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El desfile del 14 de julio en Francia, post-colonialismo en acción

Fuentes: Mondialisation.ca

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

«Estos pueblos (ustedes saben de cuáles se trata…) no han dado nada a la humanidad; y no cabe duda de que hay algo en ellos que se lo haya impedido. No han producido nada, ni Euclides, ni Arstóteles, ni Galileo, ni Lavoisier, ni Pasteur. Ningún Homero ha cantado sus epopeyas.(…)», P. Gaxotte (Revue de Paris, 1957)

El pasado martes 13 de julio de 2010 Nicolas Sarkozy recibía a comer a los dirigentes de antiguas colonias de Francia. La exclusiva periodística es el desfile de las tropas africanas el 14 de julio. Adelantándose a los ataques que le acusan de «nostalgia colonial», Sarkozy subrayó «la injusticia y los errores» del periodo colonial y la «fuerza de los vínculos» que unen a Francia y sus antiguas colonias. «Sé bien cuántos fantasmas y sospechas acarrea la noción de «relaciones privilegiadas», de «relaciones especiales» (…), pero ha llegado el momento de asumir el conjunto, sin complejos y sin segundas intenciones». En este «pasado tumultuoso», evocó la deuda de Francia con los países africanos, «donde comenzó a brillar hoy hace sesenta años la bandera de la Francia libre y cuyos hijos vertieron su sangre para liberar a Francia». Nicolas Sarkozy anunció la equiparación de las pensiones de todos los ex-combatientes residentes en el extranjero, sea cual sea su nacionalidad.

En el momento en que Francia se dispone a conmemorar el día 14 de julio en París el cincuentenario del acceso a la independencia de catorce de sus antiguas colonias, un ex-embajador de Francia en Dakar denuncia una regresión en la materia. En Le Monde del 7 de julio Jean-Christophe Rufin estigmatizó el hecho de que el Eliseo dirija la política africana y la influencia de las redes de presión a sueldo de los regímenes del continente. De hecho, tanto la fecha como la forma elegida por París para celebrar las independencias traduce una concepción arcaica e inadaptada de la relación con el imperio francés. Este 14 de julio refleja la ambivalencia, incluso los impasses de la política francesa respecto a África (1).

Cincuenta años de independencia » controlada»

«En efecto, todo ocurre», prosigue Le Monde, «como si París considerara el jubileo un acontecimiento francés. En todo caso es lo que sugiere al actitud de Sarkozy que no ha asistido a ninguna de las ceremonias organizadas por los países africanos. Ahora bien, ¿qué festejamos? Evidentemente, para los pueblos concernidos el balance de este medio siglo de independencia no es glorioso, ni para Francia, ni para los Estados africanos. ¿Se rinde homenaje al sacrificio de los tiradores coloniales de ambas guerras mundiales? Tampoco hay motivos para echar las campanas al vuelo puesto que ha sido necesaria la reciente decisión del Consejo Constitucional para que se reconozca por fin el principio de igualdad de todas las pensiones de los ex-soldados franceses y africanos. En el momento en que todos los países desarrollados y emergentes miran con ojos tiernos a África, Francia habría salido ganando, por el contrario, de aprovechar la ocasión del cincuentenario para afirmar su ruptura definitiva con el postcolonialismo y considerar a sus antiguas posesiones como socios y no como países en deuda» (1).

El escritor y diplomático Jean-Christophe Rufin soñaba con una diplomacia nueva en una África más democrática: Escuchémosle: «Sarkozy había prometido acabar con la Francáfrica, esta red de intermediarios que venden su influencia ante los dirigentes del continente negro a los hombres de negocios que trabajan en él.(…) Yo creía en la ruptura. Me doy cuenta de que nada ha cambiado. Se han reconstituido las redes, más poderosas que nunca. Siempre he pensado que la ausencia de respeto por los mecanismos democráticos era un inmenso embrollo. Los políticos nunca me han perdonado pensar y actuar de manera diferente» (2).

El cincuentenario de la independencia de los países africanos no deja indiferente al presidente de Estados Unidos, Barack Obama quien, como informó The Guardian el 28 de junio, invitó a 18 de ellos a celebrar el cincuentenario de la independencia de sus países a Washington. La cumbre, que se celebrará a principios de agosto, tratará sobre los cincuenta años transcurridos, sobre el futuro de África, el desarrollo, la seguridad, la sanidad y los conflictos en curso. Obama también cuenta con hacer venir a jóvenes de cada uno de los países invitados. Al mismo tiempo, el presidente Obama afirmó en junio que el hijo del ex-presidente guineano, Lansana Conté, es un «barón de la droga», exactamente como los jefes de los cárteles mexicanos o colombianos. Al analizar esta situación del oeste de África y cómo ha basculado entre las manos de los narcotraficantes, el periodista de [la cadena de televisión francesa] RF1 Christophe Champin lo explica por la debilidad de los Estados: «El oeste de África parece la plataforma ideal: está cerca de Europa, ahí los Estados son frágiles con unas estructuras débiles y una fuerte corrupción. Por consiguiente, era fácil implantarse ahí para convertirlo en una plataforma de almacenamiento y redistribución» «(…) la principal dificultad es evitar la corrupción de las elites, policial, judicial o política. Siendo claro, es complicado instalar estructuras de lucha centralizada contra la droga, porque el entorno de un jefe de Estado se mezcla con este tráfico» (3).

El desfile del 14 de julio «africano» ha provocado la cólera de los antiguos colonizados, responsables de la oposición camerunesa. «Es un insulto intolerable a la memoria de los héroes y mártires de las luchas por la independencia (…). Los pueblos de África no olvidarán nunca los crímenes cometidos por los colonialistas, afirman. Ni que se haya propuesto que el desfile tenga lugar en Addis Abeba, capital de Etiopía y sede actual de la Unión Africana» (4). Lo mismo opina el Colectivo de la Diáspora Panafricana, para el que «la celebración por parte de Francia del cincuentenario de la proclamación de las independencias de países africanos es una impostura. En efecto, es un secreto a voces que el Estado francés ha pervertido las independencias y ha mantenido la colonización desde hace 50 años por medio de unos secuaces, dictadores cómplices, instalados y mantenidos en la violencia armada contra la voluntad de los pueblos. Todo un sistema transnacional de neocolonialismo absolutamente merecedor de un mote, Francáfrica. Peor aún, las fuerzas armadas africanas, transformadas por esta Francáfrica en guardianes locales del neocolonialismo, son convocadas a desfilar el 14 de julio por los Campos Elíseos como renovación de su sumisión al Estado francés para reconducir esta política depredadora los próximos 50 años». «En vez de una conmemoración festiva de 50 años de una independencia truncada y desviada, lo que hay que hacer prioritariamente es un balance sin complacencia. Este balance es lo único que puede permitir desbrozar las perspectivas para unas relaciones nuevas y viables entre estos países africanos y Francia. Nos conviene no dejar todo el campo libre a esta peligrosa huida hacia delante de Francáfrica. No debemos distraernos de nuestra propia agenda, la de una nueva era para África. Por ello llamamos a la diáspora africana y a todos los ciudadanos apasionados de la libertad y de la democracia a una manifestación al final de la cual presentaremos tanto las grandes líneas del balance como las nuevas perspectivas. (…) Ningún pensamiento reflexivo puede pretender una forma cualquiera de independencia de los países africanos esencialmente francófonos todavía sometidos al Franco de las Colonias Francesas de África (franco CFA) que detenta y administra Francia y sus redes bancarias por todo el continente. Todo un símbolo de dependencia económica integral querida, impuesta y mantenida por todos los sucesivos gobiernos» (5).

El África de 2010 acaba de traspasar el umbral de los mil millones de habitantes: uno de cada siete seres humanos vive en ella ahora. Después del escándalo de la colonización, los países occidentales ha inventado una nueva forma de poscolonialismo que de hecho resulta ser un colonialismo a distancia, un neocolonialismo aderezado de derechos humanos. Esta neocolonización con el objetivo de expoliar a la fuerza materias primas es mucho más dura que la precedente porque el neocolonizador ya no está ahí. Bajo los hábitos de la globalización, vuelve en grupo y coloniza a distancia. En sus confidencias a Pierre Pean, Jacques Chirac dice en resumen a propósito de los africanos «que se les ha colonizado, se les ha utilizado como carne de cañón y después como mano de obra para las tareas más duras, se les ha saqueado sus materias primas y ahora se les quita su materia gris». También se le atribuye la famosa broma: «Hay que apoyar a los dictadores africanos, si no ¡no celebrarían elecciones!..». ¡Todo un programa!.

Vendida al mejor postor

Pero aún, ¡África está en venta al mejor postor! Actualmente Estados y multinacionales compran en los países pobres por poco dinero inmensas superficies de tierra para producir productos alimentarios para la alimentación de los países ricos o para producir biocarburantes. Así, según advierten las asociaciones ecologistas y de solidaridad internacional, los objetivos que se ha fijado la Unión Europea en materia de agrocarburantes implican una avalancha incontrolable sobre las tierras de las poblaciones pobres de África y empujan cada vez a más personas al hambre. «Se expulsa a las familias campesinas de sus parcelas de tierra que les permiten apenas sobrevivir para poder producir en grandes plantaciones de fruta destinada a nuestras conservas o a biocarburantes para nuestros coches. (…) Entre los compradores los actores principales son China, en segundo lugar Gran Bretaña y después Arabia Saudí. Hay que ver lo que ocurre, por ejemplo, cuando se atribuyen a un inversor un millón y medio de hectáreas de tierras en Sudán durante 99 años. En ellas se cultiva trigo, no para la población sudanesa, sino para Arabai Saudí, o legumbres para Jordania, o sorgo que, además, es el alimento principal del Sudán, para alimentar a los camellos de los Emiratos Árabes Unidos. Realmente, ¡es una locura!. «Camiones que transportan los productos alimentarios hacia el extranjero se cruzan con los habitantes hambrientos». Addax Bioenergy, una empresa suiza, produce en Sierra Leona biocarburantes para Europa. Hay que darse cuenta de que se producen productos agrícolas para hacer funcionar nuestros coches en un país donde la población pasa hambre» (6).

Volviendo a este 14 de julio africano, Francia no tienen nada que ofrecer nuevo y original a un continente que prácticamente está en peligro en todos los dominios y cuyas riquezas hasta el momento han sido dilapidadas tanto por las multinacionales como por sus propias nomenklaturas. Francia también tiene gran parte de culpa en el saqueo. Desde la era Rocard Francáfrica no es una invención semántica. Es el orden colonial reconducido bajo formas actuales. Como si las redes de Francáfrica le hubieran llamado al orden, el presidente Sarkozy renunció en Niza a hacer «la ruptura» anunciada al principio de su mandato. De ahí la vuelta a estos rituales que tienen por objetivo solucionar los problemas de los dictadores en el poder y drenar las materias primas de los países a los que se ha dejado exangües sirviendo de salida a las empresas francesas sin que los africanos se beneficien realmente de ello.

Sin embrago, para Pouria Amirshahi de Partido Socialista la celebración tienen un gusto muy amargo: «África sigue siendo el continente herido de los males más mortíferos: guerras, enfermedades y desnutrición siguen siendo la vida cotidiana de muchos seres humanos. Siguen siendo prácticas mayoritarias la corrupción y la captación de riquezas por parte de los clanes en el poder que cambian a merced de los golpes de Estado. La explotación por parte tanto de las grandes potencias como de las grandes compañías de sus recursos y de sus tierras (cada vez menos…) arables acentúan las relaciones de dominación. Los Estados de derecho todavía son raros y lo más frecuente es que los movimientos democráticos esté decapitados . (…) Es de desear que los propios pueblos africanos se pongan en movimiento por una soberanía real y una democracia efectiva» (7).

«En materia de ayuda al desarrollo», prosigue Pouria Amirshahi, «Francia ha permanecido a la cola: con sólo el 0,47% de su PIB consagrado a la ayuda al desarrollo (una parte cada vez mayor del cual en forma de préstamos…¡destinados ellos mismos a pagar deudas!) está lejos del compromiso que, sin embargo, es oficial, de llegar al 0,7%. A ojos de muchos ciudadanos africano, Francia es percibida más por ser una alcahueta en la venta de armas o el apoyo, apenas velado, a dictadores o aspirantes a dictador que por su contribución al progreso. (…) Es posible superar el estigma colonial cambiando totalmente de óptica: privilegiar los intercambios (universitarios, culturales) y los proyectos estructurantes (educación nacional, perennidad de las producciones locales, infraestructuras metropolitanas, etc.) favorecerá un nuevo resplandor en torno a todas las culturas francófonas, no todas las cuales han surgido de la colonización» (7).

¿Podemos preguntarnos para qué va a servir todo esto? ¿Es sincero y verdaderamente la Francia del presidente Sarkozy trata de pasar la página colonial? ¿Por qué se han cristalizado las pensiones durante 65 años y se ha esperado a que un documental, «Indigènes» [Indígenas] de Rachid Bouchareb, hable de ello para tener en cuenta la deuda de sangre de Francia hacia estos compañeros de armas en los campos de batalla, que luego fueron considerados moros y la mejor prueba de ello es que durante el desfile de la victoria el general de Gaulle ordenó «blanquear los batallones»? ¿No sería cuestión de demostrar a los parisinos que los moros y los bambulas [africanos] pagaron un alto precio en Monte Cassino y por la liberación de Provenza?.

En vez de ello se hace desfilar este 14 de julio a unos militares en el poder que en opinión de algunos han humillado a sus pueblos. En muchos sentidos este desfile exótico nos recuerda extrañamente a los zoos humanos de los que tan bien hablan Pascal Blanchard y Sandrine Lemaire. Esta «diversión» debía permitir a los parisinos olvidar su vida cotidiana, como hacía hace siglo y medio un tal Geoffroy de Saint Hilaire, director del jardín de aclimatación de París, el cual, para luchar contra el aburrimiento de los parisinos les proponía unos espectáculos exóticos encerrando a hombres, mujeres y niños que habían sido arrancados de sus tierras natales y que se exponían al voyeurismo de los parisinos. El abuelo de Karembeu – ex-jugador de la selección de fútbol francesa- estuvo «expuesto». Aimé Césaire escribía en un texto profético: «La lucha por la independencia, es la epopeya; una vez adquirida la independencia, es la tragedia». Ahí estamos. La verdadera riqueza de África es esta juventud sin esperanzas. Durante las citas tradicionales de las «cumbres africanas», los dirigentes dan la impresión de vivir en otro planeta, desconectados de las aspiraciones democráticas de libertad, de vivir solamente en la dignidad de su pueblo.

Notas

1. Editorial de Le Monde, «Les ambiguïtés d’un 14 juillet africain», 8 de julio de 2010.

2. J.Fredet, «Les illusions perdues de Jean-Christophe Rufin», http://bibliobs.nouvelobs.com/20100706/20441/

3. D.Servenay, «L’Afrique noire, nouvel eldorado des cartels de drogue», Rue89, 3 de julio de 2010.

4. «Faire défiler nos soldats sur les Champs-Elysées est une insulte», Le Matin Dz, 7 de julio de 2010.

5. «50 ans de néocolonialisme français en Afrique, ça suffit!», Colectivo de la Diáspora Panafricana comprometido en la liberación y recuperación de África

6. «Néolibéralisme et conséquences. Le vol des terres en Afrique», martes 29 de junio de 2010, entrevista a Ruedi Küng, http//www.horizons-et-débats.ch/index.php?id=2232 19/5/10; traducida al castellano, «El robo de tierras en África», http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109241

7. Pouria Amirshahi, «Triste 14 juillet malgré le défilé des pays africains» Rue89, 12 de julio de 2010

Chems Eddine Chitour es profesor de la Escuela Politécnica Superior de Argel.

Fuente: http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=20140