Traducido para Rebelión por Caty R.
El presidente francés ha armado un buen alboroto al proponer una reestructuración de la región de los Grandes Lagos a favor de Ruanda y en detrimento de la República Democrática del Congo; los congoleños no han acogido la propuesta con entusiasmo precisamente.
En su mensaje de saludo al cuerpo diplomático, el presidente francés expuso un panorama general de las principales cuestiones internacionales. En el capítulo de África, y más especialmente de la región de los Grandes Lagos, Nicolas Sarkozy pronunció exactamente estas palabras: «En cuanto a la región de los Grandes Lagos, la violencia se ha desencadenado una vez más. La opción militar no aportará ninguna solución a los problemas de fondo que se plantean de forma recurrente desde hace diez años. Esa situación pone sobre la mesa la cuestión del futuro de Ruanda, con quien Francia ha recuperado el diálogo, un país con una demografía dinámica y poca superficie. La situación también plantea la cuestión de la República Democrática del Congo, un país con una superficie inmensa, y cuyas riquezas fronterizas están gestionadas por extranjeros. Está claro que en un momento u otro tiene que haber un diálogo que no sea simplemente un diálogo coyuntural, sino un diálogo estructural ¿Cómo, en esta región del mundo?: Repartiendo el espacio, repartiendo las riquezas y asumiendo que la geografía tiene sus leyes, que los países a veces cambian de dirección y que hay que aprender a vivir unos junto a otros».
El diario Le Monde, en su edición del 18 de enero de 2009, retoma ese discurso y profundiza en él para confirmar la existencia del plan de Sarkozy como una iniciativa de paz que el presidente piensa discutir con las autoridades de Kinshasa cuando visite el país, en el mes de marzo. Sarkozy propone «la explotación conjunta por parte de Ruanda y la RDC, de las riqueza de Kivu del Norte». El presidente de Francia va más lejos al proponer el «reparto» del espacio y de las «riquezas naturales» ¿Qué espacio hay que repartir? ¿Kivu? ¿Por qué? ¿Por qué únicamente las riquezas de Kivu? ¿Qué ofrece Ruanda a cambio de repartir con la RDC?
Si se arrastran estos asuntos es porque Ruanda siempre esgrime la cuestión de la seguridad. Sin embargo, el presidente francés no debe olvidar que la República Democrática del Congo está compuesta por más de 450 etnias que nunca han hecho la guerra. En cambio Ruanda, que sólo tiene DOS etnias, está en guerra desde hace decenios, vivió el genocidio de 1994 -en el que Francia intervino en la «Operación Turquesa»- y es quien ha exportado la rivalidad interétnica al Congo.
¿El plan de Sarkozy estará dirigido a redimir a Francia de sus relaciones con Ruanda? Ese es un asunto franco-ruandés que no concierne en absoluto a la RDC. Ese plan no puede servir de ajuste de cuentas. Todavía hay más, el presidente francés califica de «organización extranjera» a las instituciones y a los dirigentes de la RDC. Estas observaciones son como mínimo sorprendentes cuando se sabe que los «asesores occidentales» están en la base de dicha organización extranjera. ¿A quién sirven entonces todos los apoyos y estímulos de los embajadores franceses acreditados en la RDC? ¿Son una cortina de humo?
¿Otro «paso en falso de Sarkozy» después de Dakar? (el discurso del presidente francés en Dakar, en julio de 2007, que provocó un escándalo en África porque hablaba especialmente del «hombre africano que no había entrado en la historia»).
El hecho de que este plan se publique cuatro días antes de la toma de posesión de Barack Obama suscita interrogantes y no es gratuito. La RDC considera a Francia como un Estado «socio natural». Desde De Gaulle hasta Chirac, pasando por Giscard d’Estaing y Mitterrand, Francia siempre ha estado al lado de los oprimidos, y especialmente con la RDC, distinguiéndose por una cooperación dinámica y multisectorial. Si la Francia de Sarkozy quiere «cambiar» el mundo, no le corresponde transformar Kivu en Oriente Próximo.
Original en francés:
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Djamal Benmerad es un escritor que vive en Bruselas (Bélgica).