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Los niños pueden acusar a EE.UU por no reconocer sus derechos o violarlos

Fuentes: Rebelión

Seguramente este 20 de Noviembre tuvo mayor repercusión en los medios de información en el mundo el acuerdo de la reunión de la Cumbre de la OTAN sobre una posible ¿retirada? de sus fuerzas de Afganistán en el 2014 que otro suceso relacionado con ese día de significación más noble. Sobre este asunto Obama pareció […]

Seguramente este 20 de Noviembre tuvo mayor repercusión en los medios de información en el mundo el acuerdo de la reunión de la Cumbre de la OTAN sobre una posible ¿retirada? de sus fuerzas de Afganistán en el 2014 que otro suceso relacionado con ese día de significación más noble. Sobre este asunto Obama pareció enfático y luego el Secretario de Defensa Gate se encargó de añadirle precisiones o imprecisiones, según se interprete a ambos declarantes. ¿Será cierta la retirada, y qué pasará durante este lapso? ¿Permanecerá Obama en la Casa Blanca hasta entonces? ¿De qué vale una declaración formal si luego, por las circunstancias o empecinamiento de razones de fuerza, todo lo dicho puede hacerse palabras muertas o mutadas. ¿Qué expresó Obama poco tiempo atrás sobre el cierre de las cárceles en la Base Naval de Guantánamo, hijas de las guerras de Afganistán e Irak, y qué ha dicho, desdiciéndose, recientemente su gobierno?

Por la importancia que tiene para la garantía de los derechos de los niños el 20 de noviembre, ¿se dignó alguien en tan «augusta» Cumbre en Lisboa , recordar a la felicidad, paz, seguridad y sueños de los niños en Afganistán y en los otros escenarios de guerra y durante esos plazos determinados para mantener esos conflictos bélicos, o en el resto de los rincones del mundo donde la suerte de la infancia y la adolescencia se inclina hacia la desgracia? ¿Se analizaría acaso cuántos niños han muerto desde que cayó la primera bomba hasta el último disparo del fuego amigo o enemigo de este día 20 de noviembre del 2010? ¿Se analizó acaso por tan cultos y civilizados personajes participantes en la Cumbre, ¿cuántos niños morirán ineluctablemente en forma violenta y criminal, cuántos morirán naturalmente como consecuencia de las condiciones sociales que imponen cada día las guerras de exterminio desde los parapetos de todos los contendientes, cuántos vivirán en las condiciones de un infierno geográfico, padeciendo y agonizando en un holocausto que no tiene final, cuántos tienen, en tales condiciones, un futuro incierto y, seguramente, de un tiempo tan efímero que la muerte se anuncia al doblar de la esquina, al transcurrir un día cualquiera o durante el vuelo de un avión no tripulado?

Pues sí, cuando hablamos de los niños, hay que salir de las cavernas y elevarse sobre un pedestal que alcance el cielo, y sólo en voz de los poetas podremos aproximarnos a la dimensión real de estos seres sublimes: Dijo José Martí, poeta y Héroe Nacional de Cuba, que «los niños son la esperanza del mundo». Expresó Gabriela Mistral, poetisa y Premio Nobel de Literatura, que «muchas de las cosas que hemos menester tienen espera: el Niño, no. Él está haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos. A él no se le puede responder «Mañana». Él se llama «Ahora».

Yo añadiría que «existe inocencia infinita en los niños que se asoman a la noche para contemplar la luna y soñar con tomarla para sí como un regalo y acostarse con ella entre los brazos. Luego soñar, soñar, durante toda la vida.» ¿Son compatibles estas ideas de esperanza, de ahora y de sueños bajo las situaciones y condiciones que impone el clima reinante en las guerras actuales, o en las políticas sociales egoístas y excluyentes que imperan en las sociedades de muchos países, incluyendo ricos y pobres?

Ahora bien, cuando se habla de derechos de los niños y niñas, o sea, la población comprendida desde 0 hasta los 18 años (menores de 18 años), nos referimos a todos aquellos reconocidos por la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por unanimidad el 20 de noviembre de 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este instrumento internacional es un tratado original que amplía las fronteras legales del mundo para incluir y legitimar las necesidades de los niños y ofrece las bases legales y morales para su bienestar. Esta Convención es el tratado sobre derechos humanos más amplia y más rápidamente aceptada de toda la historia, y ha sido ratificada por casi todos los países. NO SE ASOMBRE SI NO LO SABE O NO LO CREE, POR ESO LO ESCRIBO CON MAYÚSCULAS. SÓLO NO HA SIDO RATIFICADA POR 2 PAÍSES: LOS ESTADOS UNIDOS Y SOMALIA.

¿Tiene Ud. explicación alguna para que los EE.UU no haya ratificado esta Convención de los Derechos del Niño? Sólo puedo comunicarle que cuando un país ratifica la Convención, se compromete a poner en vigor las disposiciones del documento por medio de nuevas leyes o de la revisión de las ya existentes, y a través de otras acciones.

Debo confesar, para ser justo, que muchos países que han ratificado esta Convención, han sido incapaces o remisos en llevar a la práctica las aspiraciones mayores de lo estipulado en la misma, o, mucho más grave, son violadores de estos derechos, porque no permiten su ejercicio real a través de la implementación de las políticas y medidas consecuentes.

Por tanto, el asunto de los derechos de los niños, no puede entenderse como una entelequia vacía de valores legales y morales, implica que los gobiernos y toda la sociedad de los países trabaje a favor de los niños de los respectivos países, y del mundo, según sus necesidades, sin discriminación de raza, credo, nacionalidad, situación o creencia política.

Para convencernos más de los postulados de la Convención, y lo execrable de no ratificarla o cumplirla, expondré algunos de sus artículos:
Artículo 3. «En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial que se atenderá será el interés superior del niño.»

¿Se recuerdan Uds. cuántos largos meses, tanto el gobierno como los tribunales estadounidenses, mantuvieron secuestrado en EE.UU al niño cubano Elián González, sólo por consideraciones políticas, hasta que no pudieron soportar la incriminación y el rechazo de la comunidad norteamericana y mundial?

Artículo 6. «Los Estados partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño».

Artículo 24. «Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud.»

En el mundo de hoy entre 12 y 15 millones de niños mueren cada año por causas que en su mayoría se pueden evitar. ¿Cuántos mueren en EE.UU, el país más rico del mundo, dónde se dilapidan cientos de miles de millones para sostener guerras injustas a miles de kilómetros de sus fronteras, y sin embargo no se garantizan plenamente los servicios de salud y de educación? ¿No es una expresión del egoísmo y la tacañería prevaleciente en los sectores políticos gobernantes, la ley recientemente aprobada sobre la salud, y que ahora los republicanos pretenden revertir? Todo el dinero del mundo para matar, sí; pero todo el dinero necesario para curar o evitar la muerte, no o difícilmente conseguible.

Artículo 17: «Los Estados Partes alentarán a los medios de comunicación a difundir información y materiales de interés social y cultural para el niño.»

¿Habrá que dar información adicional a la que aparece todos los días en los medios sobre la promoción en la sociedad norteamericana de todos los tipos de juegos y otros materiales que institucionalizan la violencia más atroz como forma de entretenimiento y, a la vez, de formas educativas deleznables?.

Estimado lector, para que Ud. pueda medir el alcance y trascendencia del contenido de la Convención de los Derechos del Niño, lo mejor será conocerla, y después analizar cómo se cumplen en su país y en el resto del mundo. Pero resultan obvias algunas cuestiones que quisiera subrayar:

1. Sólo en un clima de paz pudieran darse, si se desea y mediante la colaboración internacional, convertir en realidad las metas para mejores perspectivas y felicidad de la población más vulnerable en épocas de crisis: los niños. Las armas pueden matar, pero jamás curarán los dolores de los pueblos ni propiciarán la vida y el desarrollo de los niños. El dinero invertido para financiar guerras, se convierte en carencia económica para el desarrollo de los pueblos y, en particular, de niños y adolescentes.

2. Las políticas discriminatorias han existido en todas las épocas, y todas, por las razones que sean, son condenables. Caro ha pagado la humanidad tales taras o aberraciones de las personas, instituciones sociales y regímenes políticos. El apartheit de Sudáfrica fue vencido, aunque aún persisten pequeños o grandes aparthet sociales en todas partes del mundo, que no se condenan con suficiente fuerza. Hoy renace con fuerza, allá y acullá, la plaga anti-migrante, y el ejemplo de la legislación al respecto en Arizona, puede convertirse en una pandemia que se extienda por todo el territorio de EE.UU, y que vaya cercenando derechos de las minorías tanto de adultos como de niños. Ya se cuestiona el derecho a la ciudadanía, reconocido por la Constitución, de los nacidos en los Estados Unidos y cuyos progenitores sean ilegales. Así se irá desencadenando la reacción xenófoba, que pudiera algún día -caldo de cultivo hay para eso- renacer el linchamiento por este o aquella razón, como ocurría con los negros, en un tiempo no tan lejano.

3. La falta de compromiso legal y moral con los derechos del niño por parte del gobierno y otras autoridades de EE.UU, puede conducir a negarle derechos a los propios niños nacionales por una u otra razón, como hemos ejemplificado, y también hacer lo mismo con los niños de otros países. Es conocido que el bloqueo económico que ejerce EE.UU contra Cuba conlleva la aplicación de medidas genocidas como la que se expresa en la prohibición de la venta a Cuba de medicamentos específicos para tratar el cáncer en niños cubanos, y de equipos o instrumentales quirúrgicos con iguales especificidades y usos exclusivos en niños. Y a pesar de la condena de la ONU durante diecinueve años, este bloqueo que se ejerce sobre Cuba y se extiende, por su carácter extraterritorial, al resto del mundo, se mantiene impertérritamente. Este año, la condena contra el bloqueo tuvo una votación de 187 votos a favor y 2 en contra. ¿Quiénes votaron en contra? Estados Unidos y su cancerbero Israel.

Como conclusión de todo lo apuntado, podemos señalar que son legítimos nuestros sentimientos y aspiraciones de que el pueblo estadounidense pudiera sentir la satisfacción porque su gobierno y congreso hayan ratificado la Convención de los Derechos del Niño de la ONU y no la vergüenza porque no lo han hecho hasta estos momentos.

Mientras tanto eso no se produzca y se convierta realidad su cumplimiento en lo interno y lo externo de ese país, los niños estadounidenses y del mundo pueden acusar con justeza a los EE.UU por no reconocer sus derechos o violarlos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.