La delegación española en la Cumbre de Nouakchott
La primera participación del jefe del ejecutivo español, Pedro Sánchez, en la Cumbre del G5, impone una serie de cuestiones, entre las que se destaca la posibilidad de un éxito de Francia en cuanto a implicar a más socios europeos en el Sahel, o es una cuestión de reajuste de la partición del pastel de las riquezas subterráneas de la zona.
Los expertos coinciden en que Francia ha fracasado en la ejecución de la Operación Serval, emprendida en la época del presidente francés, Holand, así como la Operación Barkhane, cuya efectividad está en entredicho después de la escalada de las operaciones terroristas y las protestas populares oponentes a la presencia de tropas foráneas en sus territorios. A eso se suma el alto coste económico de ambos dispositivos militares.
España, ex potencia colonial y, actualmente, administradora del territorio del Sahara Occidental, aspira a acceder a la África Occidental mediante la agrupación de países del G5.
De esta forma, la presencia de Pedro Sánchez en la Cumbre de Nouakchott se inscribe en la rivalidad, por la presencia en la zona del Sahel, entre las principales potencias mundiales, especialmente Francia y EEUU versus China y Rusia.
En este marco, especialistas conocedores de la región afirman que la incapacidad de Francia de imponer su presencia en la zona hizo que implicara a otros socios europeos para garantizar la efectividad de la presencia militar, así como la financiación de las acciones bélicas.
Partiendo de lo dicho previamente, se constata que Francia consiguió implicar a su socio ibérico en la ejecución de su enfoque para el Sahel.
Los días desvelarán el precio que pagará Madrid por su adopción de la visión militaristas francesa en África.