Traducción y comentario del frances para Rebelión por Ángel Martínez Castro
Leo en el «Jeune Afrique» de la semana pasada una noticia que creo que es importante conocer para que entendamos cómo funciona África y cómo las compañías del norte colaboran (crean incluso) y promueven este estado de cosas mientras la televisión y los medios de comunicación nos hacen ver que son cosas de los incivilizados no-occidentales a los que debemos llevar la verdad y la luz del norte.
Traduzco sin poner ni quitar nada, que cada uno saque sus conclusiones:
¿Saldrá Paul Éric Kingué algún día del laberinto judicial en el que está atrapado? Hay una pequeña luz de esperanza en el horizonte: la comisión de derechos humanos de Camerún ha decidido visitarlo en los próximos días.
Con 44 años, el ex-alcalde de la localidad de Njombé-Penja, en la región del Litoral está detenido desde febrero de 2008 en la prisión central de New Bell, en Douala. Fue condenado a seis años de cárcel en sentencia firme, en enero de 2009, por vandalismo organizado y destrucción, y a diez años, el 14 de enero pasado por el desvío de 1,4 millones de FCFA (2134€) de dinero público.
Elegido alcalde (RDPC, partido en el poder) en julio de 2007, Paul Éric Kingué heredó una comuna potencialmente rica, donde se han implantado varias multinacionales del sector agrícola. Ordenó realizar un estudio fiscal que reveló que la comuna debería percibir 2,75 millardos de FCFA (4.191.785€, nota mía) anuales en ingresos fiscales. Estando lejos de recaudar tal cantidad, el edil anuncia en enero de 2008 que va a vigilar de cerca la fiscalidad de las empresas que no pagan a la comuna lo debido. ¿Vendrán de ahí sus problemas?
En cualquier caso, el 12 de febrero de 2008 es hostigado «por no levantarse mientras sonaba el himno nacional» durante la ceremonia de la fiesta de la juventud. Las imágenes lo exculpan. El 29 de febrero de 2008, es capturado en su domicilio y puesto bajo arresto preventivo, sin ninguna orden judicial, en la localidad vecina de Nkongsamba: señalado como el instigador de las revueltas por el hambre en su ciudad, en enero de 2009 es condenado a seis años de cárcel a pesar de ninguno de los manifestantes detenidos lo haya reconocido.
Kingué recurre. En vano, su recurso es rechazado… 37 veces. Lo cual, según él, tiende a confirmar su tesis de un complot político-judicial. Peor, se abre un segundo proceso contra él por desvío de dinero público. Y a pesar de que una auditoría realizada en 2010, y presentada en el juicio, excluye que exista perjuicio económico contra su comuna, acaba de ser condenado a una pena firme de diez años de cárcel. Convencido de ser víctima de un ensañamiento judicial en una carta al emajador de los Estados Unidos, Paul Éric Kingué reclama justicia y amenaza con suicidarse si su recurso no es tomado en cuenta.»