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¿Por qué Sirte es la “línea roja” de todo el mundo en Libia?

Fuentes: Al-monitor

Fuerzas de Sirte aliadas con el gobierno respaldado por la ONU en su despliegue en Sirte, Libia, el 12 de marzo de 2019. Tres meses después, Sirte cayó ante las fuerzas respaldadas por el hombre fuerte en el este del país, Jalifa Haftar. Sin embargo, el gobierno de Trípoli está tratando ahora de recuperar el puerto.  (Foto: Ayman Al-Sahili/Reuters)

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

La ciudad costera de Sirte, en Libia, puerta de entrada estratégica a las principales instalaciones petroleras, se ha convertido en un punto crítico de disputa entre Turquía y Rusia, con Francia también en medio tratando de contener a Turquía a través de la OTAN.

El acelerado avance de las fuerzas de Trípoli respaldadas por Turquía en Libia se ha estancado en la importante ciudad costera de Sirte a medida que el papel de Rusia en el conflicto iba ganando fuerza, lo que anuncia una dura negociación entre Ankara y Moscú.

Los drones turcos, que ayudaron a cambiar el rumbo a favor del Gobierno del Acuerdo Nacional, se han topado con una serie de limitaciones a medida que las tropas del gobierno se alejaban de Trípoli en persecución del Ejército Nacional Libio de Jalifa Haftar. Mientras tanto, del lado de Haftar, los aviones MiG-29 rusos se han unido a los drones suministrados por los Emiratos Árabes Unidos, y Rusia parece estar tratando de impedir cualquier avance hacia Sirte.

Los reveses de Haftar en Trípoli habían aumentado las expectativas de que las partes regresaran a las posiciones que tenían antes de que el Ejército Nacional Libio lanzara su ataque sobre la capital en abril de 2019, y de que se forjara una asociación turco-rusa para dirigir el proceso en el futuro. La primera puñalada en tal colaboración tuvo lugar en enero, una vez que Ankara firmó un acuerdo de demarcación marítima con el Gobierno del Acuerdo Nacional y Turquía intensificó su participación militar en Libia, aunque el proyecto fracasó cuando Haftar persistió en su intento de capturar Trípoli. Tras la pérdida de la base de al-Watiya por parte del Ejército Nacional Libio el mes pasado, Moscú retiró a los mercenarios del Grupo Wagner que habían apoyado a Haftar hasta al-Yufra, en el centro de Libia, lo que se interpretó como una señal de que la zonaiba a convertirse en una línea roja rusa.

Haftar capturó al-Yufra en 2017, mientras que Sirte, a unos 300 kilómetros al norte, cayó ante sus fuerzas en junio de 2019. Rusia, al desplegar al menos 14 aviones MiG-29 y Su-24 a al-Yufra a fines de mayo, demostró que se mantendría firme allí. Tampoco ha estado dispuesta a permitir que cayera Sirte, desvaneciendo las esperanzas de Ankara de repetir las victorias relativamente fáciles de al-Watiya y Tarhuna.

El 14 de junio, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Rusia pospusieron una visita a Turquía en el último minuto, y se dijo que los contactos bilaterales iban a continuar a un nivel inferior. Los rusos se retiraron de las conversaciones después de que Turquía rechazara una propuesta de alto el fuego de Egipto que estaba en línea con la estrategia de Rusia; las autoridades turcas se inclinaban por mantener la ofensiva militar del Gobierno del Acuerdo Nacional. En una entrevista televisiva del 8 de junio, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, citó Sirte, al-Yufra y los principales campos petrolíferos como los próximos objetivos de la campaña. Reconoció que Rusia estaba “ofuscada” y dijo que discutiría el asunto con el presidente ruso Vladimir Putin.

La disputa sobre Sirte era ya evidente a principios de junio, cuando una delegación del Gobierno del Acuerdo Nacional, incluido el vicepresidente del consejo presidencial, Ahmed Maitiq, visitó Moscú. Según informaciones, a Maitiq le dijeron que Sirte era una línea roja para Rusia. De vuelta en Trípoli, llamó al comandante de la operación Sirte-Yufra, instándolo a detener la ofensiva, lo que provocódesavenencias internas. El ministro del Interior del Gobierno del Acuerdo Nacional prometió que tomarían Sirte, y el primer ministro Fayez al-Sarraj, que regresaba de las conversaciones en Ankara, ordenó que continuara la ofensiva. “Sirte es una línea roja para nosotros”, dijo el 15 de junio el general Abdulhadi Dirah, portavoz de la sala de operaciones conjuntas Sirte-Yufra.

Así pues, ¿qué hace que Sirte sea la “línea roja” de todos?

Situada justo en medio de la costa libia, Sirte es la puerta de entrada occidental a la región de la “media luna petrolera”en el país y la ruta que uno tiene que controlar para dominar los puertos de Sidra, Ras Lanuf, Marsa al-Brega y Zuwetina, donde once oleoductos y tres gaseoductos alcanzan la costa mediterránea. Al capturar Sirte, podría fácilmente tomarse un tramo costero de 350 kilómetros hasta Benghazi, abundante en oleoductos, refinerías, terminales e instalaciones de almacenamiento. La toma de Haftar de la “media luna petrolera”, que alberga el 60% de las riquezas de hidrocarburos de Libia, le hubiera dado ventaja suficiente para poder debilitar a las fuerzas de Trípoli y Misrata.

En Libia, antes de la guerra, el 96% de los ingresos públicos provenían de los hidrocarburos. Las reservas del país ascienden a 48.300 millones de barriles de petróleo y 1,5 billones de metros cúbicos de gas. Sin embargo, su producción de petróleo se ha desplomado a 90.000 barriles por día desde los 1,6 millones de barriles de antaño.

En resumen, se trata de controlar la «media luna del petróleo» de forma que se asegure que el flujo de petróleo pueda tener un efecto multiplicador en el balance del conflicto, y Sirte es vista como el factor clave para apoderarse de esa región.

Después de capturar al-Wishka el 6 de junio, las fuerzas del Gobierno del Acuerdo Nacional marcharon hacia Sirte desde tres flancos, pero los ataques aéreos del Ejército Nacional Libio detuvieron el avance. El estancamiento ha reforzado las expectativas respecto a las conversaciones turco-rusas, sin embargo, parece poco probable que se produzca un avance mientras Erdogan y Putin no confluyan.

Turquía busca una presencia militar duradera en Libia, para lo cual le ha echado el ojo a al-Watiya y a una base naval en Misrata. Algunos afirman que Ankara consentiría el control ruso en al-Yufra a cambio de Sirte. La base aérea de al-Qardabiya, cerca de Sirte, es otra instalación que se dice que Turquía está considerando en caso de que caiga Sirte.

Se cree que Rusia, por su parte, ha puesto sus ojos en Sirte como base naval, además de al-Yufra, ansiosa por reforzar su posición en el Mediterráneo después de adquirir las bases de Tartus y Lataquia en Siria. No es sorprendente que tales perspectivas hayan alarmado a la OTAN, que teme verse presionada por su flanco sur. Sin embargo, la OTAN no muestra mucho consenso en la cuestión.

Francia, que es reacia al control turco y ruso en Sirte, ya ha intervenido. La aparición de aviones de combate franceses en los cielos libios es vista como la afirmación de Francia de formar parte del juego.

Se citó a una fuente libia declarando a The Arab Weekly: “Parece que Francia ha comenzado a alinearse con Rusia contra Turquía aunque, en realidad, es contra Estados Unidos. Los rusos y los franceses consideran Sirte con la misma importancia; ambos quieren el puerto y la base de Al-Qardabiya”.

El 14 de junio Francia arremetió contra Turquía por ser “cada vez más agresiva” en Libia, acusándola de enviar media docena de barcos al país y violar el embargo de armas de la ONU, por lo que solicitó una reunión de la OTAN sobre el tema. El ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, dijo que la actitud de Turquía constituía “un peligro para nosotros mismos y un riesgo estratégico inaceptable, porque está a 200 kilómetros de la costa italiana”.

Francia siguió acusando a Turquía de una intervención “extremadamente agresiva” por parte de sus fragatas contra un buque de la marina francesa que estaba controlando a un carguero sospechoso de llevar armas a Libia. El 18 de junio la OTAN dijo que investigaría el incidente.

Según informaciones, Francia busca el apoyo directo de los Estados Unidos para contener a Turquía, mientras que Turquía está pidiendo cooperar con Estados Unidos en Libia.

Para Estados Unidos, la prioridad es frenar a Rusia, pero para Francia primero habría que contener a Turquía. Mientras Rusia prevalezca entre sus preocupaciones, es poco probable que Estados Unidos acorrale a Turquía en la OTAN. Ya abiertamente partidario de Turquía, Washington está ocupado en revelar la presencia de aviones rusos en Libia. Lo que podría impulsar a Washington a cambiar de opinión sería el surgimiento de una asociación turco-rusa en Libia.

El 17 de junio, en medio del enfrentamiento con Francia, Erdogan envió una delegación de alto nivel a Trípoli compuesta por el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, el ministro de Finanzas, Berat Albayrak, el jefe de inteligencia, Hakan Fidan, y el portavoz presidencial, Ibrahim Kalin. Según Cavusoglu, el objetivo de la visita fue “subrayar con firmeza el apoyo a Libia”. Las conversaciones se centraron en la campaña militar y los proyectos económicos.

La visita fue sin duda una muestra de resolución, pero apenas elimina el imperativo de que Turquía se comprometa con Rusia. Al comentar la visita, Jalid al-Mishri, jefe del Alto Consejo de Estado de Libia, dijo que el diálogo turco-ruso sobre Libia era “compatible” con los principios del Gobierno del Acuerdo Nacional.

Turquía y sus aliados parecen decididos a excluir a Haftar de las posibles conversaciones para buscar una solución. Es poco probable que Rusia ponga en peligro las negociaciones oponiéndose a esta condición. En medio de las derrotas de Haftar, Moscú ha elevado ya el perfil de Aguila Saleh Issa, el jefe del parlamento con sede en Tobruk. Aun así, las dos partes necesitan ver lo que pueden sacar de Sirte y al-Yufra antes de buscar una salida del conflicto.

Fehim Tastekines un periodista turco y columnista de Turkey Pulse que anteriormente escribió para Radikaly Hurriyet. También ha sido presentador del programa semanal «SINIRSIZ», en IMC TV. Como analista, Tastekin está especializado en política exterior turca y asuntos del Cáucaso, Oriente Medio y la UE. Es autor de “Suriye: Yikil Git, Diren Kal”, «Rojava: Kurtlerin Zamani» y «Karanlık Coktugunde – ISID». Tastekin es editor fundador de la Agency Caucasus. Twitter: @fehimtastekin

Fuente: https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2020/06/turkey-libya-russia-egypt-why-sirte-everyones-red-line.html

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