Rebelión publica esta entrevista por el interés que tiene el testimonio de un militar del Ejército español que vivió los últimos momentos de la presencia de España en el Sáhara, hoy coronel retirado, entones capitán del Ejército, que hoy defiende explícitamente el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Rebelión, por su parte, no coincide siempre con la perspectiva de análisis y con todas las tesis defendidas por el entrevistado.
Coronel de Infantería, diplomado de Estado Mayor, en situación de retirado, Alfonso García de Paadín Ahumada es conocedor de primera mano del Sáhara occidental en donde estuvo destacado en diferentes ocasiones con las Unidades paracaidistas, hasta el último momento en que las tropas españolas allí destinadas, tuvieron que abandonar el territorio, obedeciendo las órdenes dimanantes del poder civil, en aquellas fechas bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro
Cuando tiene lugar la Marcha Verde, a la Bandera Paracaidista se le encomienda, en la reserva que se organiza, la defensa en última instancia de El Aaiún, de la que formó parte al mando de su Compañía de Plana Mayor. Alfonso García de Paadín y Ahumada participó en el reconocimiento de los campamentos de la Marcha Verde desde helicóptero, a muy baja altura, pudiendo apreciar en detalle su organización.
El Coronel García de Paadín, tras su permanencia durante veinte años en la Brigada Paracaidista y con posterioridad, en el Estado Mayor del Ejército, fue elegido para abrir la primera Agregaduría de Defensa de España en China, puesto en el que permanecería cuatro años. Actualmente es Presidente de ACEC (Asociación para la Cooperación entre España y China) y director y profesor de Geografía e Historia de un curso sobre ese país en la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Permítame preguntarle en primer lugar por su vinculación con el Sáhara. Creo que usted estuvo destacado en varios momentos en ese territorio con la bandera paracaidista a la que pertenecía. ¿Es así?
Efectivamente. Las Banderas Paracaidistas teníamos nuestra Base en Alcalá de Henares, pero rotábamos en unos destacamentos de un año en Canarias, en Las Palmas y otro en el Sáhara, en El Aaiún. Ello me permitiría conocer, en cuatro períodos distintos, la práctica totalidad del territorio, ya que no nos limitábamos a estar de guarnición en El Aaiún, sino que con frecuencia realizábamos lanzamientos en el interior y ejercicios y maniobras solos o participando conjuntamente con La Legión y las otras Unidades allí establecidas.
¿En qué momento se inició la presencia de España en el Sahara? ¿Qué razones motivaron la presencia española en ese territorio norteafricano?
A finales del siglo XIX, se produce la primera presencia por parte de España, de carácter comercial, en la costa occidental africana, con la instalación en Villa Cisneros de una factoría pesquera, que después de algunas vicisitudes, sería oficialmente respaldada por una Real Orden de 26 de Mayo de 1885, que establecía la ocupación de la plaza de forma permanente, por una guarnición de 25 hombres. En 1887 y como consecuencia de un Decreto de la Presidencia del Consejo, dispuso que los territorios de la costa sahariana comprendidos entre la bahía al oeste del cabo Blanco y el de Bojador, quedaran incorporados a la Capitanía General de Canarias; decisión oportuna, toda vez que la desaparición de nuestras posesiones en Asia y América en 1898, llevó consigo la supresión del Ministerio de Ultramar.
¿Podría usted dar cuenta brevemente de los momentos más decisivos en este largo periodo de presencia española en el Sáhara?
Estimo que fueron muchos y por ello, no sería fácil por razones de espacio, referirme a todos. Pero destacaría de aquella primera época, el papel que jugaron los aeródromos de Cabo Juby y Villa Cisneros en el desarrollo de la aviación comercial, no ya española, sino también francesa, que los utilizaba en sus rutas desde Dakar a Latinoamérica en la que luego sería Air France.
No obstante, toda esta primera mitad del siglo XX, discurriría en lo que al Sáhara se refiere, en condiciones de abandono del Gobierno, acentuado con nuestra Guerra Civil; hasta que en 1941, se creara la figura del Gobernador del África Occidental española y una Dirección General de Marruecos y colonias, que supondrían un notable cambio de actitud e intenciones hacia la zona. Que se había ampliado con la ocupación por Bens de Cabo Juby y la posterior de La Aguera, con la que España había hecho efectiva su presencia en el límite Sur de la frontera del territorio, que nos había sido asignado por el Convenio de 1912.
Pero sería tras nuestra Guerra Civil y sobre todo en la década de los sesenta, con el descubrimiento de los fosfatos de Bu Craa, cuando el Sáhara español despertaría un hasta entonces inusitado interés internacional, a la par de gozar de un importante desarrollo de sus principales poblaciones.
Hablamos más tarde de los fosfatos, si le parece. Después del fallecimiento del sultán Mohammed V, tomó su relevo el príncipe Hassan II. ¿Qué significó ese cambio en la geopolítica del norte de África?
En Febrero de 1961, fallecería el Sultán Mohammed V, sucediéndole en el trono su hijo, el príncipe heredero Muley Hassan II, que edificaría una monarquía constitucional y democrática, sin que eso supusiera una pérdida de los derechos divinos que tradicionalmente asistían a los monarcas en sus funciones.
A los pocos días, las bandas armadas que recibían apoyo logístico del Ejército Real, se aproximaron a la frontera española, anunciándose que en breve plazo se desarrollaría una ofensiva sobre el Sáhara español. Y efectivamente, el 11 de Marzo y aunque el incidente no se pueda calificar como una invasión, se produjo la primera agresión de las bandas, cuando fueron apresados por una patrulla uniformada que portaba las insignias de las FAR, varios técnicos norteamericanos de la «Unión Oil Company», que realizaban estudios geológicos, cerca de la frontera al NE. de Hagunía. Los técnicos (además de los americanos, dos canadienses, un francés y cinco españoles), fueron tratados con dureza durante su secuestro.
El incidente se zanjaría con una operación concebida por Hassan II, devolviendo en Rabat a los secuestrados «apresados por supuestas bandas armadas» y aprovechando el Monarca para reiterar, que el incidente se había producido «en territorio de Marruecos, todavía bajo control extranjero
¿Puede describirnos cómo era la vida de la población europea en El Aaiún, Villa Cisneros, Smara y en los restantes puestos del interior? ¿Cómo era la vida de la población autóctona?
En general, el período de la década de los sesenta, correspondería a unos años de paz y de gran laboriosidad, pese a las reiteradas dudas que se cernían sobre el futuro del Sáhara. El desarrollo del territorio era innegable y el progreso económico conseguido en ese tiempo, puede considerarse como espectacular. Se construyeron viviendas, puertos, aeródromos, pistas y carreteras, apertura y captación de nuevos puntos de aguada y la inauguración de nuevos centros escolares y sanitarios, que vinieron a mejorar sensiblemente la calidad de vida del pueblo saharaui y lógicamente, la de los europeos allí destinados. A ello había que unir las prospecciones mineras y petrolíferas que hicieron que el Sáhara, se pusiera de moda, despertando incluso un interés internacional del que hasta entonces había carecido.
En cuanto a la vida de la población española, era muy agradable en las dos grandes poblaciones de la costa, El Aaiún y Villa Cisneros y sensiblemente más dura en los puestos del interior, fundamentalmente por razón de la climatología. Recuerdo que en un lanzamiento paracaidista en Mahbes, en la frontera con Argelia, pese a lo temprano de la hora, ya se superaban los 40º. Población que en esos dos núcleos y aun siendo mayoritariamente militar, había también un elevado número de civiles pertenecientes a la Administración o a las Empresas; en cambio en el interior, era casi exclusivamente militar, si bien acompañados en muchos casos por las familias de los allí destinados.
Y referente a la autóctona, los saharauis, baste decir que en esa década de los sesenta, alcanzaron una de las mayores renta per cápita de toda África, disfrutando de colegios, hospitales y el resto de los servicios que la Administración española puso a su disposición; además de unas muy importantes prestaciones económicas por desempleo.
¿Qué significó el descubrimiento de los fosfatos de Bu Craá a los que hacía referencia anteriormente? ¿Qué empresas explotaron esos yacimientos?
Los estudios geológicos en busca de yacimientos en el Sáhara, habían comenzado en 1942, denunciando el profesor Alia Medina, la probable presencia de fosfatos, para lo que elaboraría en 1949, el que sería el primer mapa geológico del conjunto del Sáhara. Estos trabajos se verían completados con la publicación en 1958 por el Instituto Geológico y Minero de España de otro mapa, que serviría de base para las investigaciones petrolíferas realizadas entre 1960 y 1963.
Pero sería en 1962 cuando un grupo de ingenieros de la empresa ADARO, dependiente del INI, constatan la presencia de un rico yacimiento de fosfatos en la zona de Bu Craá, a unos 100 km. de la costa y de El Aaiún. La importancia del descubrimiento, hizo que se creara la Empresa Nacional Minera del Sáhara, ENMINSA, que efectuaría un detallado estudio de toda la zona, confirmando en seis campañas hasta 1965, la gran continuidad y extensión de las capas de fosfatos. Posteriores campañas, confirmarían la bondad del yacimiento, delimitándose la explotación en una extensión de 84 km. de longitud, de 2,5 a 3 km. de anchura y un grosor medio de 5 metros de espesor, cubicándose en el mismo, unos 1500 millones de toneladas; las mayores del mundo y de mineral explotable a cielo abierto, lo que facilitaba extraordinariamente su extracción. Las capas estaban dispuestas en mantas de apatito, el mineral protector del fosfato, con una pureza ene torno al 80%.
A continuación se acometería la puesta en marcha de la explotación del yacimiento, con en principio unas miras de producción de diez millones de toneladas al año. Tras barajar y desestimar distintos proyectos, que contemplaban un ferrocarril que trasladara el mineral a la costa para su embarque en el puerto que se construiría al efecto, el arranque de la explotación se haría con una moderna excavadora, una gigantesca dragalina, de más de 2000 toneladas, que rompía la costra superficial, cargándose el apatito que era transportado en grandes camiones a una planta de trituración y en donde el fosfato era limpiado de impurezas. Posteriormente, era evacuado a través de una cinta transportadora de unos 100 km. de longitud, a la playa a un pequeño pantalán; comenzándose a explotar en 1973, en el que se embarcarían 655.000 toneladas, hasta alcanzar la cantidad en 1975 de 2,7 millones.
Pero tengo entendido que la explotación se desarrolló de forma altamente problemática…
Realmente, así fue. La explotación se desarrolló desde el principio de forma muy problemática, tanto a nivel internacional, como interna. El fosfato, en muchos aspectos un bien tan codiciado como el petróleo, tenía en los EEUU. a su principal productor, que no debió ver con muy buenos ojos la inesperada aparición de un competidor. En cuanto a los internos, se derivaban de la dificultad de proteger especialmente de noche, una cinta de esa de longitud, abierta a los ataques de las bandas del Polisario, que ya proliferaban por la zona. Así, una mina colocada el 18 de Octubre de 1975, destrozaría uno de los tramos, paralizando el transporte, que ya no se reanudaría por ese sistema de la cinta, siendo sustituido por camiones, que trasladaban por carretera el mineral a la costa.
De cualquier forma, hay que señalar que el complejo costó unos 55.000 millones de pesetas y que la tonelada de fosfatos se pagaba en aquella época en torno a los 80 dólares; si se tiene en cuenta que se estaba capacitado para extraer 10 millones de Tm. al año, es fácil llegar a la conclusión, de que no se hizo «muy buen negocio» con el tema, ya que no es probable que Marruecos nos compensara y menos aún, nos siga compensando, por esas pérdidas.
Sin embargo, no todo fue negativo en la aventura minera que supusieron los fosfatos de BU CRAA, siendo el secretismo que impuso el Gobierno a la explotación, la causa de que la opinión pública no conociera el alcance del proyecto, ni la potencial capacidad que suponía su irrupción en el mercado internacional de fertilizantes y detergentes. Pero España demostraría su capacidad para el desarrollo y la puesta en marcha de grandes proyectos industriales en condiciones muy difíciles y eso sí tuvo un eco y una resonancia mundial. A destacar los trabajos técnicos para el montaje de la cinta, como el embarcadero del mineral, una muy hábil obra de ingeniería, que penetraba en el mar 3.100 metros, para que en la bajamar se contara con 18 metros para el atraque de buques de hasta cien mil toneladas; la planta de preparación del mineral, en un complicado proceso que proporcionaba un magnífico fosfato; la desalinizadora, los módulos de recepción, la central eléctrica y un conjunto de modernas obras, que causaron la admiración de los técnicos extranjeros que las visitaban.
Por si fuera poco, a ello habría que añadir el modelo de acción social que realizó la Empresa – que cambiaría su nombre en 1969 por el de FOSBUCRAA – construyendo viviendas, escuelas, guarderías, dispensarios médicos, zonas de esparcimiento y recreo e incluso facilitando las concentraciones religiosas con iglesias y mezquitas; todo lo cual suponía un añadido para la admiración que el yacimiento despertaba. Pero el deterioro de la situación política, los ataques del Polisario y las cada día mayores dudas sobre el futuro del Territorio, terminaron con estas ilusiones, motivando el cese de la producción, que no se reanudaría hasta 1982. En 1991, otra vez en explotación, se alcanzaría al parecer, una cifra de 1,5 millones de toneladas.
Se habla de las controversias jurídicas con Marruecos. ¿Qué controversias fueron esas? Por otra parte, ¿qué señalaba la carta de las Naciones Unidas sobre los territorios No Autónomos?
La cuestión del Sáhara había tomado un nuevo rumbo en el otoño de 1960, al admitir España algunas controversias jurídicas con Marruecos, que tiempos atrás se había resistido a aceptar y que abrieron las puertas a una internacionalización del tema. Marruecos entonces, planea llevar el conflicto a los foros de la ONU, para bilaterizarlo con posterioridad; entrando nuestro Gobierno en ese juego, en la creencia que las buenas relaciones que tradicionalmente manteníamos con el país vecino, nos iban a proporcionar al menos un «colchón» de tiempo, para otras decisiones más apoyadas.
No sería así, ya que un contratiempo, nos iba a alertar de lo peligrosa de nuestra situación en las Naciones Unidas, cuando los delegados soviético y búlgaro, que formaban parte de la IV Comisión que estudiaba la Carta de los Territorios No Autónomos, declararon que en el caso de España, debía aplicarse tal condición a los territorios de Ifni, Sáhara, Fernando Poo, Río Muni y las Islas Canarias.
Con posterioridad, el 6 de Julio de 1963, Franco y Hassan II se encontrarían en Barajas y aunque nada trascendió de lo hablado en esa reunión, con el que se llamó espíritu de Barajas, se iba a iniciar una nueva fase en las relaciones con Marruecos, que se iba a traducir durante unos años, en una tolerante congruencia del reino alauita con las tesis españolas sobre los territorios africanos.
Nada trascendió de esa reunión, dice usted. Pero ¿se ha sabido algo posteriormente? ¿Tiene usted alguna conjetura sobre las temáticas de las que pudieron hablar?
Como es sabido, todo lo relacionado con el Sáhara español, estuvo siempre envuelto en un secretismo, por otro lado difícil de justificar. Por ello y si le soy sincero, le confesaré que yo que estaba en esa época en El Aaiún, como Teniente de la I Bandera Paracaidistas, no me enteré de ese encuentro (los periódicos nos llegaban con un par de días de atraso). Pero es que tampoco fue un tema que se comentara entre nosotros.
Y buceando en archivos y la abundante bibliografía que hay sobre nuestra presencia en Ifni y Sáhara, no he encontrado nada sobre esa reunión, aparte de la nota oficial del Gobierno. No obstante, yo creo que Franco gozaba, no sé si de un gran prestigio, pero pienso que sí de respeto en Marruecos y que se pondría de manifiesto en la entrevista entre un joven monarca, Hassan II y quien, aunque solo fuera por su edad y experiencia, se supone debía dirigir como se desarrollara el encuentro.
Y de hecho, lo cierto es que tras esa reunión, hubo un largo período, en el que Marruecos pareció aceptar las tesis españolas sobre nuestros derechos, tanto en el norte, como en el propio Sáhara.
¿Cuándo se constituyó el Frente POLISARIO? ¿Cuáles fueron sus primeras acciones?
Con el beneplácito de Marruecos, que venía apoyando desde 1971 en la Universidad de Rabat, a un grupo de estudiantes saharauis, liderados por El Uali uld Mustafá Sabed, nace el 10 de Mayo de 1973, el POLISARIO -Frente Popular de Liberación de la Saguia el Hamra y Río de Oro- que cuenta con el apoyo económico del Gobierno del Coronel Gadafi y la tolerancia argelina, que se plasma en la libre circulación por el país. Con dos ramas, una política, que comprende a su vez dos áreas, la informativa y la diplomática, encargada esta de divulgar por las Cancillerías europeas y africanas sus postulados y otra militar, que actúa de inmediato el 20 de Mayo, en la que sería su primera acción armada contra España, suponiendo el inicio de una escalada en el conflicto, que iba a constituir en adelante, una seria dificultad en el proceso de descolonización del Sáhara. Así en el 74, el Frente POLISARIO extendería su agresividad a otros puntos del territorio, causando las primeras víctimas, que una vez mas, tratan de silenciar las autoridades españolas.
También y con objeto de ralentizar de alguna forma su auge y popularidad entre la población, se creó en Noviembre el PUNS, Partido de Unificación Nacional Saharaui, entre cuyas características destacaban el mayor protagonismo de la mujer, la explotación de los recursos propios, el rechazo a la intervención extranjera y el acceso a la independencia, pero manteniendo la amistad y las relaciones con España.
¿Y quien creó entonces el PUNS? ¿España? ¿Cuáles fueron sus apoyos económicos?
Sí; pienso que tanto en la creación del PUNS, como en la anterior de la Asamblea General del Sáhara, La Yemmá, tuvo una importante participación España. Más si cabe, en esta última, que se crearía en 1967, integrada por los chiujs más conocidos del territorio, muchos de ellos, pertenecientes a la tribu Erguibat; pero que en ningún momento representaron los verdaderos intereses del pueblo saharaui.
La elección de los miembros de la Yemaa o Asamblea General, no fue acertada, ya que los nombramientos recayeron sobre los viejos jefes, que desde hacía tiempo, venían recibiendo de la Administración española, regalos y dádivas desorbitados, que repartían entre sus familiares, perdiendo con ello credibilidad ante el pueblo.
El PUNS, al tratarse de jóvenes que de alguna forma veían con simpatía la ligazón con nuestro país, despertó en principio unas esperanzas, que pronto resultarían fallidas al desertar la mayoría de sus miembros, para incorporarse al POLISARIO.
En cuanto al principal apoyo económico para unos y otros, pienso que le llegaba del Gobierno español.
España propuso un referéndum en el territorio bajo los auspicios y las garantías de las Naciones Unidas. ¿Por qué no llegó a celebrarse finalmente?
El 20 de Agosto de 1974, España informó a Marruecos y a la ONU, la decisión de celebrar un referéndum, bajo las garantías de las Naciones Unidas, dentro del primer semestre de 1975. Hassan no quiere desaprovechar la oportunidad y acepta la propuesta española, siempre y cuando se realizara bajo control de la ONU, previo regreso de los refugiados y tras la salida de las tropas españolas del territorio. Por su parte Piniés, intenta reunir al Comité de los 24, para que se estudie la cuestión saharaui a la luz del nuevo planteamiento, sin conseguirlo; acudiendo entonces a Waldheim para comunicarle que España ha puesto en marcha el proceso de autodeterminación del Sáhara, de acuerdo con la Resolución de la Asamblea General, para que la ONU actúe en consecuencia. El Rey de Marruecos reacciona con el fin de paralizar el inminente plebiscito, anunciando en una conferencia de prensa, que va a llevar el tema del Sáhara al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, toda vez que «España considera el Sáhara como res nullius, es decir, un territorio sin dueño y Marruecos opina lo contrario.
Para poder llevar a cabo ese Referéndum, el Servicio de Registro de Población, Censo y Estadística del Gobierno General del Sahara, con la ayuda de personal técnico preparado y oficiales con conocimiento de hassania y de las tribus del territorio, llevó a cabo el Censo oficial del Sáhara de 1974, que por su rigurosidad y la forma en la que se realizó, goza de una gran credibilidad, no solo entre la población saharaui, sino incluso a nivel internacional. Pero los acontecimientos se precipitaron, sin que se pudiera llevar a cabo el Referéndum.
Pero, ¿qué impidió concretamente que pudiera celebrarse durante el primer semestre de 1975 como estaba anunciado?
Hubo una visita de una Delegación de la ONU, que tras entrevistarse además de con las autoridades españolas, con representantes de los partidos políticos saharauis, estudiantes y otros estamentos del pueblo, debió informar negativamente en el sentido de que no se daban las condiciones para realizar ese referéndum, ya que a partir de esa visita, las Naciones Unidas, no solo dejaron de presionar a España para que lo efectuara, sino que comenzaron a poner una serie de trabas, haciéndole de paso «el caldo» a Marruecos, que como se ha dicho, se oponía si no se atendían su peticiones al respecto.
Usted mandaba una compañía paracaidista cuando se inició la Marcha Verde marroquí. ¿Por qué cree que se produjo esa marcha? ¿Cuáles eran sus finalidades básicas?
El 16 de Octubre de 1975, el Tribunal hizo público su dictamen, en el que después de referirse a los principios generales descolonizadores y los específicos del caso del Sáhara Occidental, pasaba a responder a las dos preguntas que le había formulado la Asamblea General.
La primera respuesta, no nos era muy favorable, ya que su dictamen fue que en el momento de la colonización española, que identificaba con el período a partir de 1884, el Sáhara Occidental no era un territorio sin dueño, res nulluis, ya que las poblaciones que lo habitaban, aunque nómadas, estaban social y políticamente organizadas en tribus, bajo la autoridad de jefes capacitados para representarlas; de hecho España, al justificar su presencia, había alegado unos acuerdos concluidos con dichos jefes de las tribus locales. En cuanto a la segunda, después de estudiar los actos presentados por Marruecos, como el nombramiento de caídes o la percepción de tributos, con los que pretendía probar una soberanía histórica sobre el territorio, el Tribunal llegaba a la conclusión, de que tales actos no establecían ningún vínculo de soberanía territorial entre Marruecos y el Sáhara; aunque sí, uno jurídico de vasallaje entre el Sultán y algunas de las tribus. Referente a los que pudieran existir con Mauritania, dictaminaría que en aquel momento, no existían ni de soberanía, ni vasallaje, pero que las tribus nómadas de dicho país, sí poseían ciertos derechos de utilizar pastos y pozos en el Sáhara Occidental.
El Tribunal formuló como conclusión esencial y final de su dictamen, que no se había apreciado la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial, ni jurídica entre el Sáhara Occidental y el Reino de Marruecos y Mauritania. Por tanto, se mantenía la resolución en cuanto a la descolonización del territorio y en particular, la aplicación del principio de autodeterminación, mediante la libre expresión de la voluntad del pueblo saharaui.
Perdone que le interrumpa. ¿No es extraño que el gobierno español defendiera el principio de autodeterminación del pueblo saharaui? Si me permite, en general, los gobiernos españoles no eran muy dados a defender ese principio.
Bueno, ese principio en el caso del Sáhara, le venía un poco impuesto por las Naciones Unidas; pero además, supongo que el Gobierno creía que de realizarse, le iba a ser favorable, ya que era impensable en aquellos momentos, cualquier rechazo a nuestra presencia por parte del pueblo saharaui, que solo tenía motivos de agradecimiento hacia la Administración española. Hay que haber estado allí, en aquellos años, para darse cuenta de cómo vivía ese pueblo, del trato que recibía por parte de los españoles y de las consideraciones de todo tipo que se tenía con ellos; sobre todo, si se compara con el de otras potencias colonizadoras, en ese mismo continente africano.
Prosigamos si le parece con la Marcha Verde…
No fue aquella la interpretación que del dictamen haría Hassan II, que una hora más tarde, a las 18.30, se dirigió en un mensaje al pueblo marroquí, que daría la vuelta al mundo, para comunicarles su opinión de que el Tribunal de la Haya, se había mostrado de acuerdo con las tesis marroquíes, ya que según su criterio, no existía diferencia entre los lazos de soberanía y de vasallaje de las tribus saharauis al reino de Marruecos, haciendo hincapié en la importancia que este concepto de vasallaje, tiene en el derecho internacional musulmán. Como estaba previsto que ocurriera, el mensaje enardeció al pueblo y el Monarca abordaría a continuación el verdadero objetivo de su discurso, cual era la realización de una «marcha pacífica», que anunciaría de la siguiente forma:
«Querido pueblo: Nuestros derechos han prevalecido de la manera más resplandeciente y evidente. No nos resta más que recuperar nuestro Sáhara, cuyas puertas se nos han abierto legalmente, con la realización de una marcha pacífica, compuesta por 350.000 personas desarmadas, que penetrarán en las tierras del Sur, bajo cantos coránicos».
En la mañana del día 21, Solís, Ministro Secretario General del Movimiento, se trasladaría en un Mystere a Marrakech, con un mensaje del Gobierno español para el Monarca. Solís, que presumía de mantener una muy buena relación con Hassan, iniciaría la entrevista con una frase que encabezaría los rotativos españoles, «De cordobés a cordobés» y que fue considerada por los medios de comunicación, como «muy amistosa». Y efectivamente, al parecer en las dos entrevistas, el Rey se mostró en términos muy cordiales, manifestándole al Ministro, que la marcha pacífica – que había sido rebautizada como «Verde» – no debía interpretarse como un gesto hostil a España, sino la culminación de los derechos que asistían al pueblo marroquí sobre el territorio. No obstante y como una de ellas tuvo carácter privado y secreto, no sabemos, si además de la entrega del mensaje, Solís tenía en su mano la posibilidad de alguna negociación que cancelara la Marcha. Que como se sabe, no se suspendería; por el contrario, fue un éxito de convocatoria, como solo los países árabes son capaces de lograr, teniendo previsto atravesar la frontera española por 35 puntos, en núcleos de diez mil personas.
Por su parte España y ante la posibilidad de que esa invasión no fuera tan pacífica como se decía o degenerara en un conflicto armado, se aprestó para la defensa del territorio, escalonando, como es preceptivo, las fuerzas en profundidad, en sucesivas líneas, que terminaban en una reserva, que tenía a su cargo la defensa en última instancia de El Aaiún Y hay que decir que para ello y a diferencia de la guerra Ifni-Sáhara de 1957, en el que nuestro ejército, con muy pocos efectivos, había sido virtualmente sorprendido, por el ataque de las bandas armadas, ahora, en 1975, se habían tomado una serie de acertadas previsiones y medidas, que hacían que los efectivos concentrados y el despliegue realizado tuviera un alto grado de eficacia. Para ello se contaba además de con las tropas basadas permanentemente en el territorio (entre las que destacaban los dos Tercios Saharianos de la Legión, el III y IV, Don Juan de Austria y Alejandro Farnesio), con importantes refuerzos llegados de la Península, como lo suponían la Unidad de Helicópteros, el Batallón de Carros M-48, el Grupo Autopropulsado XII de artillería de la División Acorazada Brunete, con el más moderno material recientemente adquirido a EEUU, una Bandera Paracaidista, que vino a sumarse a la que ya estábamos allí en las anuales rotaciones de la BRIPAC y otras fuerzas expedicionarias de los Regimientos de Infantería Tenerife 49 y Canarias 50.
Tropas, por lo demás, que no eran tropas cualesquiera…
Verdaderamente dichas tropas, junto con algunas otras que también podrían incluirse en esta calificación, constituían la flor y nata de nuestro Ejército; que además habría contado, en caso de necesitarlo, del apoyo naval que le habría proporcionado los destructores y fragatas de nuestra Escuadra, trasladados a Canarias y aéreo, desde la base de Gando. Y sobre todo, se trataba de unos efectivos, jefes, oficiales, suboficiales y tropa, excepcionalmente bien instruidos, forjados en esa permanente Escuela de Mando que era el Sáhara y con una altísima moral, convencidos como estaban de estar defendiendo un trozo de España. Moral que se acrecentaría, con la visita que realizara a El Aaiún, el domingo 2 de Noviembre, el Príncipe Don Juan Carlos, que había asumido por la enfermedad de Franco, la Jefatura del Estado. Don Juan Carlos, siempre al lado de las Fuerzas Armadas, con los que había compartido varios años de su formación militar, nos tranquilizó a un grupo de unos 500 oficiales y suboficiales en el Centro Cultural de El Aaiún, disipando las únicas dudas y preocupación que teníamos, asegurándonos que, «pasara lo que pasara, nuestro Ejército conservaría intacto su prestigio y su honor». Y así entendimos que ocurrió.
Más en concreto, ¿puede dar cuenta del desarrollo de la Marcha?
Volviendo al desarrollo de la Marcha Verde, el 29 de Octubre, sus vanguardias que habían estado acampadas en Tarfaya, se desplazaron al puesto fronterizo de Tah, abandonado por nuestras tropas, que se habían replegado a la línea defensiva organizada por el mando. Hasta allí se había llegado en miles de vehículos de trasportes, requisados al efecto y ahora, a una distancia aproximada de 30 Km. de la primera línea de defensa española, comenzaría la marcha a pie, prevista por el propio Hassan, para el 7 de Noviembre. Y efectivamente el día anterior, el Monarca anunció el comienzo de la Marcha.
Esa mañana, helicópteros del Ejército de Tierra, aviones de reconocimiento y una patrulla de Caballería, informaron del cruce de nuestra frontera por el referido puesto de Tah, de unos 50.000 hombres, entonando los previstos cantos coránicos y con los tradicionales gritos de las mujeres, que al parecer ya proferían desde tiempos muy antiguos. Allí se detuvieron para rezar en dirección a La Meca, para proseguir a mediodía el avance, en una marea humana de unos 800 metros de frente y 2 km. de profundidad, hasta llegar a unos 4 km. de las alambradas y campos de minas establecidos en el borde anterior de nuestras líneas y que estaban marcados con grandes letreros en castellano y hassanía, para no producir bajas que no se deseaban. Y sin en ningún momento intentar rebasar nuestra línea defensiva, volvieron a detenerse, estableciendo un gigantesco campamento, que tuve la oportunidad de sobrevolar en helicóptero a muy baja cota y en donde permanecerían varios días.
En algunos artículos, al referirme a la magnitud de esa concentración, decía dudar de encontrarme ante un imaginario campamento de «Las mil y una noches» o en los previos al desembarco de Normandía. Pero lo que más me impresionó, fue su magnífica organización, con todos los vehículos perfectamente alineados, las tiendas, los botiquines…etc, impensable en un país con las limitaciones que entonces tenía Marruecos; por lo que parecía subyacer, decía en esos artículos, la intervención de otro país, con el «típico sabor» que anunciaba, una conocida marca de cigarrillos.
Pero el despliegue logístico marroquí, en principio espectacular, iba siendo cada día más difícil de mantener, a medida que avanzaba la marea humana y esperan ansiosos la negociación, que España parece aceptar definitivamente. Y así, el 8 de Noviembre, el mismo día que nuestra Escuadra recalaba en Las Palmas, Carro, el Ministro de la Presidencia, se entrevistaba en Agadir, con los políticos marroquíes más relevantes. La realidad es que no se sabe la clase de propuesta que llevaba Carro, ni si en esa ciudad se llegó a un acuerdo definitivo; pero lo cierto es que a partir de ese viaje, se produjo un cambio en la actitud del Monarca marroquí, hasta el punto de que al día siguiente, en un discurso radiotelevisado, Hassan II proclamaría que la Marcha Verde, había alcanzado su objetivo y que por tanto, regresaría a Tarfaya; lo que se cumpliría de inmediato, de forma rápida y ordenada, quedando zanjado tan espinoso incidente. Final que llevaría la tranquilidad a la ONU, que se había mostrado inoperante en el tema.
Se ha hablado de los apoyos norteamericanos y francés a la marcha y a las tesis de Marruecos. ¿Por qué cree usted que se produjeron estos apoyos? ¿No era Estados Unidos un firme aliado de España en aquellos momentos?
También fue criticable, la actitud mantenida durante el conflicto por países como Francia y Estados Unidos, que no dudaron en alinearse junto al Monarca, constituyendo unos decisivos aliados de sus tesis.
Monarca marroquí, se refiere usted.
Sí, claro. Aunque quizá la explicación a este «alineamiento», no se encuentre en la según creencia muy generalizada en nuestro país, secular antipatía hacia España de nuestros vecinos, en el caso de los franceses (de la que permítame aclarar, no participo, ya que tengo una larga trayectoria de convivencias con las unidades paracaidistas francesas y mi entendimiento con ellas, era total, como si se tratara de las propias españolas) sino en el informe de la CIA, que en Julio de 1975 recibiera Kissinger, detallando los graves problemas internos por los que atravesaba Marruecos, promovidos especialmente por la actitud argelina. Ante esa situación de inestabilidad, es lógico que Francia y EE.UU, decidieran apoyar a su aliado conservador, frente al peligro que suponía el socialismo argelino; y qué mejor apoyo que el de la reivindicación del Sáhara, que iba a consolidar la monarquía alauita, frente a las presiones internas originadas por el analfabetismo, el paro, la inflación y la pobreza.
Además y en los que a Estados Unidos se refiere, había mostrado históricamente una gran simpatía hacia Marruecos. Con decir que en 1942, el mismo día que las tropas británicas de Montgomery rebasan las líneas del África Korps de Rommel, en El Alamein, zarpa una escuadra de la costa americana a cuyo frente iba el general Patton, para desembarcar en Casablanca, en un anticipo de la Operación Overlord de Normandía. Pues bien al año siguiente, el Presidente Roosevelt vuela a Casablanca y en una multitudinaria fiesta, brinda por la independencia de Marruecos ¡en presencia de los generales franceses De Gaulle y Giraud!
¿Cómo se produjo el fin de nuestra presencia en el Sáhara, cómo fueron los últimos días en el territorio saharaui?
La situación en El Aaiún en esos días, era muy confusa, produciéndose incluso ataques aislados del POLISARIO. En el interior, los Puestos de Mahbes, Echdeiria y Hausa, se habían replegado el 30 de Octubre sobre Smara, en donde permanecerían hasta el 27 de Noviembre, en el que por la mañana temprano se arriaría nuestra bandera antes de partir para El Aaiún. La noche anterior, la población saharaui, recogió de sus casas lo que pudo y emprendió el camino del Este, el del exilio, que a la mayoría les llevaría a Tinduf. Con posterioridad, se replegarían las restantes guarniciones, de tal forma que el 18 de ese mes, solo quedaban efectivos militares españoles en El Aaiún, Villa Cisneros y en el pantalán de FOSBUCRAA. El día 20, abandonaron las últimas fuerzas españolas la capital, replegándose sobre la cabeza de playa, hasta el día 9 de Enero, que fueron relevadas por unidades de la FAR, finalizando la presencia militar española en la Zona Norte del territorio. Sin embargo nuestra Bandera, no se arriaría del mástil del Gobierno General, hasta el mediodía del 28 de Febrero, en un sencillo y emotivo acto, con rendición de los preceptivos honores por una Unidad de la Gendarmería marroquí. Ese mismo día, abandonaría el Sáhara, el General Gobernador Militar Gómez Salazar y el 29, en un acto íntimo, los pocos españoles que quedaban en Villa Cisneros, arriaron la bandera en el aeródromo de la ciudad, muy cerca del lugar en donde en 1884 se había izado.
En cuanto a esos últimos días transcurrieron, en lo que a mi se refiere y me atrevería a decir, que a la totalidad de mis compañeros, con una gran tristeza. Hay que pensar que atrás dejábamos infinidad de entrañables recuerdos, no solo profesionales – porque allí había discurrido buena parte de nuestra Carrera- sino también familiares, como lo eran los de nuestros hijos, de niños, correteando por las dunas. Tristeza que contrastaba con la imagen que viera, cuando la última mañana de ese día de Diciembre de 1975, en el que me dirigía con mi Compañía para embarcar en el aeropuerto, tras haber arriado la Bandera en nuestro Acuartelamiento y pasamos delante del Parador Nacional y en la terraza, un grupo de oficiales marroquíes, saboreaban, imagino que unas tazas de té; pero lo que no imagino, sino que podría asegurar que también saboreaban, era el éxito que había supuesto la Marcha Verde y la presión que con ella se le había metido a la Administración española.
Todo terminaría con la Operación Golondrina, la de la evacuación del Sáhara, que hay que reconocer que fue un éxito logístico y de coordinación, ya que se procedió a repatriar, sin accidentes dignos de mención, a una cantidad de hombres y medios, cuyos números nos dan idea del esfuerzo que supuso: Personal, 18.000; Material, 25.000 toneladas; Vehículos ruedas y cadenas, 2.590 y una veintena de Helicópteros.
¿En qué consistió la declaración de Madrid sobre el Sáhara y la posterior administración tripartita del territorio, de España con Marruecos y Mauritania.
La Declaración de 14 de Noviembre de 1975, decía «Reunidas las Delegaciones que legítimamente representan a los Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, se manifiestan de acuerdo en orden a los siguientes principios», en un texto del que entresacamos y resumimos sus principales puntos:
España ratificaba su resolución, repetidamente manifestada ante la ONU, de descolonizar el territorio del Sáhara occidental. De conformidad con esta determinación y de acuerdo con las negociaciones propugnadas por las Naciones Unidas, España procedería a instituir de inmediato una Administración temporal en el territorio, en la que participarían Marruecos y Mauritania, con la colaboración de la Yemaa. En consecuencia, se acordaba designar dos Gobernadores adjuntos, a propuesta de los dos países y a fin de que auxiliaran al Gobernador General español. El final de la presencia española en el territorio, tendría lugar antes del 28 de Febrero de 1976. Se respetaría la opinión de la población saharaui, expresada a través de la Yemaa.
Pero el hermetismo con el que se desarrollaron las negociaciones, hizo que se denominaran a estos pactos, «acuerdos secretos de Madrid», por pensarse que tras la declaración de principios, se ocultaba un acuerdo más amplio. Acuerdo que en cualquier caso se puede calificar de nulo, según el Convenio Internacional de Viena, que establece que «es nulo todo tratado que en el momento de la celebración, esté en oposición con una norma de Derecho Internacional general», como era, precisamente, la disposición del derecho del territorio del Sáhara a la autodeterminación. A mayor abundamiento, el acuerdo de Madrid, adolecía del grave defecto de haber sido suscrito por unos sujetos de Derecho Internacional, que carecían de capacidad jurídica para obligarse, sobre un territorio, que no les pertenecía. Incluso España, como potencia administradora, solo tenía competencias para colaborar en el proceso de descolonización, pero no a transferir a un poder de estructura colonial, como ocurría con la Yemaa, el derecho de decisión de un pueblo.
Declaración de Madrid, que nunca fue refrendada por las Cortes, ni tampoco vería la luz en el Boletín Oficial del Estado. En El Aaiún, se reunirían para iniciar esta comprometida fase de Gobierno con el Gobernador español, los representantes marroquí y mauritano; pero con el progresivo aumento de sus efectivos militares, Marruecos estaba dejando bien claro quien era el que ahora mandaba en un territorio en el que por parte española, quedaban a mediados de Enero apenas medio centenar de civiles, casi todos relacionados con FOSBUCRAA. De hecho, un nuevo Delegado de la ONU, Reybeck, a su regreso a Nueva York, emite un informe muy pesimista, en el sentido de que las ciudades habían quedado despobladas y que la mayor parte de los saharauis habían emigrado a Argelia, habiendo además perecido muchos de ellos en los combates con las tropas marroquíes.
¿Cree usted que el gobierno de España se comportó correctamente en esa situación? ¿Se estuvo a la altura de las circunstancias? Si no es así, ¿qué debería haberse hecho?
Es indudable que España cometió errores, que se podrían resumir en la falta de interés de los distintos Gobiernos, que se traducía en la asignación de unos ridículos presupuestos, con los que era difícil acometer progresos y manteniendo una reducida guarnición. También, la escasa valoración política y la menor aún información del peso que tenían algunas tribus del desierto. Y la falta de visión de futuro, al no apreciar e integrar con la urgencia que el momento requería, a la juventud saharaui en el sistema administrativo del territorio, cubriendo las vacantes que se producían, mayoritariamente con funcionarios españoles, atraídos, todo hay que decirlo y es hasta lógico que así fuera, por el importante incremento del sueldo que suponían esos destinos.
En cuanto a la preparación de la Marcha Verde, no se entiende que pasara desapercibida para los servicios de información de nuestra Embajada en Rabat o de Madrid y que su anuncio, el 16 de Octubre, constituyera una «gran sorpresa», como reconociera ante la Comisión de Exteriores del Congreso, el Ministro Antonio Carro, uno de los principales protagonistas del Acuerdo de Madrid. Y es que estamos hablando de los movimientos de varios centenares de miles de personas, acudiendo a centros de reclutamiento, la requisa de más de ocho mil vehículos de transportes, los trabajos previos para posteriormente poder instalar grandes campamentos o el acopio y almacenamiento de enormes cantidades de víveres.
Pero esos errores, no disimulan la realidad de que los fines perseguidos con la Marcha Verde, eran del todo condenables, ya que con ella se privó a un pueblo, el saharaui, al derecho de autodeterminación que había sido reconocido por los órganos competentes de la ONU; con lo que se puede afirmar que la actual situación del Sáhara, es una violación de los principios que informan la Carta de las Naciones Unidas en materia de descolonización, hasta el punto de igualmente considerar la presencia en la actualidad del ejército marroquí, contraria a derecho.
Aunque si se analiza con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, nuestra descolonización, sin ser un camino fácil – tampoco lo habían sido, las de países mucho más involucrados que nosotros en África – al menos, fue incruenta. Además, junto a los errores descritos, hubo por parte de España, grandes logros y aciertos, que aún hoy, siguen reconociendo con añoranza y respeto muchos saharauis, que no olvidan la actitud sincera, cordial, libre de violencias y de prejuicios coloniales, que practicó en el territorio, durante casi un siglo, la Administración española.
Los gobiernos que han regido nuestro país tras la muerte del general Franco, ¿han hecho sus deberes con los ciudadanos saharauis en su opinión?
Personalmente, no estoy de acuerdo con la visión que se tiene en España de que abandonáramos al pueblo saharaui a su suerte. Nuestra marcha fue forzada por las circunstancias del momento político, con la enfermedad y posterior muerte de Franco, la presión de la Comunidad Internacional y también, en gran parte, la actitud del pueblo saharaui, puesta de manifiesto en numerosas ocasiones; y muy especialmente, cuando la visita de la Delegación de la ONU de la que fui testigo, con pancartas y carteles contrarios a la presencia española en una actitud, tan inesperada, como creo que injusta para con España.
Por ello, me parece que los distintos Gobiernos desde entonces, han sido y continúan siendo, generosos con el pueblo saharaui, como por otra parte lo fuimos a lo largo del casi siglo de nuestra presencia. Y es que en mi opinión, España se volcó con el Sáhara, sin pedir ni sacar nada a cambio, dedicándose mientras estuvimos allí, a levantar escuelas, hospitales o carreteras; que mucho me temo, sean las únicas que más de treinta años después de nuestra marcha, existan en la zona. Pero ahora, a mi me parece que se intenta reconducir una situación, ciertamente anómala y que atenta a la Carta de las Naciones Unidas, pero de la que no somos en absoluto culpables.
¿Cómo ve usted la situación actual del Sáhara? ¿Será posible finalmente un referéndum de autodeterminación? ¿Cree usted que la población saharaui tiene derecho a ello?
En Abril de 2007, Marruecos presentaría un Proyecto de Autonomía para la zona, bajo el título «Iniciativa de autonomía para la región del Sáhara». El plan que Marruecos plantea ante la ONU, otorgaría una amplia autonomía a la antigua colonia española, cerrando la puerta a la independencia y a la celebración de un referéndum, motivos por los que el Frente Polisario, que como se sabe defiende la independencia de la antigua colonia española, no lo comparte. En cuanto a Mauritania, se retiró de la «puja» por el territorio, dejando vía libre a Marruecos, que es quien carga con toda la responsabilidad actual.
Pero creo difícil la realización de un referéndum sobre la autodeterminación con garantías y al que, por supuesto, me parece que tiene todo derecho el pueblo saharaui.
Después de estos hechos, ¿cómo ha sido la vida de la población saharaui durante estos treinta años?
Tras nuestra marcha del Sáhara, continuó la guerra en el territorio, en este caso entre las FAR,s marroquíes y el Frente Polisario, siendo de destacar los sucesivos muros, hasta seis, que levantaría Marruecos; algunos, como el primero, de 600 kilómetros de longitud, 4 metros de altura y fortificados con defensas electrónicas de la casa norteamericana Westinghouse, para preservar la zona «útil», que consideraba de mayor interés: La relacionada con las principales capitales y el fosfato de Bu Craa. Muros equipados cada 15 km., con radares que transmiten sus datos a baterías y que completan lo que supone una verdadera barrera electrónica. Por ello, esa batalla, la militar, se puede considerar hasta el momento ganada por Marruecos, que tiene allí desplegadas a la práctica totalidad de sus Unidades. Otra cosa es la política, toda vez que más de ochenta países, tienen ya reconocida a la RASD, la República Árabe Saharaui Democrática. De hecho, el Sáhara Occidental, tiene otorgado en las Naciones Unidas, la calificación jurídica internacional de «Territorio No Autónomo», no figurando Marruecos como potencia administradora; lo que le convierte en un mero ocupante, sin potestad alguna sobre la población saharaui.
¿Desea añadir algo más?
Simplemente, dejar constancia de que como en todo trabajo que pretenda ser riguroso, en las contestaciones a este cuestionario, así como en las conferencias impartidas, artículos publicados o intervenciones en TV sobre el tema, me he basado, fundamentalmente, en mis experiencias personales y conocimiento del que se llamó Sáhara español; pero también en la consulta de archivos y textos a los que le doy una gran credibilidad.
Y en ese sentido, quiero destacar el libro «Ifni y Sáhara. Una encrucijada en la Historia de España» del General Fernández-Aceytuno, del que en su día pude obtener numerosos datos en forma de nombres, fechas, lugares, desarrollo de las operaciones y un sin fin de detalles, que han venido a enriquecer en gran manera, el conocimiento que por mi mismo tenía de tan destacadas páginas de nuestra Historia. Hasta el punto de haber hecho míos y volcados en esos trabajos, además de esos datos, juicios de valor, con los que coincido plenamente, pero que corresponden al citado autor.
Gracias, muchas gracias por su tiempo y amabilidad.