El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, acaba de anunciar al diplomático americano Christopher Ross como enviado especial para el Sáhara Occidental, un puesto vacante desde el pasado més de Agosto a raiz de la falta de renovación del contrato del diplomatico holandés Peter Van Walsum después de que el Frente Polisario pidiese su […]
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, acaba de anunciar al diplomático americano Christopher Ross como enviado especial para el Sáhara Occidental, un puesto vacante desde el pasado més de Agosto a raiz de la falta de renovación del contrato del diplomatico holandés Peter Van Walsum después de que el Frente Polisario pidiese su destitución por su firme adhesión al plan de autonomía marroqui.
La retirada del enviado especial Peter Van Walsum y sus declaraciones tuvieron un efecto inesperado : Desvelaron la impotencia de las instancias internacionales ante el desprecio y la arrogancia de Francia y Estados Unidos que anteponen sus intereses económicos y geo-estratégicos a la justicia, alineándose a los caprichos de la monarquía alauita. Marruecos considera que cada concesión de Washington, Francia y España es una plataforma para una nueva escalada de la ilegalidad tolerada. Estos tres paises claves para la región, tan solicitadores de democracia, dignidad y derechos humanos en los diversos foros euroméditerraneos e internacionales, son el principal motivo que anima a las autoridades marroquíes a seguir desafiando la legalidad internacional.
La carta de despedida de Van Walsum publicada por EL PAIS constituyó una clara denuncia de la política estadounidense y francesa y condena la realidad existente sobre el terreno : 33 años de bloqueo, posturas demasiado alejadas, un Consejo de Seguridad que se limita a tomar nota del contenido de los informes del Secretario General y renovar el mandato de la MINURSO y un statu quo moralmente inadmisible para un conflicto que duró demasiado y que fué calificado por el propio Van Walsum, con toda franqueza, de injusticia cometida contra el pueblo saharaui. El cese de este diplomático holandés refleja el resultado de la colisión que se produce entre los dos vectores dominantes en el conflicto del Sahara Occidental: la Legalidad Internacional y la Realpolitik.
Fué la primera vez que un enviado especial rompía el silencio y señalaba con el dedo las dos instancias supremas de la comunidad internacional y condena su falta de voluntad para resolver este conflicto. Antes del holandés, el americano James Baker había renunciado después de constatar la negativa de Marruecos a poner en práctica su plan para el Sáhara, pese a que había sido aprobado por unanimidad por el Consejo de Seguridad.
La gira de Condoleeza Rice en la región y el rápido nombramiento de Christopher Ross como sucesor del diplomático holandés fueron las señales de una implicación directa de la administración americana y del Secretario General en persona, el cual confirmó en la rueda de prensa organizada el 07/10/2008 su «compromiso personal con la cuestión del Sáhara Occidental que es una de mis prioridades».
Ban Ki-moon, consciente del fracaso de sus tres predecesores, Javier Perez de Cuellar, Bouthrous Ghali y Koffi Annan, que finalizaron por adoptar las tesis marroquíes bajo presión americana y francesa, evitará de situarse en la misma longitud de onda limitándose a la búsqueda de una solución «mutuamente aceptable» ya que si Marruecos está protegido por sus aliados, el pueblo saharaui encuentra su mayor sostento en la legalidad internacional tantas veces pisoteada por el gobierno alauita. La reiteración por parte del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas de la necesidad de un arreglo consentido por las dos partes confirma claramente el fracaso e irrealismo de la propuesta de autonomía cuyo caracter caduco ha sido definitivamente establecido por las instancias internacionales y por la organización humanitaria Human Rights Watch.
En su discurso del 28 de febrero 2008, ante la IV Commission, Ban Ki-moon subrayaba que «si el papel de facilitador de las Naciones Unidas en el proceso de descolonización es uno de los momentos de orgullo para la historia de la ONU, este capítulo todavía no ha acabado» y la descolonización del Sáhara Occcidental sera motivo de orgullo personal para el responsable onusiense que estableció entre sus objetivos principales el de «Infundir nueva vida a una Secretaría a veces cansada e inyectarle una confianza renovada. El brillante diplomático sud-coreano esta condenado a hacer lo necesario para descolonizar el Sáhara Occidental de una vez por todas si encuentra el apoyo politico necesario para ello.
Ahora más que nunca, el asunto del Sáhara Occidental esta en manos de las Naciones Unidas y se encuentra entre dos opciones : o se soluciona sobre la base del principio de autodeterminación o sobre la base de un acuerdo negociado entre los protagonistas. Lo que no es posible es una solución sobre los dos principios a la vez. El Consejo de Seguridad no puede seguir siendo un sujeto pasivo y debiera hacerse respetar por las partes para establecer las bases de una paz definitiva en la región o asumir las graves consecuencias que pueden resultar a raiz del cansancio de las nuevas generaciones saharauis que no tienen la paciencia de sus antepasados y ven sus aspiraciones entorpecidas por un plan de paz cuyo único objetivo es el de realizar los sueños de grandeza marroquíes. Las generaciones que nacieron en los campamentos de refugiados, al no ver más horizontes que la Hamada (desierto argelino) podrían reaccionar de una forma violenta y están mas dispuestos a reanudar la guerra ya que consideran los dirigentes del Frente Polisario demasiado pacifistas y conciliadores con un invasor que no para de mostrar sus colmillos a la hora de hablar de los derechos del pueblo saharaui.
Si en estos momentos, con la entrada en escena del diplomático americano Christopher Ross soplan vientos nuevos, es porque a la élite gobernante en Marruecos se le han ido agotando sus cartas; porque el pueblo saharaui ha sabido resistir dignamente, una y otra vez, frente a todo tipo de humillaciones y penalidades, manteniendo su firme compromiso con la legalidad internacional, tejiendo una densa red de solidaridad entre todos los pueblos, llevando su causa a todos los rincones del mundo y defiendiendo en alto su sagrado derecho a la autodeterminación e independencia.
La ONU ha reiterado en numerosas ocasiones que el Sahara es un «conflicto de descolonización» y se debe respetar el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Si el enviado Ross parte de esta premisa, habrá seguido el sendero real y natural para restaurar la paz en el Maghreb.
Todos los representantes especiales para el S á hara Occidental nombrados por los sucesivos secretarios generales de Naciones Unidas han tirado la toalla al no llegar a resolver el conlicto m ás viejo de Africa. El ultimo de ellos, Van Walsum llegó a organizar cuatro rondas de negociaciones entre saharauis y marroquies en Manhasset antes de renunciar en agosto pasado.
A cuantas rondas en Manhasset o en otra parte y a cuantos enviados especiales tendremos que asistir todavia para ver un arreglo? Tendrá exito Ross ahi donde fracasó Van Walsum, James Baker y todos los que les precedieron? Todo dependera de la buena voluntad y disponibilidad de EE.UU. y Francia a apoyarle e imponer sus resoluciones.