A medida que, durante la tarde del viernes, avanzaba lentamente el recuento de los votos en las elecciones sudafricanas la mayoría del Congreso Nacional Africano (ANC en sus siglas inglesas) iba aumentando. Al cierre de esta edición, con la mitad de los votos escrutados, ya llegaba al 65% y faltando por saber los resultados de […]
A medida que, durante la tarde del viernes, avanzaba lentamente el recuento de los votos en las elecciones sudafricanas la mayoría del Congreso Nacional Africano (ANC en sus siglas inglesas) iba aumentando. Al cierre de esta edición, con la mitad de los votos escrutados, ya llegaba al 65% y faltando por saber los resultados de muchas zonas rurales donde el ANC es especialmente fuerte.
Así pues, parece que la promesa de dar un golpe de timón al rumbo neoliberal que Thabo Mbeki imprimió la última década a los gobiernos del ANC ha surgido su efecto. Precisamente el Congreso del Pueblo (COPE) fundado por los seguidores de Mbeki el pasado diciembre es el gran perdedor de la contienda. Del 50% que se prometían entonces, las encuestas preelectorales les fueron rebajando a una horquilla de entre el 10 y el 20. Finalmente se han quedado con solo un ocho, lo que les permitirá tener el tercer grupo parlamentario.
Pero la jornada del miércoles también tuvo otro gran vencedor. La Alianza Democrática (DA en inglés) de Hellen Zille, representante de la minoría blanca consiguió rentabilizar el miedo y desprecio que las clases medias sienten por Zuma y creció un 50% hasta los 17 puntos. Casi el doble que el porcentaje de blancos en el país. Además Zille se aseguró virtualmente la presidencia de la provincia del Cabo Occidental -la segunda del país- al conseguir la mitad de los votos, rentabilizando así su gestión en la alcaldía de Ciudad del Cabo, capital de la provincia. Zille prometió, exultante, que «hoy es el Cabo, mañana será el país», proponiéndose a romper la mayoría del ANC para 2014.
Un objetivo que parece realmente imposible viendo los resultados de ayer -donde el ANC solo quedó unos pocos puntos por debajo de sus resultados de 2004- y después del pinchazo del COPE -la esperanza de crear una alternativa «negra» al partido gobernante- que a la hora de la verdad parece que se ha limitado a aunar los votos de otros partidos minoritarios que han sido expulsados del parlamento.
Cambio de rumbo?
La analista política Rhoda Khadalie enfatiza el fracaso del COPE para explicar la victoria de Zuma: «Mucha gente quiere pasar la página de la era Mbeki, y Zuma, con su estrecha alianza con los comunistas y los sindicatos representa esta esperanza».
Y está es precisamente la señal que el ANC ha estado dando durante toda la campaña. El mismo Trevor Manuel, todopoderoso ministro de economía de Mbeki y símbolo de sus políticas neoliberales se ha convertido a esta consigna. El domingo aseguraba a Il Manifesto que «ha llegado el tiempo de cambiar de políticas». Igual de optimista se muestra Zwenzilima Vavi, secretario general de la poderosa Confederación de Sindicatos Sudafricanos, ni contempla la posibilidad que el nuevo gobierno signifique un cambio de rumbo: «Va a haber un cambio, esto es seguro».
Además Vavi destaca la diferencia con 1994, cuando un plan inicial de corte keynesiano fue sustituido por otro mucho más liberal en 1996: «Con la actual crisis el neoliberalismo ha quedado desacreditado en todo el mundo, muchos gobiernos están cambiando sus políticas. Esto lo hace todo mucho más fácil».
De momento Zuma no ha querido hacer ningún avance de quien integrará su gobierno: «No haremos nada hasta la formación del parlamento. Cuando haya un nuevo gabinete el mundo lo verá»
Lula de África
El programa electoral del ANC incluía reducir la pobreza, educación y sanidad de calidad, trabajo, vivienda, reforma agraria y combatir el crimen. Una lista muy larga para un país que tiene unas previsiones de crecimiento económico de un 1% para el próximo año. Como lo hará Zuma para cumplir todo esto nadie lo sabe. Aunque Manuel aseguraba que precisamente «la vía para salir de la crisis es invertir en servicios sociales y en reducir la pobreza para crear mercado interno», el mismo mecanismo que, según él, «está aplicando Lula en Brasil», un ejemplo del que «Sudáfrica tienen mucho que aprender».
Está por ver si Zuma se convierte en el Lula de África. Al menos esto se opina desde los movimientos sociales. Patrick Bond, profesor de la Universidad de KwaZulu-Natal y uno de los intelectuales de izquierda más reconocidos, recuerda burlón «los viajes de Zuma a Estados Unidos para garantizar estabilidad económica.» También Theresa Yates, directora de Nkusi, una ONG que trabaja en favor de la reforma agraria, opina que la eterna promesa incumplida desde 1994 continuará igual: «Zuma es como Mbeki, y, de hecho, como el partido comunista o los sindicatos, todo ha sido una pelea por los cargos.»
Despiece
El conflicto de los dos tercios
Durante toda la campaña el ANC ha pedido a los electores que le permitan revalidar la mayoría parlamentaria de los «dos tercios». Pero en realidad en Sudáfrica basta con una mayoría absoluta para gobernar con absoluta libertad, los dos tercios son los que permitirian al ANC modificar la constitución a su antojo. Una posibilidad que sirve a la oposición para denunciar el «peligro autoritario» que representa Zuma.
Por su parte, Zuma, ha prometido no tocar la carta magna, pero entonces, para que quiere está amplia mayoría? Pallo Jordan, de la dirección del ANC, ha acusado sus adversarios de «obsesionarse» con esta cifra y ha explicado que para su partido solo es un dato simbólico.