Las Naciones Unidas pidieron el lunes más de 2.000 millones de dólares (1.483 millones de euros) para alimentar y cuidar a un récord de 20 millones de personas en el cinturón del Sahel, pero los trabajadores de ayuda temen que la fatiga de los donantes y la débil recuperación económica pueda impedirles cumplir ese objetivo. […]
Las Naciones Unidas pidieron el lunes más de 2.000 millones de dólares (1.483 millones de euros) para alimentar y cuidar a un récord de 20 millones de personas en el cinturón del Sahel, pero los trabajadores de ayuda temen que la fatiga de los donantes y la débil recuperación económica pueda impedirles cumplir ese objetivo.
Los conflictos en Mali, Nigeria, Sudán y la República Centroafricana han desestabilizado los mercados y causado escasez de alimentos en la región, dijo la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Los problemas en el Sahel, una zona semiárida del desierto del Sáhara que se extiende desde el océano Atlántico, en el oeste, al mar Rojo, en el este, han pesado también en los esfuerzos de la ONU para proteger a los refugiados, otro componente de su petición de ayuda.
Más de 1,6 millones de personas han abandonado sus hogares y la mitad de ellos han buscado refugio en países como Mauritania, Burkina Faso, Niger y Chad, que ya están acuciados por otros problemas
El impacto afecta a la producción local de alimentos y dificulta la difícil labor de los países para alimentar a sus poblaciones.
Sin embargo, la financiación puede quedarse corta por la lenta recuperación económica mundial y la petición de 6.500 millones de dólares para Siria, la mayor campaña humanitaria de la ONU de la historia, dijo Robert Piper, coordinador regional del organismo para el Sahel.
Los donantes proporcionaron algo más del 60 por ciento de los 1.720 millones de dólares pedidos por la ONU para el Sahel el año pasado.
«Este año es decisivo para el Sahel», dijo Piper.
«Es el año que vemos que podemos poner en práctica la teoría y empezar a unir a los cooperantes con los gobiernos nacionales y cambiar estas tendencias que se han ido deteriorando año tras año», dijo.
La inseguridad alimentaria, que es una medida del hambre que afecta a la población debido al conflicto o al clima, se ha doblado prácticamente en el último año en el Sahel, una región que registra inundaciones y sequías cíclicas, además de plagas de langosta y epidemias.