Yash Tandon. TWITTER DEL ENTREVISTADO
En su juventud, el profesor Yash Tandon fue asesor presidencial del gobierno de Uganda poco después de su acceso a la independencia política. Intentó cambiar la estructura económica del país, para lograr su auténtica autonomía, pero un golpe de Estado llevó al sangriento reino del dictador Idi Amin entre 1971 y 1979. Tras una larga carrera al lado de los más pobres en países como Zimbabue y Tanzania, Tandon fue fundador y presidente del Instituto de información y negociación comercial de África Meridional y Oriental (Seatini por sus siglas en inglés), una organización cuyo objetivo es ayudar a los países africanos a obtener una mejor negociación frente a las instituciones neocoloniales.
Tandon también ha escrito varios libros donde relata su visión y experiencia, como Trade is war: The West’s War Against the World (El comercio es la guerra: la guerra de Occidente contra el mundo), un “impresionante” estudio, según Noam Chomsky, de los horribles crímenes que ha sufrido África y de cómo “la guerra de clases global que se institucionaliza en los mal llamados ‘acuerdos de libre comercio’ también es una guerra contra las víctimas tradicionales de la guerra de clases en los países. La resistencia, en África y en otros lugares, que Tandon describe aquí, es una fuente de esperanza para el futuro “, señala el politólogo norteamericano.
Los países francófonos son neocolonizados por Francia, y Gran Bretaña hizo lo mismo con los de habla inglesa. Así que, 60 años después, África todavía no es independiente
Desde Uganda, Tandon aceptó amablemente hablar de diferentes temas como su trabajo intelectual, el balance de los programas de Ayuda al Desarrollo de Occidente en África, el 60 aniversario de las Independencias africanas en 2020, y los riesgos relacionados con la pandemia del coronavirus pero también las oportunidades que abre de cara a fortalecer la soberanía africana.
Usted estuvo muy involucrado, entre bastidores, en las negociaciones que condujeron a los Acuerdos de Asociación Económica (AAE) entre la UE y África. ¿Diría usted que este tenía por objeto ayudar a la economía de África?
Sí, estaba y sigue estando destinado a sacar a África de su servidumbre hacia Europa. Sin embargo, para serle franco, va a ser una batalla difícil. Y eso es porque África nunca se independizó realmente. Cuando los países asiáticos se independizaron de Europa, no firmaron ningún acuerdo de asociación económica con Europa. Pero en África los países francófonos son neocolonizados por Francia, y Gran Bretaña hizo lo mismo con los países de habla inglesa. Así que, 60 años después, África todavía no es independiente. Nos vimos forzados a firmar esos Acuerdos de Asociación Económica con Europa.
¿Cómo explica ese fracaso?
He estado muy involucrado en esta lucha con Seatini, la organización que fundé en 1997, y más tarde en Ginebra, donde fui el director ejecutivo del Centro del Sur, que es una especie de ‘Naciones Unidas’ de los países del Sur global.
En Seatini asesoramos a nuestros gobiernos para que negocien adecuadamente para proteger nuestros intereses. El problema, sin embargo, está en el nivel político más alto. En nuestras capitales la gente recibe llamadas de Europa, de América: “¡Firma este acuerdo o si no paramos la ayuda!”. Toda África está sujeta a este tipo de presión, incluso Sudáfrica. Sudáfrica no necesita ayuda en absoluto debido a sus recursos. Pero sus dirigentes políticos son corruptos, y están aliados con el imperio corporativo europeo y americano para explotar los recursos y al pueblo de Sudáfrica.
En su libro Trade is War usted analiza cómo la OMC reemplazó los temas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés) por otros nuevos: propiedad intelectual, telecomunicaciones, organismos genéticamente modificados, etc.
Según la OMC, las decisiones deben ser tomadas “sobre la base de la unanimidad, por lo que todo el mundo tiene que estar de acuerdo”. Lo que significa que si no están de acuerdo no debería ser impuesto. Pero las grandes potencias torcieron la cosa: los países más grandes de Europa, como Alemania, América, Japón, y algunos grandes países del Sur global, como China, India y Brasil se reúnen y toman decisiones que luego son vinculantes para todos los miembros. Si países pequeños como Uganda se niegan a acatar estas decisiones, se les imponen sanciones. Así pues, la OMC se ha convertido para nosotros en un arma de destrucción.
Usted acumuló una amplia experiencia junto a los campesinos en las tierras agrícolas en Zimbabue, habiendo observado de cerca el actuar de las multinacionales que hacen negocios a partir de la biodiversidad. Según la visión dominante la propiedad intelectual es “necesaria para el desarrollo”. Pero según usted es ¡todo lo contrario! ¿Puede explicárnoslo?
Empecé el capítulo sobre propiedad intelectual diciendo que “el conocimiento tiene que ser libre”. Si tienes una manzana y te la comes, se acabó. Pero cuando compartes el conocimiento, beneficias a todo el mundo, nadie pierde. El conocimiento siempre ha sido libre a través de todas las civilizaciones pasadas, durante cuatro o cinco mil años. Cuando llegó el capitalismo, fue cuando convirtió el conocimiento en propiedad privada. La “propiedad intelectual” se ha convertido en el monopolio de la persona que descubre algo nuevo, lo patenta en su nombre o en el de su copropietario. Eso se convierte en “propiedad de la persona o de la corporación”. Y hay que pagar regalías para acceder al conocimiento.
La propiedad privada es la base del sistema capitalista. Sin embargo, la propiedad intelectual se convirtió en parte del sistema global sólo en los últimos 50 años más o menos. Antes de eso, cada país era capaz de industrializarse copiando la tecnología de otros países. Los Estados Unidos hicieron eso con Inglaterra, y luego vino Europa, incluyendo a Suiza y otros. Todos copiaron el conocimiento y luego lo patentaron. Ahora Suiza es uno de los mayores fabricantes de productos farmacéuticos al utilizar conocimientos robados que las empresas han patentado. Después de robar el conocimiento, ¡lo ha monopolizado!
La propiedad intelectual se convirtió en parte del sistema global en los últimos 50 años. Antes, cada país era capaz de industrializarse copiando la tecnología de otros
He luchado contra las patentes desde que trabajaba en el Centro Sur. Defiendo lo que aprendí en Zimbabue, donde trabajé durante unos 23 años con los campesinos en las zonas rurales. Allí descubrí que la mayoría de las medicinas tradicionales africanas provienen de los árboles: corteza, arbustos y raíces. Solía ver a los representantes de las compañías farmacéuticas, vestidos con uniformes blancos, venir y tomar muestras de los cultivos, de la corteza de los árboles, y también de la sangre humana, del esputo y la saliva. Esos conocimientos que tomaban de África, luego los convierten en medicamentos, los patentan y ¡nos lo venden a precios exorbitantes!
Una empresa suiza vino a Zimbabue, tenía una oficina en la Universidad con el apoyo del gobierno. ¡Luché contra ella! Le dije al Gobierno que esta gente “está robando nuestros conocimientos y puedo darles un ejemplo concreto de cómo los roban”. Así que ese proyecto fue cerrado. Es una lucha muy difícil. Incluso China está patentando su conocimiento porque es parte del sistema capitalista.
¿Podían las comunidades rurales de Zimbabue resistir a las políticas de ‘desarrollo’?
En el Valle de Zambeze trabajé durante años con médiums. Cuando los europeos vinieron a África los llamaron “médicos brujos”. Y no lo son. ¡Tienen una enorme cantidad de conocimientos! Me ayudaron a entender las cosas. Yo les ayudé a poner eso en un lenguaje oficial para persuadir al gobierno de que debemos usar el conocimiento tradicional de la gente. Con mi ayuda pudimos detener el uso de fertilizantes en las granjas del Valle de Zambeze. Desafortunadamente, lo que no pudimos detener es el uso de semillas de alto rendimiento, en contra de nuestros deseos. La razón por la que no pudimos hacerlo fue porque los trabajadores de terrenos extensivos agrícolas fueron educados en la agricultura modernizada y en el uso de esas semillas patentadas. Los médiums podían explicar científicamente por qué estas semillas y fertilizantes se introducen profundamente en el suelo y succionan el humus de la tierra. Cuanto más las usas, más fertilizantes necesitas, más agua necesitas y más semillas patentadas necesitas. Es un círculo vicioso que sigue y sigue. Desafortunadamente perdimos la batalla porque el gobierno decidió modernizar la agricultura. Por eso, entre otras razones, estoy en contra de la ayuda…
En su libro dice que “la ayuda al desarrollo es el mayor peligro para África. La priva de sus políticas económicas independientes”. ¿Qué lecciones podemos sacar de la “ayuda al desarrollo”?
China pudo industrializarse porque obtuvo el conocimiento libre de la Unión Soviética en los años 50. La Unión Soviética no usó patentes, suministraba el conocimiento gratuitamente. También suministró conocimiento a la India, por lo que los primeros automóviles que fueron construidos en la India se basaron en modelos de la Unión Soviética. Me temo que esa época ha pasado. Rusia ya no es la antigua Unión Soviética. China no es la China maoísta, es un país que se está convirtiendo en capitalista a su manera: un “capitalismo con características chinas”. Sin embargo, el capitalismo chino es diferente porque China nunca colonizó ningún país. ¿Podrían los chinos convertirse en un país imperialista? No lo sé. Pero por el momento, son amigos de África. Cuando las inversiones llegan de Europa o América, quieren ganancias inmediatamente, digamos en seis meses o a lo sumo dos años. Por lo tanto, los inversores occidentales nunca construyen ninguna infraestructura como carreteras, ferrocarriles, etc. Cuando los chinos vienen, hacen inversiones a largo plazo en infraestructura, agricultura, etc. Algunas son subvenciones completas.
Los chinos, incluso con su vía capitalista, nos tratan de manera diferente. Damos la bienvenida a la ayuda china, aunque debemos negociar con ella de forma adecuada
Ahora en África estamos enfrentando dificultades debido al coronavirus. Y los chinos han dicho: “perdonamos todas las deudas para África”. Así que no es el mismo tipo de trato de los países europeos o de América. Los chinos, incluso con su vía capitalista, nos tratan de manera diferente. Damos la bienvenida a la ayuda china, aunque debemos negociar con ella adecuadamente. No conocemos el futuro. Ahora estamos entrando en una era muy diferente, una era pos colonialista, y creo que esto va a cambiar las reglas del juego, fundamentalmente.
Según usted, ¿cuáles son las áreas económicas que la cooperación africana debería tomar como prioridad, en el marco de una organización regional africana, para fortalecerse?
El África Oriental consta de 5 países: Kenia, Tanzania, Ruanda, Uganda y Burundi. Cuatro de estos países son PMA (Países Menos Adelantados) y tienen zona libre de impuestos, sin cuotas, con acceso al mercado europeo. Kenia no es un país PMA, aunque el nivel de vida en Kenia no es muy diferente del de Uganda. Sin embargo, Kenia se ve obligada a firmar el Acuerdo de Asociación Económica con la Unión Europea. Eso es ¡divide y reinarás!
En Kenia el Gobierno favorece a los agricultores ricos a costa de los agricultores pobres. Los más ricos cultivan flores para exportarlas a Europa. Las flores son un producto que requiere mucha agua. Cuando fui a Naivasha, en Kenia, vi lo que estaba pasando. El lago Naivasha se estaba secando. Grandes corporaciones de Europa y un par de familias ricas de Kenia, incluyendo la familia del presidente, están usando el agua del lago para cultivar, por ejemplo, rosas para exportarlas a Europa. Y los pescadores pobres ya no pueden pescar porque el lago no puede sostener a los peces. Los campesinos tienen pequeñas propiedades pero se les quitan. Estos son sólo algunos ejemplos.
Los pequeños campesinos llevaron a los granjeros ricos a los tribunales y ¡ganaron el juicio! Pero en cuanto a la aplicación… nada. Porque los ricos controlan el Estado.
Necesitamos cambiar la totalidad del sistema para que la gente esté en el poder desde abajo, no desde arriba. Esa es una larga batalla para nosotros en África. Pero como dije, hay dos cosas que están sucediendo, y espero que sea un cambio geopolítico global. Una es este coronavirus que realmente está cambiando la aritmética de la producción y la distribución. Y la otra es el movimiento Black Lives Matters…
¿Qué impacto puede tener la pandemia en la economía africana?
El coronavirus es un arma de doble filo: es malo para las personas y si lo contraen, corren el riesgo potencial de morir… Pero también ha detenido el comercio internacional. Y es maravilloso que no podamos obtener importaciones de Europa o América.
Tomemos el algodón y los textiles, por ejemplo. Todos los países industrializados comenzaron con el algodón y los textiles: América, Gran Bretaña, Japón, Francia… En Uganda teníamos ocho fábricas integradas verticalmente, desde el algodón a la hebra, al hilo y luego a la ropa… ¡y todas se cerraron! Paso mucho tiempo investigando las Industrias de Sustitución de Importaciones (ISI) con valor añadido local. Espero persuadir al gobierno ugandés para que subvencione el cultivo de algodón, y luego el desmotado y el tejido y la ropa. Es largo, lo sé, pero tenemos que empezar en algún lugar, y el coronavirus nos ha dado una oportunidad.
También mencionó Black Lives Matters…
Sí, la otra cosa que ha sucedido recientemente es el asesinato de George Floyd. Los elementos fascistas de la sociedad estadounidense estuvieron matando a negros durante décadas. Martin Luther King fue asesinado después de hablar de la libertad de los africanos. ¡Esta vez es diferente! La gente se moviliza no sólo en América, sino en todo el mundo, incluso en el Reino Unido, en Asia, en todas partes. ¡Este es el momento de una transformación radical!
El coronavirus y Black Lives Matters están cambiando las cosas. En África la gente ¡está destruyendo las estatuas coloniales! Justo esta semana la Universidad de Oxford ¡decidió retirar la estatua de [Cecil] Rodhes! Escribí sobre ello hace cinco años cuando estaba en Oxford.
El coronavirus es malo para las personas. Pero también ha detenido el comercio internacional. Y es maravilloso no tener importaciones de Europa o América
El mundo está cambiando, la civilización europea se está derrumbando. América está en una gran crisis y no sabe a dónde va. Trump está confundiendo a todo el mundo. Entre los grandes países, China es el único que está conteniendo el coronavirus. La India está mal.
Esta doble revolución, la de Black Lives Matters y del coronavirus, puede ayudarnos a liberarnos del imperio. Estas dos revoluciones están abriendo la posibilidad de que empecemos a cambiar las cosas en nuestra relación con Occidente. Estamos viendo otro mundo que está emergiendo…
Parece que estas luchas de la diáspora africana en todo el mundo se unen a un movimiento panafricano más amplio. ¿Es una oportunidad para reconectarse con la historia colonial y darse cuenta de que las nuevas formas de colonialismo siguen vivas?
Sí. Tengo la esperanza de que, gracias a lo que le sucedió a este hombre, George Floyd, en los Estados Unidos, y a esta renovación de la conciencia africana a nivel mundial, la identidad africana se afirmará, tanto en África como en otros países. África es el único continente en el que el pueblo es tan consciente de sí mismo, de ser africano. El espíritu africano es muy fuerte, aunque estemos divididos y gobernados por Occidente, como expliqué en el caso de Kenia. Aunque nuestra realidad material sea muy diferente, tengo la esperanza de que este sueño se hará realidad. Y una vez que eso suceda, entonces podremos traducir nuestras ideas en programas prácticos sobre el terreno.
El político y filósofo panafricanista Kwame Nkrumah dijo que el camino hacia la soberanía y la autosuficiencia puede ser largo…
Exacto. Aunque tuvimos la independencia política, todavía no tenemos la económica. Por eso el libro de Nkrumah, África debe unirse es muy importante. Dijo que tenemos que trabajar en la independencia económica. Nyerere dijo lo mismo. Pero mientras que Nkrumah quería una unidad africana inmediata, Nyerere abogó por una fase provisional para unir África primero a nivel regional. Creo que ha llegado el momento. El colapso del Imperio Euroamericano, el fin del neoliberalismo tras la crisis financiera de 2007-2008, y ahora la pandemia del coronavirus y el African Lives Matter, es un movimiento que ahora está globalizado. Así que sí, el espíritu de Nkrumah y Nyerere siguen viviendo. Y también los espíritus de Leopold Senghor, Samora Machel, Nelson Mandela y de los tres líderes que fueron asesinados a sangre fría: Patrice Lumumba, Steve Biko y Thomas Sankara. Es un viaje todavía largo. Me hago viejo. Pero tengo la esperanza de que nuestra joven generación hará avanzar a África.