La cólera ruge de nuevo en Sidi Bouzid, epicentro de la protesta que expulsó a Ben Ali tras 23 años de reino absoluto. Orgullosos de ser los instigadores de la revolución, los habitantes de esta región desheredada del centro-oeste se muestran cada vez más decepcionados por el cariz de «su revolución». Reunidos ayer, en la […]
La cólera ruge de nuevo en Sidi Bouzid, epicentro de la protesta que expulsó a Ben Ali tras 23 años de reino absoluto. Orgullosos de ser los instigadores de la revolución, los habitantes de esta región desheredada del centro-oeste se muestran cada vez más decepcionados por el cariz de «su revolución».
Reunidos ayer, en la Plaza del Mártir en pleno casco antiguo, convocados por sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, varios centenares de «bouzidianos» han denunciado la «marginación» de su región y las «promesas no cumplidas del gobierno» en materia de empleo, de desarrollo regional y de justicia social. «Cerca de quince meses después de la caída de Ben Alí, la situación de los habitantes sigue siendo muy precaria. No notamos ningún cambio y hemos decidido no callarnos más», precisa Sliman Ruissi, sindicalista y uno de los iniciadores de la concentración de protesta que se ha transformado rápidamente en una marcha pacífica.
Con varias decenas de miles de parados, entre ellos más de 10.000 diplomados de la enseñanza superior, Sidi Bouzid tiene el triste récord nacional del paro.
La región conoce de forma intermitente desde la caída del antiguo régimen huelgas dispersas, paros salvajes y manifestaciones aguerridas. La tensión ha subido un nivel como consecuencia de la visita efectuada el 26 de marzo por el ministro de salud pública, Abdellatif Mekki al hospital regional de Sidi Bouzid. En el curso de esta visita, el ministro no ha tranquilizado a la población que le había demandado exponer la lista de proyectos que el gobierno piensa impulsar en la región.
El martes pasado, un grupo de jóvenes parados de Sidi Bouzid ha emprendido una marcha a pie en dirección a Túnez para llamar al gobierno a mantener sus promesas en materia de empleo. Los participantes en esta marcha, que eran una decena al comienzo se cuentan ya por centenares. Deberían llegar a Túnez el 9 de abril, una fecha simbólica que coincide con la fiesta de los mártires.
http://www.letemps.com.tn/article-65021.html
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR