Que el matrimonio Obama encabece la sensacionalista campaña para la liberación de las 234 niñas escolares secuestradas en Nigeria por un grupo terrorista plantea varias preguntas: 1. ¿Por qué ahora, si las escolares fueron raptadas el 14 de abril? Meses antes, el mismo grupo había matado a unos 1.500 niños y adultos y no hirió […]
Que el matrimonio Obama encabece la sensacionalista campaña para la liberación de las 234 niñas escolares secuestradas en Nigeria por un grupo terrorista plantea varias preguntas:
1. ¿Por qué ahora, si las escolares fueron raptadas el 14 de abril? Meses antes, el mismo grupo había matado a unos 1.500 niños y adultos y no hirió la sensibilidad de los que hoy enarbolan la bandera de los derechos humanos.
2. Cada semana decenas de civiles en Afganistán, Pakistán o Yemen son asesinados o mutilados por las bombas lanzadas por los drones estadounidenses. ¿Por qué nadie pide el envío de comandos a Estados Unidos para detener a los responsables de estos actos terroristas?
3. ¿Con qué autoridad moral se envía a hombres militares estadounidenses para rescatar a estas jóvenes atrapadas por unos delincuentes sexuales, si ellos mismos, como colectivo, han sido acusados no sólo por abusos sexuales a mujeres iraquíes y afganas (habían ido a sus países, decían, para protegerlas), sino también a sus propias compañeras? En 2013 se presentaron 5.061 denuncias (ver: Sexual Assault in the U.S. Armed Forces). Una soldado estadounidense, en Irak o Afganistán, tenía más probabilidad de ser violada por su compañero que abatida por el enemigo.
4. ¿Por qué les preocupan estas pobres muchachas, y no las 683.000 mujeres estadounidenses, en su mayoría negras y pobres, que son raptadas y/o violadas cada año? El 83% de las niñas en edades entre 12 a 16 años son víctimas de la agresión sexual (sólo en las escuelas públicas), al igual que otros 800.000 menores de 10 años, sin que hubiese alguna campaña para atajar este vergonzoso problema, allí y en otros países del mundo?
Desde Europa, los mandatarios ricos y blancos que ahogan a los exiliados africanos en sus mares son capaces de colgar en internet sus fotos de solidaridad. ¡Embusteros! Están defendiendo sus propios intereses siempre infames, ayer con el tema del burka de las afganas y ahora se aprovechan de la tragedia de estas niñas (ver: El timo de la «misión humanitaria»).
Jama’atu Ahlis Sunna wal-Jihad Lidda’awati, o sea, «Sociedad sunnita para la propagación de Yihad», o Boko Haram, al igual que el otro grupo islámico Ansaru, han cometido decenas de atentado indiscriminados, matando a los que consideran kafar (del árabe Kofr: dichos y actos de personas de cualquier credo que niegue los principios básicos del Islam), al igual que a los ateos, musulmanes laicos o no practicantes y los cristianos que consideran a Jesús hijo de Dios o Dios. Sus acciones, igual que sus discursos, ofrecen un perfecto pretexto para una mayor militarización de África y para que los xenófobos sigan con el huevo de oro de la «guerra de las civilizaciones».
Vuelve el factor «petróleo»
Nigeria es el cuarto mayor exportador mundial de gas natural licuado y el mayor productor de petróleo (de alta calidad y fácil de refinar) de África, produciendo 2.500.000 de barriles por día. Hasta el 2011, EEUU era el destino del 70% del petróleo nigeriano. Después, y tras el descubrimiento del gas esquisto en las tierras estadounidenses, esta cantidad ha caído un 15%. Por lo que el Gobierno del presidente GoodluckJonatan ofreció a China -que ha invertido unos 10 mil millones de dólares en la industria petrolífera nigeriana-, recibir el sobrante. Pero, una cosa es que EEUU hoy no necesite este petróleo y otra bien distinta es que permita que se lo lleve su principal rival, al que ha intentado cortar las vías del suministro de energía desde Sudán, Libia, Mali e Irán, para impedir su avance económico.
Los africanos ven a China una alternativa (que donde se instala, suele construir escuelas, viviendas sociales, etc.) a las petroleras occidentales que llevan décadas destruyendo el país. Éstos no solo gratifican a los rebeldes y terroristas para que les dejen en paz y no saboteen los oleoductos, sino que sobornan a los mismos funcionarios para llevarse el petróleo «en negro», o sea, sin pagar los impuestos. Ganan 140 mil millones de dólares al año, mientras el 70% de los 160 millones de habitantes del país vive con menos de 2 dólares al día.
El Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND), un grupo armado que realiza actos de sabotaje sobre los oleoductos de Royal Dutch Shell y Chevron Corp., denuncia el desastre ecológico que han provocado estas empresas: tubos defectuosos que filtran el fuel a los cultivos y las aguas, cruza las calles de miles de personas que sobreviven en chabolas sin electricidad, sin escuela, sin hospital, y donde las enfermedades campan a sus anchas.
Shell ha sido acusada de colaborar en 1995 con el gobierno en la ejecución de activistas nigerianos, entre los que se encontraba el escritor de 54 años Ken Saro-Wiwa Saltar, candidato del Nobel de literatura.
Según los ecologistas, cerca del 1,5 millones de toneladas de petróleo han sido vertidas en el delta de Níger. Las empresas Shell, ExxonMobil, Chevron, Total y Eni aquí no quieren competencia, sobre todo si es China.
Africom busca un hogar
Estados Unidos controla África a través del Comando Central (CENTCOM), el Comando del Pacífico (PACOM) y el Comando Europeo (EUCOM). Además, cuenta con la estratégica base militar de Yibutí y la Estación de Colaboración con África en el Golfo de Guinea. AFRICOM sería un capricho para apretar aun más la tuerca en estas tierras (ver: Los piratas no somalíes).
Controlar los inmensos recursos naturales, limitar el acceso de China a ellos, y buscar una sede en el continente negro para AFRICOM – cuya misión consiste en proteger los intereses de EEUU en África-, son los tres pilares de la estrategia americana en esta parte del mundo (ver: Africom, contra China desde Mali).
La Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) y los 15 países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental, incluida Nigeria, además de negarse a acoger el cuartel general del AFRICOM -actualmente en Stuttgart, Alemania-, han mostrado su oposición a la presencia de las tropas estadounidenses en sus países. La Unión Africana afirma que son capaces de defender y proteger su propia tierra y no necesitan a los soldados americanos.
El terrible asesinato de Gadafi y la caída del Estado libio (hoy sumida al caso) a manos de la OTAN han aumentado las reticencias hacia las pretensiones de Washington. Aún así, en 2012, Obama utilizó sus poderes especiales envinado más militares a Nigeria, bajo el pretexto de la lucha contra la «filial de Al Qaeda». Curiosamente, Buko Haram recibe financiación de Arabia Saudí -amigo íntimo del Occidente-, igual que los yihadistas afganos, chechenos, libios, sirios, etc., quienes además han recibido entrenamientos y apoyo logístico de la OTAN. Los efectivos de Estados Unidos ya han puesto sus botas sobre el terreno de Nigeria y pronto harán lo mismo los militares británicos.
Unas acciones más de los talibanes africanos, algo más publicidad en los medios de comunicación occidentales y el Pentágono podrá tener sus bases militares en Nigeria.
François Bozizé, presidente de la República Centroafricana, derrocado en 2013 por un golpe de estado parecido a lo de Ucrania, señala que fue la firma de un gran acuerdo petrolífero con China el principal motivo de que caída (ver: Las razones ocultas de la intervención francesa).
El mensaje desde el Eliseo y Casa Blanca ha sido claro: Sr.GoodLuck Jonathan, ¿No ha visto usted la barba del vecino a cortar?
El dictador que durante tres semanas intentó ignorar el secuestro de las niñas y la matanza de unas 300 personas por el mismo grupo, desde su sillón del G- 20, y a pesar del dantesco paisaje social, afirma que la Nigeria destartalada, subdesarrollada, ultrajada y robada «va bien», y con militares angloamericanos, añadirá, «irá mejor».
Esperamos que la superpotencia, que posee artefactos capaces de descubrir un exoplaneta parecido a la tierra a 500 años luz, consiga localizar y recuperar a las chicas y así elevar la popularidad, caída por los suelos, del presidente Obama. Si no, no pasa nada. La noticia se retira de los titulares y el asunto se queda olvidado, mientras el principal objetivo se ha cumplido, sí o sí.