La guerra para desalojar a Laurent Gbagbo en Costa de Marfil también ha tenido otros vencedores, además de Alassane Ouattara y su ejército rebelde. Un fondo de inversiones británico, cuyo responsable para África es hijastro de Ouattara, diseñó una redonda operación especulativa que le ha permitido ganar millones de dólares y para la que necesitaba […]
La guerra para desalojar a Laurent Gbagbo en Costa de Marfil también ha tenido otros vencedores, además de Alassane Ouattara y su ejército rebelde. Un fondo de inversiones británico, cuyo responsable para África es hijastro de Ouattara, diseñó una redonda operación especulativa que le ha permitido ganar millones de dólares y para la que necesitaba cortar el flujo de cacao desde este país durante varios meses. La comunidad internacional fue el cómplice necesario
El 14 de julio de 2010, Laurent Gbagbo, presidente de Costa de Marfil, se convertía en el único jefe de Estado de una ex colonia francesa que daba plantón a Nicolas Sarkozy en el desfile de la independencia en los Campos Elíseos, en París. Más o menos a la misma hora, un personaje llamado Anthony Ward, apodado Chocfingers (Dedos de chocolate), creador del fondo de inversiones británico Armajaro, se gastaba nada menos que 1.000 millones de dólares (unos 700 millones de euros) en comprar 241.000 toneladas de cacao marfileño, el 7% de la producción anual mundial, que estaban aún por recogerse. Al final, como todo el mundo sabe, hubo una guerra. Y Gbagbo acabó perdiendo y Chocfingers ganando.
Armajaro Trading Limited es un fondo de inversiones británico que no se encuentra entre los líderes del sector del cacao, una rentable materia prima del que Costa de Marfil es el principal productor mundial (casi el 40% del chocolate que se consume en el planeta procede de este país africano). Sin embargo, por alguna razón desconocida, el fundador de Armajaro ha logrado ganar considerables sumas de dinero en este sector con inversiones que parecen arriesgadísimas. Por ejemplo, en julio de 2010 se preveía una buena cosecha de cacao en Costa de Marfil y los precios de venta se mantenían en niveles normales, lo que no hacía especialmente interesante una adquisición de ese nivel.
Pero si nos fijamos un poco más en quiénes integran la estructura de Armajaro a lo mejor empezamos a ver un poco más claro. Y es que el director para África de Armajaro es Loïc Folloroux, a la sazón hijastro del actual presidente marfileño, Alassane Ouattara, es decir, hijo de su esposa Dominique Folloroux-Ouattara. La exitosa intervención de Armajaro en el mercado del cacao a unos niveles impensables, con la compra más importante de cacao de los últimos 18 años por una sola compañía, ha generado una ola de suspicacias en el sector. Tal y como asegura el periódico Daily Finance, «Armajaro sabía cosas que el resto del mundo ignoraba», lo que le permitió montar una operación especulativa que le ha generado grandes beneficios.
La estrategia de Ward era evidente: paralizar la oferta mediante compras masivas (y sabiendo que la salida de cacao del país iba a ser problemática a partir de diciembre, es decir, tras las elecciones) con el objetivo de garantizarse una subida artificial del precio. Las 241.000 toneladas de cacao marfileño compradas en julio de 2010 por Ward acabaron almacenadas en Europa y luego vendidas a un precio nunca visto, 3.247 euros, su precio más alto desde 1977.
Para que se pudiera alcanzar ese precio disparatado, es decir, para que todo saliera bien a los intereses de Armajaro (recuérdese, con el yerno de Alassane Ouattara como responsable para África) era necesario cortar el flujo de cacao desde Costa de Marfil. Y voilá! Una de las primeras medidas de su padrastro tras ser «reconocido» presidente por la comunidad internacional fue fijar la prohibición de la exportación de cacao, lo que unido al embargo promovido por la Unión Europea, inmovilizó la cosecha de este producto en los puertos de San Pedro y Abidjan.
Una operación redonda, pero no la primera. Ya en 2002 (recuérdese, el año del fallido golpe de estado que deriva en rebelión, financiada por Alassane Ouattara y su entorno), Armajaro se hizo con 203.320 toneladas de cacao. Poco después, el precio de la tonelada se incrementó notablemente y Armajaro ganó nada menos que 60 millones de dólares. En aquella ocasión, muchos pensaron que Anthony Ward sabía cosas que otros no sabían. La historia de 2002 se ha vuelto a repetir.
Desde su llegada al poder, Laurent Gbagbo ha intentado hacerse con el control de la exportación de cacao enfrentándose a poderosos empresarios y grupos de presión nacionales y extranjeros. Al no poder conseguirlo, su última apuesta pasaba por la nacionalización de la producción, lo que, sin duda, despertó una gran inquietud en el mercado mundial.
Información elaborada a partir de informaciones publicadas por Daily Finance, France 24, MoneyWeek, Le Blog Finance y Les Afriques.
Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=1837