Desde la publicación de su obra de teatro, Phantom Crescent, Comrade Shehu Sani ha recibido críticas de varios grupos religiosos, tanto cristianos como musulmanes, porque el libro denuncia la aplicación de la sharia en el norte de Nigeria de tal modo que puede provocar una crisis religiosa. Los cristianos de la región se han distanciado […]
Desde la publicación de su obra de teatro, Phantom Crescent, Comrade Shehu Sani ha recibido críticas de varios grupos religiosos, tanto cristianos como musulmanes, porque el libro denuncia la aplicación de la sharia en el norte de Nigeria de tal modo que puede provocar una crisis religiosa. Los cristianos de la región se han distanciado de la obra mientras que el Concerned Shari’a Forum ha llevado el caso hasta el tribunal islámico, pidiendo que se prohíba la difusión y la puesta en escena de la obra.
Shehu Sani, líder del Socialist Front y de la Northern Civil Rights Society Coalition, está acostumbrado a la polémica. Ha sido encarcelado en varias ocasiones por sus actividades en favor de los derechos humanos, incluso condenado a cadena perpetua durante la dictadura de Abacha. En esta entrevista, realizada por Sumaila Umaisha (para la edición del New Nigerian newspaper del 16/2/2008 ), expresa su determinación de luchar hasta que consiga difundir sus mensajes sobre la corrupción y la perversión de los líderes políticos y religiosos.
¿De qué trata el libro Phantom Crescent?
Es una obra de teatro. Anteriormente ya había escrito otras obras. En esta, mi intención era, simplemente, utilizar el escenario para sensibilizar al público sobre cómo podemos defender y preservar los derechos humanos más básicos. También quería enviar un mensaje a las autoridades y a la élite en general que, al buscar un empleo público mediante el proceso constitucional y declarar bajo juramento proteger y defender la constitución de la República Federal de Nigeria, están obligados a gobernar según los dictados de la constitución. Una de las diferencias fundamentales entre la dictadura y la democracia es que esta última se debe a las leyes y al respeto por los derechos humanos más básicos de los ciudadanos. En lugar de organizar uno de los cientos de seminarios, talleres o conferencias que se organizan cada año sin que tengan impacto en la vida de la gente (y muchas veces sin enviar un mensaje claro a los líderes políticos), como escritor, dramaturgo y activista creo que se puede utilizar el teatro para enviar un mensaje claro. El libro se ha convertido en polémico simplemente porque trata el tema de la aplicación de la sharia. Sólo los ignorantes que no lo han leído o aquellos que quieren utilizarlo para sus propósitos lo han hecho polémico. No escribí la obra para polemizar. En una democracia, cada uno puede expresar sus opiniones, y no puedes basarte en los dictados religiosos para deteriorar los derechos de alguien. Soy musulmán y no creo que tengamos líderes espirituales. Hay personas que se meten en política y compiten en las elecciones bajo un partido secular, imprimen sus carteles y hacen campaña prometiendo carreteras, agua potable, electricidad y una mejora general. Ahora bien, una vez elegidos olvidan las responsabilidades como representantes populares que han ganado unas elecciones y que tienen un acuerdo con la población. No hay que esconderse en la religión y en leyes opresoras para no cumplir con las obligaciones. Creo que son asuntos que debemos separar. Y mi obra trata de sensibilizar y pasar este mensaje. Quiero que la población se movilice por sus derechos, porque sólo así podremos defender nuestra democracia.
Creo que te llevaron a los tribunales, entre otras cosas, porque hablas de algunas personalidades, y salen nombres como Yerima.
Bueno, pedían que el tribunal de la Sharia prohibiera el libro. Pero cuando recurrimos en el mismo tribunal, el juez, en lugar de darnos la razón, alegó que no tenía jurisdicción para escuchar y juzgar el caso. Simplemente se lavó las manos. Sobre tu pregunta, el libro no habla de ninguna persona en concreto. Todos los personajes son ficticios: es un trabajo de ficción. Pero el mensaje es una realidad en nuestra sociedad. Como dice el proverbio hausa, cualquiera que vaya al mercado y lance improperios anónimos sabe a quién se está dirigiendo. No menciono nombres reales, pero hablo de los que están ultrajando la religión, utilizándola para su beneficio, robar el tesoro del estado o encubrir su fracaso en la entrega de los beneficios de la democracia. Utilizan la religión para despistar, todos estos son los que se sienten atacados. Si eres una persona religiosa que no explota, no oprime, no niega a la población sus derechos fundamentales, etc., entonces no tendrás ningún problema con Phantom Crescent.
Yerima en uno de los protagonistas principales de la obra. También es una parte del nombre de Ahmed Sani, el ex gobernador del estado de Zamfara, el primero en introducir la sharia en Nigeria…
Bueno, no sabía que el gobernador se llamara Yerima. Pero como hausa sé que «Yerima» es un título, aunque también se le puede dar a alguien como nombre. Y la persona que mencionas se llama Ahmed Sani, mientras que mi personaje sólo se llama Yerima. Así que si ahora Ahmed Sani dice que su nombre es Yerima, él mismo se está identificando. Mi obra refleja la realidad socioeconómica y política en esta parte del país. Si alguien se ofende, pues lo siento, no quiero ofender a nadie, sólo señalar y recordar a la población que debemos continuar luchando. Que no nos intimidan ni nos pararán. Un político no tiene por qué tener miedo si una obra literaria lo critica. Lo que importa es que cumpla lo que prometió. ¿Por qué nadie critica a Aminu Kano o Sardauna de Sokoto? En cada aniversario llegan cientos de miles de personas para celebrarlo y recordar lo mejor de ellos. Sencillamente porque se portaron bien. El general Olusegun Obasanjo, en el poder hasta el 2007, recibe todo tipo de insultos. Cuando gobernaba pensaba que tenían muchos afines, que lo apoyaban, que tenía todo el mundo a su lado. Cada vez que se movía, todos los políticos lo veneraban, incluso algunos periodistas. Pero al final salió la verdad. Hoy le llueven piedras por todos lados, incluso de aquellos que aparentemente le eran afines. Líderes como Kenneth Kaunda, Julius Nyerere, Augustina Neto o Kwame Nkuruma continúan siendo recordados. Es tu conducta en el cargo que hará que hablen de ti en el futuro…
Parece que la posición del tribunal sobre la prohibición del libro no está clara. ¿Está prohibido o no?
Como dije, el juez fue ambiguo en su decisión. El primer dictamen del tribunal nos obligaba a parar la distribución y la representación de la obra. Replicamos y el dictamen final fue muy ambiguo. Por lo que entiendo, intentó satisfacer a ambos lados. Cuando se le preguntó si el libro había sido prohibido o no, sencillamente permaneció en silencio, diciendo que no tenía jurisprudencia. Parece que no quería ofender a nadie. Así que los denunciantes apelaron pidiendo al tribunal que obligara al juez a continuar con el caso. Así que creo que estamos en este punto. Nuestros representantes legales también están ahí. Desde entonces he recibido apoyo y ofertas, tanto de dentro como de fuera de Nigeria. Quieren representar la obra en Londres, en París y en otros lados. Pero no me interesa que se vea allí, sencillamente quiero sensibilizar al público de donde soy. No quiero hacer negocio de ningún tipo. Escribí el libro para hablar a mi comunidad y enviar un mensaje claro, y es aquí donde debe interpretarse la obra.
Concretamente, ¿quiénes son los que te denunciaron?
Creo que son varias personas o grupos, reunidos bajo el Concerned Shari’a Forum. Dicen que mi libro puede producir una crisis, generar confusión y violencia y que es un insulto para la aplicación de la sharia. ¿Cuál es tu posición sobre la sharia?
Bueno, la sharia se aplica en muchos países como Kuwait, Arabia Saudí, Jordania, los Emiratos… En esos lugares hay riqueza, tiene buenas carreteras, electricidad, sus hijos pueden ir a buenos colegios, tienen una atención médica en condiciones. Pero en Nigeria la pobreza y la penuria nos sobrepasan. La población lo tiene muy difícil para salir adelante, escolarizar a los niños, pagar las facturas o simplemente vivir en condiciones. En esta sociedad existe un enorme contraste entre ricos y pobres. Y no porque los ricos trabajen duro: son ricos porque tiene acceso directo a las arcas del estado o están próximos a las personas que ostentan el poder. Por otro lado, la gran cantidad de pobres no tienen nada que llevarse a la boca. Hace unos tres años, seis jóvenes fueron a la prisión de Zaria con condenas de dos años. Junto a mi equipo legal los defendimos y conseguimos liberarlos. Estaban esperando la amputación de la mano. Uno de ellos había robado un saco de arroz, otro provisiones de te para su mujer embarazada. Otro había robado una bicicleta, otro una cabra y el último una oveja. Esto son el tipo de ladrones que atrae el interés de nuestros políticos y de los agentes de seguridad. En un país donde miles de millones de nairas desaparecen a manos de quienes ostentan el poder… Antes de aplicar cualquier ley en nuestra sociedad, que nuestros líderes corrijan estas desigualdades. En Arabia Saudí, si detienen y encarcelan a un hombre, el estado se hace cargo de su familia, y no tienen que pagar por algo que no han hecho. Pero vivimos en una sociedad donde esto no ocurre. En las 136 prisiones de Nigeria, el 80% de los presos están ahí por delitos relacionados con menos de 10.000 nairas. No podemos construir la casa por el tejado. Primero asegurémonos de que la población viva dignamente y después ya hablaremos de otras cosas.
¿La sharia debe suspenderse hasta que se resuelvan estos problemas?
Lo que digo es que no podemos tener leyes en una sociedad donde los propios líderes y gobernantes incumplen la ley. No podemos tener un tipo de ley para los pobres y otra para los ricos. Para que la implantación de la sharia sea efectiva, hay algunas cosas necesarias. Una es la educación. Los que están a favor y los que están en contra deben estar bien informados. En segundo lugar, deben hacerse grandes esfuerzos para solventar el problema de la pobreza. Por ejemplo, si el gobierno tiene dinero, dispone de dos opciones: resolver el problema del agua o resolver el problema de las enfermedades provocadas por la insalubridad. Si el agua es potable, resuelves las enfermedades provocadas por beber agua insalubre. Pero si permites que la gente beba de los charcos y después los tratas de las enfermedades que han desarrollado, estás perdiendo el tiempo. Así pues, debes resolver los problemas que empujan a la gente a delinquir, pues si te limitas a encarcelarlos no resuelves nada.
Este es el quinto libro que has publicado en un año. Has escrito sobre los asesinatos políticos en Nigeria, la violencia religiosa en el norte, una colección de poemas sobre la pobreza y una obra sobre la dictadura militar. Creo que lo tocas todo…
En realidad no es ni el 2% de lo que me gustaría escribir. Tengo escritos muchos libros y poco a poco voy sacándolos a la luz. Mi editor siempre me dice que iré a la cárcel, pero no me importa. Una vez empiezas, no puedes parar de escribir, debes continuar. Por ejemplo, desde que salió mi libro sobre los asesinatos políticos, ya han muerto más de 50 personas por esta razón. Así que debería actualizarlo. Incluso el que escribí sobre la violencia en el norte de Nigeria debería actualizarse. Nunca es suficiente, es algo que debes hacer constantemente. Además, cuando escribes un libro, en cierto modo vives para siempre. ¡Así que quien quiera ser inmortal debería escribir!
Aunque te interesan todos los géneros literarios, creo que no estás demasiado involucrado con las asociaciones de escritores como la ANA (Association of Nigerian Authors).
Bueno, s oy miembro de la ANA porque cualquiera que esté interesado en el progreso de la literatura debe implicarse en organizaciones de este tipo. La ANA es una organización muy importante, y su contribución al progreso nacional es algo que se le debería reconocer mucho más. En otros países del mundo, asociaciones como la ANA forman parte de la realidad sociocultural, donde aportan ideas sobre la sociedad y cómo debe avanzar el país. Así que estoy involucrado en las actividades de la ANA, aunque tiendo a querer más independencia a medida que me implico en organizaciones. Mi estilo no es para entretener o para leer cuando no tienes nada mejor que hacer. Quiero convencer a la sociedad para que participe en los cambios sociales, y en este proceso no quiero estar presionado por las decisiones de un grupo. Escribo para cambiar la sociedad y enfrentarme a la injusticia. Por ejemplo, si quiero escribir sobre el partido en el gobierno, el People’s Democratic Party, buscaré las opiniones de personas que estén en el grupo, porque es probable que algunos sean también miembros del partido. Pero no por eso voy a cortarme. Algunos escriben libros que proporcionan alegría y una atmósfera confortante y lujosa. Pero yo escribo para reflejar la situación real, para despertar conciencias.