Tras cinco años de conversaciones directas con Marruecos, estas parecen estar estancadas. ¿Cuál es su valoración? El nuevo enviado personal del Secretario General de las Naciones Unidas, el señor Christopher Ross, visitó la región y se encontró con ambas partes. A partir de sus gestiones en agosto se realizó una ronda de conversaciones de alto […]
Tras cinco años de conversaciones directas con Marruecos, estas parecen estar estancadas. ¿Cuál es su valoración?
El nuevo enviado personal del Secretario General de las Naciones Unidas, el señor Christopher Ross, visitó la región y se encontró con ambas partes. A partir de sus gestiones en agosto se realizó una ronda de conversaciones de alto nivel en Viena con el objetivo de crear las condiciones necesarias para reanudar las negociaciones directas. Lo que ya sería la quinta ronda de Manhasset [EEUU].
En Austria se acordó reforzar el programa de intercambio de visitas de familias saharauis de ambos lados del «Muro de la vergüenza» que divide el Sáhara Occidental e incluso que estas visitas se realizaran por vía terrestre, abriendo un paso a través del muro.
Como es obvio nosotros salimos con una impresión muy optimista y la sensación que la diplomacia empezaba a hacer sus efectos en Marruecos.
Pero desde agosto hasta ahora han cambiado muchas cosas.
Sí, se ha dado un aumento de la represión muy fuerte en los territorios ocupados. Tan brutal que solo es comparable a la actitud marroquí en los trágicos momentos de su ocupación del Sáhara en 1975.
El 6 de noviembre [aniversario de la «Marcha Verde»] Mohamed VI hizo un discurso en términos muy duros que nos han hecho perder gran parte del optimismo que teníamos en agosto.
A lo que hay que sumar el caso de Aminetu Haidar la semana pasada.
Lo que le ha pasado a Aminetu es un crimen imperdonable cometido por Marruecos y en el que este ha conseguido envolver al Estado español.
El hecho que Aminetu haya sido deportada forzosamente y tirada -por decirlo de alguna forma- en el aeropuerto de Lanzarote, obligándola a abandonar a sus hijos y su familia, prohibiéndole volver a su territorio nacional solo puede ser calificado de crimen.
Su huelga de hambre es una muestra de su gran determinación, pero también pone en grave e inminente riesgo su vida, pues es una mujer que ha sufrido las cárceles marroquíes durante años, que ha pasado por diferentes operaciones quirúrgicas por esta causa y que su salud es débil.
¿Cuál cree que debería ser la actitud del Gobierno español en este caso?
Es evidente que la única solución al problema es que se respete la voluntad de Aminetu y pueda volver a su país con toda libertad, y el Gobierno español debería actuar para que esto fuera posible. Ella no pide ningún regalo ni ningún trato especial, solo su derecho de volver con su familia y no podemos entender que se le niegue este derecho.
Por lo tanto responsabilizamos tanto al Gobierno de Marruecos como al del Estado español de la vida de Aminetu.
Volviendo a las negociaciones. Ante este estancamiento de la situación, ¿que opciones están barajando? ¿Van a seguir con la presión diplomática o es posible el retorno a la guerra?
No creemos que la situación esté totalmente estancada. Marruecos ha intentado sacar la opción de la independencia de la mesa de negociaciones lo que no está permitido por la legalidad internacional, que exige que el Sáhara Occidental -como territorio colonial- use su derecho a la autodeterminación.
Recientemente hemos recibido una carta del Secretario General de la ONU, el señor Ban Ki-moon, en respuesta a una carta nuestra denunciando el giro represivo marroquí y el contenido del discurso del Rey.
En esta misiva, el señor Ban ha mostrado su apego por continuar las negociaciones directas en base a las resoluciones del Consejo de Seguridad, el contenido de las cuales ordena claramente reconocer el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. También encarga al señor Ross ampliar las funciones de la MINURSO para que incluyan velar por el respeto de los derechos humanos según los criterios internacionales.
En esta carta vemos un gesto positivo, pues se mantiene la verdadera naturaleza del conflicto como un caso de descolonización y por lo tanto las negociaciones deben ser en base a esta pauta. Podemos asegurar que Marruecos ha fracasado en su intento de cambiar las reglas del juego.
También creemos que esta carta tiene que obtener una respuesta en forma de una mayor protección de los derechos humanos en los territorios ocupados, la liberación de los presos políticos y el regreso de Aminetu.
Además, el cumplimiento de estos objetivos ayudaría a crear las condiciones necesarias para una negociaciones sinceras con resultados positivos.
Una parte importante del problema es el apoyo diplomático que históricamente Marruecos ha recibido de los estados español y francés. ¿Cómo ve el Gobierno Zapatero en este sentido? ¿Ha significado algún cambio?
No quiero entrar a valorar los diferentes gobiernos españoles.
Pero tengo que aclarar que la responsabilidad del Estado español va más allá de su apoyo más o menos incondicional a Marruecos puesto que todavía a día de hoy continua siendo la potencia administradora del territorio del Sáhara Occidental según la legalidad internacional. Y esta situación como fuerza colonial se mantendrá mientras el pueblo saharaui no haya disfrutado de si derecho a la libre determinación.
Por lo tanto el estado español tiene que participar de la solución, una cosa que, lamentablemente, hasta el momento no ha hecho de una forma adecuada, pues no ha hecho el esfuerzo para resolver el conflicto asegurando que se respete la legalidad internacional.
Ustedes siguen defendiendo que que la autodeterminación es la única solución al conflicto. ¿No ha estudiado otras vías?
Es que todas las otras opciones ya se han probado y han fracasado. Solo falta por probar la vía democrática, o sea que el pueblo saharaui decida si quiere ser independiente o quiere integrarse en Marruecos.
Y sería muy bueno que el Estado español ponga todo su peso y haga todo el esfuerzo necesario para que finalmente se celebre este referéndum.