafico de oro por cascos azules en Congo

Fuentes: Agencias

Yo te requiso las armas, pero no te preocupes: mañana te las devuelvo a cambio de oro. Ésta era presuntamente la lógica de algunos cascos azules de Naciones Unidas llegados a la República Democrática de Congo para desarmar a las milicias en 2005. Según varias ONG que operan en la zona, oficiales paquistaníes devolvían el […]

Yo te requiso las armas, pero no te preocupes: mañana te las devuelvo a cambio de oro. Ésta era presuntamente la lógica de algunos cascos azules de Naciones Unidas llegados a la República Democrática de Congo para desarmar a las milicias en 2005. Según varias ONG que operan en la zona, oficiales paquistaníes devolvían el arsenal a los señores de la guerra de la zona de Ituri, al noreste del país, y éstos les recompensaban con oro extraído ilegalmente de las minas de Mongbwalu. La ONU investiga los hechos, denunciados por las ONG hace 18 meses.

«Es una vergüenza y una gran decepción; van pasando los meses y todavía no se ha arrestado nadie», lamenta, en conversación telefónica, Anneke Van Woudenberg, investigadora de Human Rights Watch (HRW) especializada en la República Democrática de Congo.

HRW fue de las primeras ONG que en 2005 se dirigieron a la misión de Naciones Unidas en el país (Monuc) para alertarle de las prácticas de algunos cascos azules. Luego siguieron las denuncias de otras organizaciones, como la congoleña Justice Plus, y de autoridades locales, como la responsable gubernamental de la región de Ituri.

Todos aportaron indicios, pero nadie se desgañitó demasiado para no ensombrecer todavía más la reputación de la Monuc, imprescindible para mantener la precaria paz tras la devastadora guerra que costó la vida a tres millones de personas, pero al mismo tiempo salpicada ya por un escándalo de abusos sexuales cometidos por cascos azules. El grueso de la misión, de 16.500 soldados, lo aportan India (4.300) y Pakistán (3.500).

La lluvia de alertas forzó a la ONU a abrir una investigación, pero ha sido tan discreta que los denunciantes temen que sea en realidad un intento de echar tierra sobre el asunto. «Lo que demuestra el caso es que Naciones Unidas no es precisamente un organismo que sea muy bueno investigándose a sí mismo y lamentablemente ya lo hemos visto en otras ocasiones», añade Van Woudenberg. Algunos de los testigos han contado ahora a la cadena británica BBC las conexiones entre los cascos azules paquistaníes y los señores de la guerra. «Se hicieron realmente amigos y era el oro lo que los unía», cuenta Evarista Anjasubu, comerciante. «Yo mismo vi a un casco azul paquistaní negociando en una de las tiendas que compran y venden oro», añade Liki Likambo, jefe de la asociación de mineros.

HRW denunció en su momento dos operaciones que comprometían a oficiales paquistaníes, en las que el oro extraído tenía un valor de mercado de entre 1,5 y 3,7 millones de euros. Al relevarse los efectivos de forma automática cada seis meses, ninguno de los implicados sigue en la República Democrática de Congo.

La Monuc emitió el miércoles una nota en que admite que la ONU abrió en 2006 una investigación y recordó que el organismo «no comenta las investigaciones en curso». Un portavoz del Gobierno paquistaní dijo que hasta esta semana no supo nada del caso y que no se ha demostrado ningún comportamiento negativo de sus soldados en el país africano.