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Ébola: la guerra por todos los medios

Fuentes: Rebelión

Por estos días nos hemos sorprendido por un nuevo enemigo de la humanidad, el virus del ébola. Esta epidemia de altísima letalidad procedente de África, especialmente en Sierra Leona, Liberia y Guinea, ha dado respuestas tan disimiles como que «Cuba envía una brigada médica solidaria para la lucha contra el ébola» y «USA envía marines […]

Por estos días nos hemos sorprendido por un nuevo enemigo de la humanidad, el virus del ébola. Esta epidemia de altísima letalidad procedente de África, especialmente en Sierra Leona, Liberia y Guinea, ha dado respuestas tan disimiles como que «Cuba envía una brigada médica solidaria para la lucha contra el ébola» y «USA envía marines para en combate del ébola» ambos al mismo país: Liberia. Curiosa respuesta la del gobierno de USA y sus socios de enviar tropas para combatir una epidemia, cuando parece ser más lógica la actitud Cubana de enviar médicos y enfermeras con su reconocida actitud solidaria e internacionalista. Cuba envía colaboradores o misioneros y EEUU marines.

Llama la atención el concepto de «guerra» tan difundido por la mediática internacional para enfrentar un problema de salud; sin embargo esto no debe extrañar ya que, tanto las guerras como las grandes epidemias en la historia de la humanidad han sido una suerte de control social y demográfico de la población. Es de destacar que Sierra Leona, Guinea y Liberia con importantes riquezas naturales, han sido asoladas por cruentas guerras civiles, que los ha llevado el empobrecimiento y muy precarias condiciones de salud y ambientales.

Las guerras son una forma de dominación sobre los pueblos, no solo con la superioridad tecnológica de las armas para matar al enemigo, sino también por otros medios donde las pandemias son determinantes para esos grandes genocidios. Para muestra la colonización del imperio español sobre nuestras tierras, donde cifras prudentes del genocidio sobre la población indígena, hablan de 80 millones muertos, muchos más por la sífilis, peste bubónica, cólera, viruela, que como resultado de la espada o la pólvora del arcabuz.

Las grandes epidemias o pandemias por virus o bacterias han diezmado poblaciones a través de la historia de la humanidad. La peste bubónica (peste negra) mató a un tercio de la poblacion para la época, en la edad media; el cólera y la viruela han hecho otro tanto a través de sucesivos brotes. La tisis o tuberculosis, según Hipócrates (460 a.c.) «ha sido la enfermedad más extendida y fatal de todos los tiempos» y el bacilo tuberculoso sigue siendo el agente infeccioso que más muertes a causado en la historia de la humanidad: actualmente hay 1900 millones de personas infectadas en el mundo (un tercio de la poblacion), hay 16 millones de enfermos actuales, 8 millones de casos nuevos al año, y mueren 2 a 3 millones al año especialmente en países pobres, ya que tuberculosis es hija de hambre y la pobreza. La confluencia de la TB y la epidemia de fines del siglo XX, del virus del VIH-SIDA (peste rosa) ha potenciado ambas enfermedades. La TB y el VIH-SIDA van de la mano ya que la primera causa de muerte de enfermos de SIDA, es la Tuberculosis. Se calculan que actualmente hay 33 millones de infectados por vih-SIDA y mueren 2 millones por enfermedades relacionadas al SIDA.

Últimamente hemos tenido que lidiar por estas latitudes tropicales con otras epidemias: el dengue y el nuevo maldito virus que produce la enfermedad fiebre «chiquinguya», transmitidos por el mosquito de patas blancas, el mismo de la malaria. Con la presencia del dengue instalado en el Caribe y Latinoamérica desde hace varios años, este año evoluciona esta epidemia de fiebre hemorrágica, el chiquinguya, con foco en Republica Dominicana y ya está en pleno desarrollo en Venezuela. Coincidentemente aparecen operativos mediáticos difundidos por medios nacionales e internacionales de lo que sería «extraño virus» que habría producido 10 muertes en el Hospital Central de Maracay, Venezuela, que nunca ocurrió, con profusión de fotos de pacientes recogidas revistas médicas internacionales que serían de infecciones por meningococo, o quizás podrían sugerir casos de Ebola. Hay quienes creen que con epidemias se puede desestabilizar gobiernos, «embarrar la cancha» para adjudicarles a los gobiernos populares el manejo de la misma, por lo que hicieron o dejaron de hacer. Todavía tenemos impacto de las alertas internacionales de la gripe H1N1, que motivó la compra masiva del medicamento de dudosa efectividad «tamiflu» que el gobierno bolivariano adquirió para una epidemia que nunca llegó. Esta maniobra se extendió a muchos países de mundo, y hoy hay evidencias que tamiflu y Relenza es una estafa consentida por políticos, gestores, científicos, periodistas y médicos, para «contentar» el ansia de protección ante el miedo que crean los expertos (de instituciones como la Organización Mundial de la Salud, que elevaron el nivel de alerta ante la posible pandemia de 2009 a seis, el máximo).

Lo que la mediática internacional ahora llama «crisis» o «alarma» por Ebola, asociando el carácter crítico que genera la epidemia, apelando al imaginario colectivo de una «crisis económica» que amenaza a pueblos y gobiernos, y que pudieran justificar «intervenciones especiales» llamadas «humanitarias». Forman parte de la paranoia colectiva difundida por los medios, que instala el tema del Ebola como el enemigo fundamental actual de la humanidad. Con ello justifican operativos en los aeropuertos alrededor del mundo, no solo en la búsqueda de terroristas, narcotraficantes, inmigrantes ilegales, sino ahora potenciales portadores de ébola, colocando a víctimas en enemigos. No podían faltar en los medios, las series y películas con nombres tales como «virus», «epidemia», «hélix» que fueron concebidos como de ficción o futuristas, y que ahora parecen un «reality show». Allí hemos podido ver anticipadamente los trajes de bioseguridad, parecidos a trajes aeroespaciales, que hoy aparecen en las pantallas alrededor del mundo.

La generación de las epidemias se asocia a causas naturales, mutaciones genéticas, a guerras bacteriológicas (virus de laboratorios), y al cambio climático entre otros. Mucho se ha escrito que el virus de VIH se generó en un laboratorio, específicamente un laboratorio militar y que Cuba ha recibido múltiples ataques de bioterrorismo, especialmente en porcinos, introducidos por la contrarrevolución. Lo que si sabemos que tanto la guerra como las epidemias, son un gran negocio. No es casual que la industria armamentista, como la farmacéutica y las de biotecnología (con el negocio de las patentes) son las principales multinacionales del mundo y ni que hablar los medios de comunicación que hacen su trabajo sucio para ser parte de ese fenomenal negocio. Las guerras, los desplazamientos migratorios masivos, las grandes hambrunas, las condiciones sanitarias y ambientales precarias como resultados de estos conflictos, son los ingredientes determinantes de las epidemias que los guerreristas promueven.

Pero no todo está perdido. Muchas epidemias desaparecieron con vacunas como la polio, el sarampión, la viruela entre otras. Algunas han sido controladas como el cólera donde se potabiliza el agua, y control de vectores mosquito con la participación popular. En los países donde el reparte mejor la riqueza y con políticas públicas de salud como el caso de Venezuela, Cuba y otros países del ALBA con las Misiones Barrio Adentro y Milagro, están dando respuestas revolucionarias a los problemas de Salud y son ejemplo lo que pueden alcanzar las políticas públicas. Las campañas de prevención de sexo seguro, dan una luz en la disminución en la morbilidad de infección del VIH-SIDA y ya la muerte del SIDA no es inexorable con la accesibilidad a los medicamentos retrovirales. Aun esperamos vacunas efectivas tanto para la TB como para el VIH, pero en el camino de lograrlas, las políticas públicas, las políticas de integración, de inclusión deben extenderse como ejemplo ante políticas privatistas que ven la enfermedad como negocio. Algunas epidemias como en caso del VIH moviliza multimillonarias cifras de dinero a través de Agencias, muchas veces ONG, que en una buena parte no llegan a su destinos. Estas agencias internacionales y ONGs, muchas de ellas coordinadas por la OMS, movilizan recursos enormes, y es necesario que los pueblos exijan transparencia en su utilización.

De allí el llamado del presidente Maduro en la última asamblea de la ONU a los países del mundo de abandonar la hipocresía si verdaderamente se quiere enfrentar esta amenaza, y que se abandonen políticas guerreristas que no hacen otra cosa que agravar el problema. La Republica Bolivariana de Venezuela aportó 5 millones de dólares para investigación y convoco ALBA para enfrentar la amenaza con integración regional. Argentina, por el mismo camino desarrolla en sus laboratorios un test rápido de diagnostico y seguro será partícipe de la convocatoria de integración regional. El fortalecimiento de la Elam (escuela latinoamericana de medicina) y la presencia de los médicos integrales en la región seguramente serán parte de la discusión de cancilleres y especialmente las políticas de participación popular como garantía para garantizar políticas preventivas en la salud.

La disputa sigue siendo entre las misiones solidarias, humanistas, inclusivas que promuevan la prevención y políticas integrales de salud o aquellos, que ven la enfermedad un gran negocio o como una guerra a escala mundial. La epidemia del virus del Ebola nos está desnudando. Las más de 4 mil muertes de africanos son una alarma a extenderse por el mundo, pero principalmente un llamado a la conciencia mundial. De cómo se resuelva este dilema serán los resultados que tengamos.

Rodolfo Carballo Médico Bolivariano

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.