Los presidentes de Ghana, Senegal, Sudáfrica, Nigeria, Uganda, Argelia, Namibia y otros de países de África buscaron esta semana en Addis Abeba una estrategia para enfrentar la crisis financiera mundial y la difícil situación socioeconómica del continente. Contrariamente a la tradición, la Unión Africana (UA) empezó y cerró su cumbre de cuatro días con una […]
Los presidentes de Ghana, Senegal, Sudáfrica, Nigeria, Uganda, Argelia, Namibia y otros de países de África buscaron esta semana en Addis Abeba una estrategia para enfrentar la crisis financiera mundial y la difícil situación socioeconómica del continente.
Contrariamente a la tradición, la Unión Africana (UA) empezó y cerró su cumbre de cuatro días con una sesión a puerta cerrada, sin ceremonias oficiales, pero con una declaración que recoge los principales acuerdos.
Los 20 de los 53 países miembros que participaron en la cita debatieron con amplitud los temas de la cooperación en el transporte, la energía y las inversiones en el mal llamado Continente Negro.
Los gobernantes dedicaron gran parte de sus análisis a los problemas económicos internacionales y locales, con énfasis en cómo protegerse de la recesión que padecen la mayoría de estados europeos y Estados Unidos.
Los gobernantes también trataron de acercar posiciones en torno al tema del establecimiento de un gobierno continental que bajo el nombre de Estados Unidos de Africa (EUA) regiría la unidad política, económica y social del área.
Esta propuesta fue planteada en 1969 por Libia, pero los demás estados consideraron que las condiciones objetivas del Continente no estaban preparadas para tal empeño.
En un ambiente de cooperación, los jefes de Estado examinaron determinados planes de colaboración, sobre todo en el ámbito de la integración de los diferentes organismos regionales de integración, como la Nueva Alianza de Desarrollo de Africa (NEPAD) y la Conferencia de Cooperación y Coordinación para el Desarrollo de África Austral (SADEC), entre otros.
El cónclave efectuado en el Centro de Convenciones de Addis Abeba, también sirvió para la realización de reuniones bilaterales entre los gobernantes, entre ellas una con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
En la ocasión, Ban Ki-moon hizo un llamado a Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Rusia, Reino Unido y Japón, así como a la Unión y la Comisión Europeas para combatir la pobreza en el Cuerno de Africa, una de las zonas de mayor pobreza en el orbe.
En declaraciones a reporteros, el alto funcionario de la ONU dijo que trabajará con los miembros del organismo para mantener un buen rol de asistencia a Africa.
El encuentro abordó los pormenores de la creación de una zona de libre intercambio comercial, cuya entrada en vigor estaba fijada para diciembre del 2007.
Según explicación de los expertos, la misma tiene el objetivo de promover las inversiones privadas en Africa Central y el trueque y venta de mercaderías de los estados del área con preferencias especiales.
Un informe de 22 páginas sobre las consecuencias sociales y políticas del endeudamiento externo de Africa, atribuye a las políticas de ajuste ortodoxo «buena parte de la responsabilidad en la caída del nivel de vida de amplios sectores de la población».
Precisa que los problemas de empleo, vivienda, salud y educación se agravaron en la década pasada y sin salida, prácticamente, en los primeros años de esta década.
Subraya que los esfuerzos de la mayoría de los países han estado dirigidos a cumplir con una deuda que, pese a ello, no hizo sino aumentar.
En opinión de los especialistas, esto la limita al simple papel de proveedor de materias primas, cuyos precios son determinados por centros bursátiles de los países occidentales, los que succionan sus venas mediante el pago de servicios de una gigantesca deuda, calculada en más de 490 mil millones de dólares.
Todo esto sucede en una parte de este vasto continente de 30 millones 271 mil kilómetros cuadrados, que reúne a 11 de los 47 países más pobres del mundo y cuya esperanza de vida no pasa de los 39 años.