En un artículo, que va a cumplir diez años, describía yo el sistema político estadounidense como «un ciclo termodinámico perfecto (corporación-dinero-campaña mediática-gobierno para los ricos)». Pero el tiempo no pasa en vano; como van las cosas voy a tener que hacer un ligero cambio en aquella descripción y sustituir la preposición «para» por […]
En un artículo, que va a cumplir diez años, describía yo el sistema político estadounidense como «un ciclo termodinámico perfecto (corporación-dinero-campaña mediática-gobierno para los ricos)». Pero el tiempo no pasa en vano; como van las cosas voy a tener que hacer un ligero cambio en aquella descripción y sustituir la preposición «para» por «de».
Ya los ricos no sólo pagan las campañas y, a través del clientelismo, controlan las agendas de los políticos, sino que son mayoritaria y directamente ellos quienes legislan. De acuerdo con un estudio de los estados financieros personales de los congresistas norteamericanos en el 2012, realizado por el Centro para Políticas Responsables (CRP, por sus siglas en inglés), por primera vez en la historia la mayoría de los miembros del Congreso estadounidense son millonarios.
Dice el estudio que de los actuales 534 miembros del Congreso, al menos 268 obtuvieron un promedio neto de 1 millón de dólares o más en el 2012, once más que en el año anterior. El valor promedio de los ingresos de un legislador era de 1,008,767 dólares. El promedio por representante a la Cámara es de 896 dólares y por senador de 2,7 millones. Dando la razón a quienes afirman que en Estados Unidos existe un sólo partido, el empresarial, el informe revela que los demócratas del congreso poseían en mayo de 2012 un valor neto medio de 1.04 millones de dólares y los republicanos casi 1 millón de dólares exactos. En ambos casos, las cifras son superiores a las del 2011 cuando éstas eran de $990,000 y $907,000 dólares respectivamente.
El estudio revela por qué las legislaciones que vayan contra los bancos, la especulación y combatan el cambio climático son imposibles en Estados Unidos. Los congresistas son accionistas e inversionistas de bancos como JP Morgan Chase, Bank of America, grandes inmobiliarias y empresas de petróleo y gas.
Sheila Krumholz, directora ejecutiva del CPR describió la situación con bastante objetividad:
«A pesar de que las elecciones evidencian lo insatisfechos que están los estadounidenses con el Congreso en general, no ha habido ningún cambio en nuestra predilección por elegir políticos acomodados para que representen nuestros problemas en Washington. Obviamente es innegable que en nuestro sistema electoral, los candidatos necesitan tener acceso a recursos para llevar a cabo campañas que sean financieramente viables y los mejores recaudadores de fondos son los políticos quienes para empezar se mueven en esos círculos»
El informe agrega: «el hecho de que la mayoría de los miembros sean millonarios, aún cuando sea un mínimo arriba del 50%, es crucial en un momento en que los legisladores están tratando asuntos como los beneficios del desempleo, los cupones de comida y la jornada mínima que afecta a las personas con muchos menos recursos así como que se considera una revisión del código tributario». O sea, están tratando asuntos que a los «círculos» que los eligieron sólo les interesan para asegurarse de que por allí no se les escape aunque sea un mínimo del dinero que puede seguir incrementado sus arcas.
Así avanza la Democracy for the people, of the people and by the people que reclamara Abraham Lincoln. (Publicado enCubAhora)
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2014/01/24/democracy/