El mundo sigue atravesando una crisis económica. La baja en las calificaciones de la deuda norteamericana y de algunos países de Europa agudizó la situación, al menos desde el punto de vista financiero. Mientras tanto, desde América Latina, y en particular la Argentina, las miradas están puestas sobre China. Semanas atrás, Pekín dio a conocer […]
El mundo sigue atravesando una crisis económica. La baja en las calificaciones de la deuda norteamericana y de algunos países de Europa agudizó la situación, al menos desde el punto de vista financiero. Mientras tanto, desde América Latina, y en particular la Argentina, las miradas están puestas sobre China.
Semanas atrás, Pekín dio a conocer nuevos datos sobre su tasa de crecimiento y confirmó que durante el último trimestre de 2011 su economía creció un 8,9 por ciento frente al 9,1 por ciento del tercero. La tendencia es preocupante para nuestro país, porque la gran mayoría de las exportaciones agropecuarias (un 85 por ciento), grandes generadoras del flujo de divisas, están destinadas a satisfacer la demanda de esa economía. Ésta es una noticia que no puede pasar inadvertida en un momento de convulsión. Sin embargo, el otro dato que no escapa a la mirada de los analistas es que la relación entre la potencia asiática y la Argentina y el resto de la región se volvió estratégica. Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), China está en camino de superar a la Unión Europea como destino de las exportaciones de la región en 2014. Desde hace doce años, el gigante asiático explica su economía a partir de sus planes quinquenales -planificación que sólo existió en el país durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón. Para el próximo lustro, reestructurará su esquema de importaciones, con el objetivo de potenciar el consumo interno y equilibrar su balanza comercial. Es decir, se está preparando para adquirir -en el caso de alimentos, materias primas y tecnología con valor agregado- por el simple hecho de que cada vez más familias rurales están pasando a tener consumos urbanos. Por año, 25 millones de chinos dejan la pobreza. En los últimos veinticinco años, 250 millones de personas mejoraron su calidad de vida y, por ende, su situación económica. De ahí que, en los próximos años, el gobierno de Hu Jintao busque potenciar su mercado interno.
A contramano
Durante la crisis de 2009, hubo un freno económico a escala global. Sin embargo, mientras que las exportaciones de la región hacia Estados Unidos y la Unión Europea se redujeron un 26 por ciento y un 28 por ciento, respectivamente, las destinadas a Asia cayeron sólo 5 puntos y las dirigidas a China aumentaron un 5 por ciento. Pese a la crisis, su economía creció a una tasa del 9,2 por ciento. Es decir, este país tiene un papel cada vez más fundamental para América Latina. Pero en una posible nueva fase de freno económico, también hay que mirar el grado de dependencia que existe con el gigante asiático. Dado que su tasa de crecimiento en los últimos meses resultó ser menor a la estimada, es de esperar que se produzca también una menor expansión de los países latinoamericanos.
Según la Cepal, algunos países de la región dependen mucho de China como socio comercial, sobre todo respecto de las exportaciones. «Chile muestra la tasa más elevada de relacionamiento (13 por ciento), seguido por Perú (11 por ciento), Argentina (9 por ciento), Costa Rica (7 por ciento) y Brasil (7 por ciento). Con respecto a las importaciones, Paraguay es el caso extremo (un 27 por ciento), seguido por Chile y Argentina (11 por ciento) y Brasil, México y Colombia (10 por ciento)», indicó el organismo internacional. Una cifra sirve para ilustrar el nivel del intercambio: durante 2010, ingresaron al país casi 5.000 millones de dólares por exportaciones agroindustriales a China. Es decir, el 85 por ciento del total del complejo agroexportador. De ese total, el 94 por ciento se compuso por porotos de soja (67 por ciento) y aceite de soja (27 por ciento). Teniendo en cuenta las necesidades del país asiático, ávido de productos de mayor calidad, la Argentina podría diversificar su estructura de exportaciones agropecuarias. Por un lado, para no depender tanto de la soja y de los vaivenes de los precios de los commodities. Por el otro, para ofrecer mayor valor agregado, algo que redundaría en mejores ingresos para los productores locales. Sin embargo, hay que destacar que las relaciones bilaterales exceden los temas agropecuarios. Cuando el ex presidente Néstor Kirchner anunció junto a su par de China que habría inversiones por 20.000 millones de dólares, pocos tomaron ese dato como algo probable. (Incluso, se lo comparó con el fallido anuncio de Carlos Menem sobre los viajes a la «estratósfera»). No obstante, transcurridos varios años, la realidad demostró que la relación bilateral fue mucho más allá que aquel remoto anuncio. Según datos de la secretaría de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, el stock de Inversión Extranjera Directa (IED) de China en la Argentina creció a una tasa promedio anual de 60 por ciento entre 2004 y 2009. «El año pasado fue el punto clave donde se ‘gatillaron’ las inversiones en el mercado local. Actualmente, generamos 5.800 puestos de empleo genuino y creemos que, en los próximos cinco años, podremos crear otros 4.000. A través del trabajo conjunto, nuestras relaciones subieron un escalón», sintetizó el viceministro de Comercio chino, Wang Chao, durante un seminario de inversiones, realizado en su país el pasado 20 de julio.
De ida y vuelta
El año pasado, el comercio bilateral creció un 65 por ciento y las inversiones chinas sumaron casi 13.000 millones de dólares, en rubros diversos como la minería, el petróleo y las telecomunicaciones, entre otros. Además, sólo en el área de transporte, los desembolsos llegan a 15.000 millones de dólares, según la información difundida por el Ministerio de Comercio chino.
Durante el período 2000-2009, China representó el 46 por ciento del consumo global de petróleo, el 72 por ciento del acero y del 170 por ciento del cobre. Sobre este último commodity, ya están avanzadas las negociaciones en la Argentina para la instalación de una planta refinadora de cobre, una inversión que podría demandar 500 millones de dólares. Para la consultora Dragonomics, dedicada a difundir información estadística de China desde 1997, hacia fines del año pasado el país asiático había ejecutado una IED cercana a los 90.000 millones de dólares en todo el mundo.
Más allá de estos indicadores, un dato que preocupa al Gobierno local es el déficit que arroja la balanza comercial con este socio. Durante 2010, fueron 1.800 millones de dólares, un 60 por ciento superior al registrado en 2009. Esto inquieta porque la Argentina necesita mantener una balanza comercial global positiva, uno de los principales resortes del actual modelo económico. Si Estados Unidos dejara de comprarle a China, producto de una recesión global, muchas de esas ventas podrían canalizarse hacia la Argentina y Brasil. Y, de esta manera, se profundizaría el déficit. De ahí también las intenciones de diversificar las exportaciones agrícolas (en carnes, maíz y lácteos).
Pero por fuera de cualquier dato de la coyuntura, tanto los funcionarios chinos como los locales coinciden en definir el vínculo bilateral como «estratégico».
Las proyecciones hacia 2020 indican, según la Cepal, que China aumentaría de forma notoria su posición relativa como destino de las exportaciones regionales. «Si se mantiene el actual ritmo de crecimiento de la demanda de nuestros productos en Estados Unidos, la Unión Europea y el resto del mundo, y la demanda de China se incrementa sólo a la mitad del ritmo registrado en esta década, este país superaría a la Unión Europea en 2014 y pasaría a ser el segundo mayor mercado para las exportaciones. En el caso de las importaciones, se prevé un comportamiento similar y que China supere a la Unión Europea en 2015», concluyó el organismo internacional. Muchas de estas variables dependerán de los acontecimientos económicos próximos. En este sentido, sortear una nueva fase de la crisis internacional será el primer desafío.
Datos claves
-Habitantes: 1.300 millones.
-PBI per capita: en 2010 fue de 4.400 dólares y para 2011 se estimó en 5.200 dólares.
-Ascenso social: 25 millones de personas dejan la pobreza por año.
-Inversión extranjera directa en el mundo: 130.000 millones de dólares en 2010.
-Inversión extranjera directa en la Argentina: 13.000 millones dólares en 2010 (distribuidas en minería, telecomunicaciones y transporte).
-Exportaciones agropecuarias hacia China: 4.965 millones de dólares en 2010 (un 55 por ciento más que un año atrás. El 90 por ciento son porotos y aceite de soja).
-Balanza comercial total: la Argentina tuvo un déficit de 1854 millones de dólares.
Fuente original: http://www.revistadebate.com.ar//2012/04/20/5319.php