Traducido por Caty R.
Alto Volta: un país de 274.000 km2 y 7 millones de habitantes, situado en el corazón de África. Durante muchos decenios Alto Volta, como la mayoría de los países africanos, sufrió la dominación colonial. También durante mucho tiempo este país soñó con un jefe de estado capaz de realizar cambios estratégicos para un nuevo Alto Volta con grandes y nuevas ambiciones para un desarrollo diferente.
En ese contexto, mientras el sol avanzaba hacia la noche, a las 21:30h. del día 4 de agosto de 1983, apareció un hombre que iba a dar cuerpo y vida al sueño de los voltaicos: se llamaba Thomas Sankara. Era militar del ejército con el grado de capitán. Acababa de llegar a la cabeza del Consejo Nacional de la Revolución (CNR), instancia de la nueva dirección política. Jefe del Estado, líder de 7 millones de voltaicos, patriota incomparable y portador de esperanzas.
Thomas Sankara nació en una familia modesta. Desde muy joven luchó por la causa de su patria y por su pueblo. Su vuelta triunfal al país después de la guerra injusta contra el pueblo hermano de Malí en 1974 y sus propuestas revolucionarias en el Comité Militar de Relanzamiento del Progreso Nacional (CMRPN) mientras era Secretario de Estado de Información, y en el Consejo de Salvación del Pueblo (CSP) en calidad de Primer Ministro, ya permitieron a los voltaicos ver en este oficial del ejército nacional a un hombre valiente. La gran lucha antiapartheid y antiimperialista dirigida por el presidente Sankara confirmaría más tarde la visión precedente en esta «noche del 4 de agosto de 1983 bajo los primeros centelleos de las estrellas en el cielo de nuestra patria». Al frente de la lucha contra el imperialismo dominante, el presidente Thomas Sankara ya se preocupaba del desarrollo del país cuyo destino se le encomendó.
Alto Volta estaba retrasado en todos los aspectos del desarrollo y el presidente Sankara parecía correr para sacar a su pueblo de dicho retraso. Por ello organizó y condujo activamente la lucha con toda la nación, para construir un paraíso libre y próspero; y el 4 de agosto de 1984 bautizó Alto Volta como «Burkina Faso», es decir, «el país de los hombres libres e íntegros».
Con la instauración del régimen revolucionario emprendió la aplicación de un vasto programa de construcción de una nueva patria contenido en el Discurso de Orientación Política (DOP) pronunciado el 2 de octubre de 1983 por el propio presidente. Confirmó la soberanía del pueblo por la Revolución Democrática y Popular (RDP) antifeudal y antiimperialista. El ejército popular se adhirió a la causa y se transformó la mentalidad del pueblo que desde entonces conoció sus derechos y sus deberes.
En sus discursos proféticos y visionarios Thomas Sankara preveía las grandes convulsiones económicas y la devaluación del continente africano. Para prevenir los futuros desastres comprometió al pueblo de Burkina Faso en la vía del trabajo incansable y a producir y consumir nacional, es decir, «a contar en primer lugar con sus propias fuerzas».
Con respecto a los pueblos africanos aconsejó la desconfianza frente a las potencias capitalistas. Predicó la creación de los Estados Unidos de África, como ya habían preconizado muchos otros líderes africanos. La unión de los estados debía tener su propia moneda, símbolo de la verdadera unidad de los africanos, para tomar las riendas de su destino. Para Sankara, la «ayuda» exterior al desarrollo de las potencias capitalistas era una suerte de corrupción, de alienación y una manera de desorganizar a los africanos con el fin de instaurar mejor la dominación, porque si se tratara verdaderamente de una ayuda, esos donantes deberían comenzar por los barrios más pobres de sus países respectivos.
En Burkina Faso la revolución seguía liberando las conciencias. El presidente Thomas Sankara se metió de lleno con los complejos problemas del desempleo, la promoción de la mujer y los jóvenes, la lucha contra la prostitución y la mendicidad. Llamó a la unidad nacional barriendo al mismo tiempo a «los funcionarios y militares corruptos», «los comerciantes deshonestos», «los reaccionarios corrompidos» y «los criados locales del imperialismo», es decir, los «enemigos del pueblo». Francia era señalada sin cesar por su injerencia en los asuntos de los países africanos independientes. Por eso el presidente burkinés no comprendía la presencia de bases militares francesas en algunos países africanos llamados independientes. El eterno compromiso de Costa de Marfil con Francia era, según el presidente del Consejo Nacional de la Revolución, la presencia del imperialismo a las puertas de Burkina Faso.
En cambio los países progresistas como Libia, Cuba, Corea del Norte y otros inspiraban a la revolución burkinesa. Sankara preveía hacer de Ghana y Burkina Faso un estado único como principio de la federación de los países africanos. De la historia política de Alto Volta a Burkina Faso, no se vio a ningún jefe de estado arriesgar su vida para conducir el país y al pueblo por el camino de la prosperidad y la victoria con convicción, como lo hizo Thomas Sankara.
Esta es la razón por la que el presidente del CNR y Burkina Faso era el orgullo del pueblo burkinés. Los pueblos de todo el mundo respetaban profundamente a este «enfant terrible del África francófona de aguda inteligencia», «el presidente más sorprendente del planeta» que quiso inventar el futuro para los pueblos en lucha.
Thomas Sankara liberó las conciencias y transformó las mentalidades de los burkineses para la eternidad. Creó esa conciencia colectiva en la juventud africana. Aquella esperanza fue asesinada, junto a doce de sus colaboradores, el jueves 15 de octubre de 1987 alrededor de las 16:30h. en Uagadugú, Burkina Faso, por hombres armados procedentes del ejército nacional.
Sin embargo, todo iba bien ese 4 de agosto de 1983 para reducir los sufrimientos de Burkina Faso y los pueblos africanos. En este 24 aniversario de la llegada de la revolución burkinesa, simplemente debemos guardar del presidente Thomas Sankara «la imagen de un hombre que emprendió una vida útil para todos».
Hien Jonas
Conmemoración del 4 de agosto
¿Qué pensaría Thom Sank de la juventud?
Si el 15 de octubre de 1987 no hubiera pasado lo que todo el mundo sabe, la revolución del CNR habría cumplido este agosto 24 años. Una edad madura, como la de muchos jóvenes burkineses y africanos que la vieron nacer y crecieron en ella.
La revolución del 4 de agosto de 1983 fue considerada por la juventud como la puerta abierta al desarrollo participativo, África que piensa por sí misma y para sí misma, por supuesto, en cumplimiento del respeto estricto a los otros pueblos. Quizá con el discurso de la Baule (1), los jefes históricos de la revolución habrían devenido en demócratas de proceso pluralista. Quizá eso les hubiera salido bien o quizá no.
Si J.J. Rawlings pudo nadar en las dos aguas cabe pensar que su amigo Thom Sank podría haber hecho lo mismo cambiando su guerrera por el traje de tres piezas algunas veces y muchas otras por los bonitos cortes de Faso dan Fani (2), por supuesto, con la pistola de cachas de marfil cuidadosamente guardada en un cajón. El difunto Yasser Arafat lo hizo, el líder máximo Fidel Castro también. Y si…
Y si… como dice la canción de los Yeleen (3). Con el «si», dicen, todo puede ser. Es el permiso para soñar.
Durante la revolución los jóvenes fueron la punta de lanza. Era la juventud quien portaba la antorcha porque en ella estaba el futuro de la nación. Esta es la razón por la que muchas cosas se emprendieron por y para los jóvenes. Era necesario formar una juventud consciente y apta para dirigir y actuar por el desarrollo del país. La palabra maestra, el amor a la patria, todo lo que rimase con interés general y no egoísta ni mezquino, puerta abierta a los abusos y otros actos reprensibles contra el pueblo.
La revolución se fue, obviamente, con sus nobles ideales. ¿Qué podría pensar hoy Thom Sank de la juventud a la que amaba tanto? Si pudiera enviar una carta de ultratumba, llegaría con las páginas mojadas por sus lágrimas. El hombre ya no se reconocería en sus jóvenes, futuro de la nación.
El acta es abrumadora. Lo que hace mucho daño es la propensión al fraude: los jóvenes dirigentes de mañana se dedican a robar para conseguir títulos. ¿Qué no harán para llenarse los bolsillos cuando estén en puestos de responsabilidad, ya que nuestro sistema prima sobre todo a quien tiene un título?
No se tiene en cuenta la advertencia del difunto Ki-Zerbo, que asegura que el título sólo vale lo que vale su poseedor. Como hacen algunos deportistas -los ciclistas son los más señalados- se usan subterfugios para estar allí donde no merecerían estar según las normas. Los deportistas se dopan. Y nuestros jóvenes estudiantes defraudan. Se hace «la defensa en línea», se adjudican «notas de transmisión sexual».
Bajo la revolución, ¿cuántos casos de fraudes en los exámenes se vieron? Si los hubo, pueden contarse con los dedos de una sola mano. En la actualidad, si se hicieran exámenes o concursos sin fraude hasta la administración se asombraría. Lo único que se pretende es ensanchar el coladero.
Thom Sank ya no se revuelve en su tumba. Debió de levantarse, sentarse y tomar la cabeza entre sus manos para llorar e implorar al todopoderoso que ayude a su pueblo que va a pique.
Tras esa costumbre del fraude lo siguiente es la avalancha hacia los puestos. Para eso, con el mismo sistema, los jóvenes acceden a los puestos de responsabilidad inmediatamente. La vía real es la política, la de la barriga. Así pues, se ponen bajo la protección de los «Mogo-Puissant» (dignatarios influyentes de la república, N. de T.) para ser sus punching balls. Es decir, se les utiliza en las peleas para el posicionamiento de los grandes.
Si observan a su alrededor verán a «estos jóvenes apoderados» agitarse para defender una u otra camarilla mediante algunos subsidios. Algunos hasta llegan a conseguir puestos en la administración pública o en el sector privado. Allí se les paga para que hagan como que trabajan, aduladores con las orejas abiertas de par en par.
La expresión favorita para introducir el tema sobre el «jefe» es: «fulano dijo que…» «parece que…», «es extraño que… «. Son verdaderas gangrenas, sembradores de confusiones. Pero no les diga que trabajan por poderes. Eso los pone fuera de sí; entonces salen las grandes palabras para afirmar que no trabajan para nadie, que sólo cuenta el interés general. ¡Qué miseria!!!
Otros han encontrado un medio más eficaz para hacerse valer. Se trata de la creación de asociaciones supuestamente apolíticas. Nada políticas y sin embargo florecen en las vísperas de las elecciones. Crecen como hongos y tienen por objeto poner trabas a los propios camaradas de partido. Otra idea, la más jugosa es declararse «amigo del Gran Sachem» (jefe de la tribu, N. de T.). Trabajan para su amigo y ese paraguas les permite colocarse mejor.
¡Cómo sufriría Thom Sank por todo eso, él, que siempre luchó contra el culto a la personalidad!
Kassim Kongo
La vergüenza
Del 4 de agosto de 1983 al 4 de agosto de 2007. Hace 24 años. Los patriotas progresistas sacaron a su país del anonimato declarando una revolución. Durante cuatro años las poblaciones voltaicas, que se habían convertido en Burkina Faso, emprendieron un proceso de transformación progresivo y progresista de todos los circuitos de la vida social. A largo plazo y como en todas las revoluciones que trastornaron y escribieron el destino del mundo como la francesa, la americana o la rusa, la revolución asumió para sí el destino del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Este arranque se hará trizas una tarde de octubre de 1987 cuando entre las 16:00 y las 16:30h. un comando abatió al líder carismático del movimiento que era Thomas Sankara. Allí ese día, a las 16:30, se enterró la revolución.
4 de agosto de 2007: el acontecimiento evoca al mismo tiempo la esperanza y la amargura, la alegría y la tristeza. Esperanza y alegría porque el 4 de agosto de 1983 abría un camino hacia un destino común hecho de sacrificios y combates, «los que viven son los que luchan».
Amargura y tristeza porque ese paréntesis de esperanza abierto se cierra de manera cruel e inhumana 4 años más tarde. Desde entonces esa amargura y esa tristeza se presentan como una señal de rendición impresa en los valores de un país y un pueblo: Burkina Faso y los burkineses.
Este estado de ánimo se extiende por toda África. Ya lo escribió Edem Kodjo: «Muerto Thomas Sankara, el continente se hunde más que nunca en una dolorosa perplejidad. África, cuya imagen no es la más gloriosa, que se arrastra en el concierto de las naciones con el platillo en la mano, que se representa como una menor perpetua incapaz de hacerse cargo de su propio destino, de sacar a la luz su creatividad y su positivismo, se ve desacreditada un poco más. Y sus golpeados hijos sólo experimentan un sentimiento: la vergüenza».
Después de haber asistido impotente a la deportación de sus brazos válidos durante la esclavitud, el pueblo de África enterró a sus valientes cachorros: Sankara y Marien N’Gouabi, se fueron. Los pueblos han aceptado que algunos de sus hijos movidos por el egoísmo se hayan llevado fuera sus cerebros. Lumumba, asesinado, y N’Krumah, también se fueron. Pero el tiempo les da la razón. Así les van las cosas a los africanos.
Como decía preocupado después del 15 de octubre un estudiante ruandés: «Adiós Sankara, tú ya no estás aquí, igual que otros. Tu partida me hace pensar. ¿Los africanos son conscientes de lo que hacen?»
(1) En la Conferencia Franco-Africana de 1991 celebrada en La Baule, François Mitterrand, entonces presidente de Francia, conminó a sus homólogos africanos a reformar sus regímenes en el sentido democrático y condicionó la continuidad de la cooperación francesa al cese de gobiernos de partido único y la apertura al multipartidismo y a la democracia, así como la erradicación de la corrupción. Leer más en: http://www.asodegue.org
(2) Asociación de diseñadores textiles de Burkina Faso que están divulgando una nueva moda de ropa basada en los tejidos y trajes tradicionales del país, que se está introduciendo en todo el mundo. La diseñadora más importante de este movimiento es Clara Lawson, que organiza desfiles y presentaciones por muchos países occidentales con eslóganes como «vestidos para la paz» o «por la lucha contra el sida».
(3) Grupo musical burkinés de soul y rap que apareció en la escena musical del país en el año 2000 y atrajo rápidamente la atención del público y los profesionales con su primer título Le sentier de la tragédie (la senda de la tragedia). El dúo propone una fusión de sonoridades musicales, estilos y sensibilidades del norte y el sur, asociando melodías suaves y ritmos de rap con inspiraciones profundamente africanas y textos comprometidos. Yeleen se convirtió rápidamente en el portavoz de la juventud a la búsqueda del bienestar social.
http://www.journalbendre.net
*Hien Jonas es el vicepresidente del comité de organización del 20 aniversario del 15 de octubre (asesinato del presidente Thomas Sankara), en Uagadugú, Burkina Faso, y colaborador habitual de Bendré, «semanario de información y reflexión de Burkina Faso».
*Kassim Congo también es un articulista habitual de la publicación Bendré.
*Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y la fuente.