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Partido Comunista Obrero de Túnez

El pueblo no permitirá que se traicione su revolución

Fuentes: Al-Badil

Traducido del árabe para Rebelión por Alma Allende

Las declaraciones el pasado domingo en Sousa de Hamadi Jebali, secretario general del movimiento Nahda y candidato a la presidencia del gobierno, en torno «al sexto Califato» y a la «victoria divina» de su partido en las elecciones, han provocado una oleada de críticas en los medios periodísticos y políticos. Numerosos analistas se han preguntado si, una vez pasada la página de los comicios a la Asamblea Constituyente, no habrá comenzado Nahda a revelar su verdadero programa, reaccionario y conservador, que escondió antes y durante las elecciones para conseguir los votos de los electores.

En apoyo de estos interrogantes, hay que decir que las declaraciones de Hamadi Jebali no son las primeras emitidas por dirigentes de Nahda que representan un retroceso en relación con el compromiso adquirido antes de los comicios con los principios democráticos y con los valores «modernistas». Al contrario, son muchas las declaraciones que plantean dudas de carácter político y social. Entre otras, podemos referirnos a las palabras del presidente del partido, Rachid Al-Ghanouchi, en el canal de televisión Hannibal, insinuando la posibilidad de revisar algunos de los artículos del Código del Estatuto Personal (el relativo a la adopción, por ejemplo) después de que tanto él como su organización hubiesen garantizado que no se tocaría el Código salvo para desarrollar las conquistas en él contenidas.

Naturalmente, es un error centrar el interés sólo en declaraciones de este tipo; es decir, en declaraciones relacionadas con las libertades y los derechos civiles. Hay que dirigir también la atención hacia las declaraciones de los líderes de Nahda en otros ámbitos, políticos, económicos y diplomáticos, declaraciones que dejan muy claro que la organización islamista no tiene ningún empeño en llevar a cabo las transformaciones necesarias y urgentes del aparato policial, judicial y administrativo, materializando así los objetivos de la revolución, sino que más bien su propósito es el de mantener estos aparatos en su actual composición y utilizarlos para gobernar. En el terreno económico, se esfuerza por dirigir un mensaje tranquilizador a las instituciones financieras y comerciales y a las potencias extranjeras respecto de sus intereses en Túnez y respecto de los acuerdos injustos y desiguales que establecieron con Ben Ali, además de tranquilizar también a los grandes capitalistas locales en el sentido de que no se verán afectados sus intereses.

En cuanto a las relaciones exteriores, Nahda se esfuerza, mediante declaraciones y gestos, por uncir nuestro país al carro de los naciones árabes más reaccionarias, las que menos relación tienen con la democracia y el progreso nacional, especialmente Arabia Saudí y Qatar. Si todo esto indica algo es sin duda que este partido quiere ser el intérprete de los mismos intereses que defendía el régimen de Ben Alí dentro y fuera de Túnez, pero extendiendo el espacio religioso a la política, lo que contradice los principios de la revolución del pueblo tunecino y los objetivos por los que se sacrificaron nuestros mártires.

El pueblo tunecino no se levantó para hacer retroceder el país y la sociedad sino para acabar definitivamente con el despotismo y materializar su sueño de libertad, igualdad, democracia, dignidad y justicia social bajo un gobierno republicano moderno. Incluso los que han votado a Nahda en las elecciones del 23 de octubre, en su mayoría lo hicieron pensando que el partido islamista realizaría estos objetivos, confiando en las consignas democráticas y populares que formularon sus dirigentes durante la campaña. Creemos que estos votantes, y el pueblo tunecino en general, no aceptarán que ni el Nahda ni ningún otro partido deformen y corrompan su revolución.

Por otro lado, hay que decir que la pelota está ahora en el tejado de los aliados de esta formación y muy particularmente del Congreso por la República, del cual hasta ahora no hemos escuchado una posición clara y tajante respecto de las declaraciones de Jebali o de Ghanouchi o de otros dirigentes de Nahda en un momento en el que todos están más pendientes de repartirse los cargos que de anunciar el programa de gobierno en el que se basará su coalición.

http://www.albadil.org/spip.php?article3988

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