Tras el ataque del martes 10 de diciembre al campamento militar próximo a la aldea de Inates, en el que murieron 74 soldados nigerios el más mortífero en la historia de Níger, (Ver Níger, sin lugar para la paz) finalmente reconocido por el grupo extremista Wilāyat (provincia) del Daesh para África Occidental, o ISWAP, ha quedado […]
Tras el ataque del martes 10 de diciembre al campamento militar próximo a la aldea de Inates, en el que murieron 74 soldados nigerios el más mortífero en la historia de Níger, (Ver Níger, sin lugar para la paz) finalmente reconocido por el grupo extremista Wilāyat (provincia) del Daesh para África Occidental, o ISWAP, ha quedado expuesta la grave situación de seguridad que no solo soporta el Sahel en general, sino amplias regiones rurales de Níger, complicando mucho más su situación interna ya que está considerado el país más pobre del mundo, a pesar de ser el tercer productor mundial de uranio, explotación en manos de Francia.
Los errores de coordinaciones de las tropas de los ejércitos locales, (Burkina Faso, Mali y Níger) que colaboran con las unidades francesas de la operación Barkhane, han permitido al ISWAP controlar grandes extensiones en las fronteras de Níger y Burkina Faso, produciendo grandes operaciones cada vez más frecuencia y más letales.
El incremento de estos ataques va en concordancia con el incremento de la cantidad de simpatizantes, que se convierten en milicianos de las organizaciones terroristas tato de la ISWAP, como al Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (Grupo de apoyo para el Islam y los musulmanes o GSIM) afiliado a al-Qaeda . Entre ellos se ha detectado una importante cantidad de jóvenes provenientes de la etnia Fulani o Peuls nómades de la región de Tillaberi del Norte, al norte de Niamey y limítrofe con Mali y Burkina Faso. Estos alistamientos están siendo empujados por las políticas gubernamentales de desarrollo, que desde la independencia del país en 1960, los Fulani han sido consecuentemente marginados, sin darles otra oportunidad laboral que la de ingresar a la lucha armada de las bandas wahabita s. En un informe de 2009 sobre pastoreo, la actividad fundamental de los Fulani , la inversión estatal representaba solo el uno por ciento del presupuesto estatal, situación que ha 10 años vista no se ha revertido.
Dado el crecimiento demográfico, de los años sesenta, los agricultores, de Tillaberi del Norte, con la complicidad de las autoridades gubernamentales, han ido conquistando territorios ancestralmente dedicados al pastoreo, lo que obligó a los pastores a migrar hacia el norte, donde los pastos son ostensiblemente de menor calidad, incluso muchos fulanis han debido llevar a sus rodeos a pastar a territorio malí, en procura de mejor alimento, lo que ha producido fricciones con los Tuareg de la tribu Daoussahak .
Esta situación ha generado el crecimiento de los robos y ataques contra los pastores fulani , los que según el Consejo de Criadores del Norte de Tillaberi , entre 1990 y 2007 316 fueron asesinados en la región de Gao (Mali) y en Tillaberi, Níger. Lo que pone en alerta a las autoridades de ambas naciones ya que en una situación similar han producido docenas de muertos, en 1997, por un pozo de agua en la zona de Menaka, (Malí) entre tuaregs y fulanis se saldó con más de cincuenta muertos y el robo de ganado fulani . En noviembre de 2013, un pariente del El Hadj Ag Gamou , un general del ejército maliense, fundador de la milicia, el Grupo de Autodefensa Tuareg Imghad , es asesinado en su aldea por un fulaní . Sin que se aclarara si había sido un ataque organizado o producto de una pelea vinculada a una disputa de tierras, pero el hecho provocó que unos días después, cincuenta fulanis fueran asesinados en la frontera entre Malí y Níger. Lo que dio comienzo a un ciclo de masacres, iniciándose en febrero de 2014, con la muerte de cuarenta Imghad en una aldea en la comuna de Anchawadi en la región de Tamkoutat, a unos 125 kilómetros de Gao
Desde entonces los pastores fulani , que retornaron desde Mali a Níger, decidieron conformar un grupo de autodefensa, que las autoridades han pretendido desarmar en varias oportunidades, fundamentalmente después de la última rebelión tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), en el norte de Mali en 2012, pero no lo han logrado, todo lo contrario las autoridades nigerinas, presentaron a estos grupos de autodefensa como terroristas, lo que hizo que se produzca un fuerte acercamiento entre las autodefensas y el grupo tributario de al-Qaed, Jamāʿat at-tawḥīd wal-jihād fī gharb ʾafrīqqīyā o Mujao (Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental, por lo que estos grupos no solo continúan armados, y operan de manera independiente en algunos casos produciendo asaltos y saqueos, contra aldeas de agricultores, sino también sumándose como mercenarios, a las diferentes facciones integristas que operan en la región.
Demasiado tarde para la paz
El gobierno del presidente de Níger Mahamadou Issoufou, a tratando de abrir canales de negociación con los jóvenes combatientes fulanis , que se han integrado a los grupos terroristas, pero todos los acercamientos terminaron siendo un fracaso. Aunque para los mediadores designados por el gobierno, todavía existe alguna posibilidad de negociar, pero hasta ahora la línea dura se ha impuesto no solo del lado de los muyahidines , sino también del lado del ejército nigeriano, herido en el amor propio tras la humillante derrota del último 10 de diciembre. Hay que recordar también la emboscada de Tongo-Tongo en octubre de 2017, en la que murieron no solo cuatro Green Berets , estadounidenses, sino cinco soldados del poderoso Batallón Seguridad e Inteligencia (BSR), tropas de elite, que eran el orgullo del ejército nigerino.
Las fracasadas negociaciones han abierto una campaña de hostigamiento contra los fulanis , produciéndose violentas detenciones arbitrarias, Centrándose en los más jóvenes de la comunidad de pastores, lo que ha dado lugar a denuncias de organizaciones de Derechos Humanos, mientras el ejército alega que los detenidos pertenecen a organizaciones terroristas.
Por otra parte a mediados de 2017, el gobierno nigerino pacto con dos milicias tuareg , que operan en territorio malí, para que colaboren con el ejército en su lucha contra los integristas, unos es el Movimiento para la Salvación de Azawad (MSA), Daoussahak y la otra es la Gatia , de la tribu Imghad , ambas comunidades con cuentas pendientes con los Fulani . Para lo que Niamey otorga n a las dos milicias contratadas la autorización para realizar operaciones militares en el país, además de comprometerse a brindarles apoyo operativo. También se conoció que el mismo pacto con los tuareg , lo habría realizado el ejército francés, para que operen en las tres fronteras (Mali. Níger y Burkina Faso).
Más allá de los acuerdos los grupos tuareg, parece tener su propio plan de batalla y al parecer estarían fuera de control, sin hacer diferencias entre muyahidines y fulanis . Por lo que docenas de civiles han sido asesinados en estos últimos años, asaltado en sus propios campamentos, los que son saqueados, sus mujeres violadas y los rodeos robados o sacrificados. Muchos de estos ataques, según las denuncia en presencia de las tropas francesas, que solo se limitaron a contemplar el «espectáculo», tras lo que los arreglos entre los tuareg y Francia fueron en aparecía desactivados, en los últimos meses de 2018.
Las aberrantes operaciones conjuntas entre el MSA, el Gatia y los hombres de la operación Barkhane , han actuado de revulsivo para que más jóvenes fulanis , se integrasen a los grupos fundamentalistas que se derraman en una amplia zona que se extiende desde Gossi hasta el bosque de Ansongo, en Mali donde el primero de noviembre un asalto contra Camp Indelimane , en territorio malí, provocó la muerte de 49 soldados malíes y un civil. Ese derrame también impregna gran parte del norte de Burkina Faso, donde el grupo ha clausurado escuelas, cobra impuestos y administra justicia por medio de la Sharia , y ha asesinado a muchos jefes tribales, seis en el último noviembre, además de acceder a pozos de agua y pastos frescos, lo que sin duda beneficia a los pastores fulani , que han adherido a la Wilāyat (provincia) del Daesh para África Occidental como una razón para subsistir.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/
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