El saliente presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, se perdió la posibilidad de ser reelecto por tercera vez por no haber respondido a las demandas populares, en especial al alza del costo de productos básicos, a una prolongada huelga de maestros y al elevado desempleo juvenil. Los resultados provisorios divulgados por la Comisión Electoral Nacional indican […]
El saliente presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, se perdió la posibilidad de ser reelecto por tercera vez por no haber respondido a las demandas populares, en especial al alza del costo de productos básicos, a una prolongada huelga de maestros y al elevado desempleo juvenil.
Los resultados provisorios divulgados por la Comisión Electoral Nacional indican que Macky Sall, de 51 años, derrotó a Wade con 65,8 por ciento de los votos en la segunda vuelta electoral realizada el domingo 25.
Cuando estos datos se hicieron públicos el martes 27, el anciano presidente de 86 años llamó a Sall para felicitarlo por su victoria.
Una de las razones de la derrota de Wade fue el apoyo dado a su rival por los otros 12 candidatos que quedaron por el camino en la primera vuelta, el 26 de febrero, así como el de amplias coaliciones políticas y asociaciones de la sociedad civil, en especial el grupo llamado Y’en a Marrre (Estamos hartos), fundado por jóvenes raperos, según analistas.
El triunfo de Sall puede explicarse por la falta de soluciones a los problemas existentes, declaró a la televisión nacional el portavoz del gobierno saliente, Moustapha Guirassy.
«Hay, por cierto, un deseo popular de cambio, pero los reclamos sociales son asuntos a los que pudimos tratar de responder», indicó.
Zahra Iyane Thiam, de la campaña de Sall, atribuyó el triunfo a los esfuerzos del equipo del candidato, así como a una amplia base de apoyo.
«Nuestro candidato encabezó la carga final, pero fue una victoria compartida, porque todos los que quedaron por el camino en la primera vuelta aunaron esfuerzos con las fuerzas populares para derrotar a un sistema que, según nuestra perspectiva, está en la raíz de las dificultades que afrontamos», dijo en entrevista con IPS.
Algunas personas temieron por la triquiñuela que hizo el gobierno de Wade con la Constitución para lograr su tercera reelección, y sospecharon que el presidente quería imponer a su hijo, Karim Wade, como su posible sucesor.
Cuando el Consejo Constitucional dictaminó que Wade podía volver a ser candidato, hubo multitudinarias manifestaciones de rechazo contra el presidente en vísperas y durante la campaña para la primera ronda electoral.
En ese marco, murieron varias personas en la capital y en otras grandes ciudades como resultado de la represión de las fuerzas de seguridad.
Entre la primera y la segunda vuelta, Wade lanzó una atractiva ofensiva dirigida a los líderes religiosos con la esperanza de que incitaran a los votantes a respaldarlo. Pero no fue suficiente para ayudarlo a mantener el poder tras 12 años en la Presidencia, ni siquiera sumado al gasto enorme y al montón de promesas electorales.
Mientras fue presidente, Wade se peleó con varios de sus allegados, entre ellos el primer ministro Idrissa Seck, que obtuvo 7,86 por ciento de los votos en la primera vuelta.
El hombre que reemplazó a Seck como primer ministro no fue otro más que Macky Sall, quien ofició varias veces de presidente de la Asamblea Nacional y fue el segundo al mando del gobernante Partido Democrático Senegalés (PDS).
Pero Sall se enfrentó a Wade en 2008 cuando, como presidente del parlamento, convocó a su hijo a comparecer en una sesión del plenario dedicada a la organización de la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) en Dakar.
Karim Wade dirigió la agencia nacional de la OCI en Senegal.
Legisladores del PDS votaron entonces reducir el mandato del presidente de la Asamblea Nacional de cinco a un año, aunque con posibilidad de renovarse.
Al considerar la medida humillante, Sall entregó su renuncia, no solo a su cargo en la Asamblea Nacional, sino a todos los que tenía en el PDS, tras lo cual formó su propio partido, la Alianza para la República (APR), y comenzó a hacer giras por el país y a forjar lazos con la diáspora en busca de apoyo.
Al comienzo de la campaña para los comicios presidenciales, el 5 de febrero, Sall ignoró el llamado del movimiento social para unirse a las manifestaciones contra Wade en Dakar, para recorrer el campo.
El trato injusto recibido por Sall de sus compañeros del PDS en 2008 despertó la simpatía, lo que, en parte, explica su meteórico ascenso, dijo a IPS una de sus asesoras en materia política.
«La diferencia entre nosotros y los otros candidatos es el enfoque metodológico, la estrategia», señaló Abdourahmane Ndiaye. «Nuestro partido tuvo la suerte de fundarse con la amplia simpatía generada por el martirio que sufrimos en la Asamblea Nacional», apuntó.
«Y la estrategia fue transformar ese sentimiento en votos», explicó.
Sobre la promesa de bajar el costo de los suministros básicos, Ndiaye explicó: «El primer paso que daremos, aun antes de pensar en medidas económicas, será tomar una decisión política. El gobierno puede disponer la gratuidad de un producto».
Para reducir el precio de artículos esenciales, el presidente electo recortará el gasto público concentrándose en la multiplicidad de organismos estatales y de embajadas, indicó Ndiaye.
En lo que respecta a la conformación del nuevo gobierno, Ndiaye dijo: «En la segunda ronda, las coaliciones que apoyaron a los 12 candidatos nos apoyaron. Eso nos obliga a trabajar juntos. No podemos tener transparencia si estamos solos».
«El trabajo con otros nos llevará hacia la transparencia», remarcó.
Amsatou Sow Sidibé, profesor de derecho de la Universidad Jeque Anta Diop, de Dakar, y candidato a la Presidencia que quedó por el camino en la primera vuelta, declaró el día de los comicios: «Trabajaremos juntos. La responsabilidad es enorme y todo el mundo debe colaborar. Es un enfoque participativo para el éxito», añadió.
La derrota de Wade coincidió con el golpe de Estado ocurrido el jueves 22 en Malí, otro país de África occidental.