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República Democrática del Congo

Denis Mukwege, un Premio Nobel que molesta

Fuentes: UMOYA

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Denis Mukwege, premio Nobel de la Paz 2018. Foto: Sputnik France.

Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz 2018. Foto: Sputnik France.

Desde que el doctor Denis Mukwege, premio Nobel de la Paz 2018, denunció la reciente masacre de civiles al este de la República Democrática del Congo es víctima de amenazas e intimidaciones. La finalidad es hacer callar a un hombre cuya lucha por la justicia y la verdad molesta sobremanera.

El futuro del Premio Nobel de la Paz 2018, el conocido ginecólogo congoleño Denis Mukwege, preocupa a algunos de sus allegados. Desde hace varias semanas, está recibiendo amenazas y tentativas de intimidación por haber denunciado, a finales de julio, la violencia y las matanzas ocurridas en la aldea de Kipupu, en la provincia de Kivu Sur. En total, cerca de 220 personas han perdido la vida en la región en menos de un mes. Para Mukwege, «son los mismos que siguen matando en la República Democrática del Congo». En Twitter escribió: «Los relatos macabros de Kipupu son similares a las masacres que golpean la República Democrática del Congo desde 1996».

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Estas pocas palabras han sido suficientes para hacer reaccionar a sus detractores, mayoritariamente de origen ruandés o ruandófonos, que no han dudado en amenazar a los miembros de su familia. En un comunicado publicado el 31 de julio, Denis Mukwege denunció haber recibido intimidaciones e hizo saber que no iba a dejar de denunciar estas atrocidades a las que se enfrentan las poblaciones de Kivu:

«Ninguna coacción intelectual, ninguna amenaza, ninguna utilización del miedo me impedirá expresarme sobre las barbaries que viven las poblaciones de mi país y cuyas secuelas yo mismo curo todos los días en mi hospital en Bukavu».

Cuesta entender por qué denunciar las masacres ocurridas en una zona de la República Democrática del Congo suscita tanta animosidad. Realmente, detrás de las amenazas y las tentativas de intimidación está surgiendo un problema importante: el de la justicia y la memoria de la República Democrática del Congo y de la región de los Grandes Lagos.

Un combate por la verdad y la justicia que molesta

En efecto, no es solamente el hecho de denunciar la masacre de Kipupu la que plantea problemas a los detractores del doctor Mukwege, molesta toda la lucha que libra el ginecólogo congoleño.

Desde 2017, ha puesto en marcha una campaña de sensibilización internacional para establecer un tribunal penal internacional encargado de juzgar los crímenes cometidos en la República Democrática del Congo desde 1996. Inspirado por las recomendaciones contenidas en el Informe Mapping, elaborado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, un documento de más de 545 páginas que recoge 617 violaciones graves del derecho internacional humanitario perpetradas en la República Democrática del Congo entre 1993 y 2003.

Entre los países señalados en este informe, ocupa un lugar destacado Ruanda, acusada por los investigadores de la ONU de haber masacrado a un número incalculable (cientos de miles, estiman varias ONG) de hutu ruandeses y civiles congoleños. Según los autores del Informe Mapping, los ataques «aparentemente generalizados y sistemáticos» realizados por las tropas ruandesas contra civiles» revelan distintos elementos condenatorios que, de ser probados por un tribunal competente, podían ser considerados crímenes de genocidio».

Según el periódico Le Monde, que reveló la existencia de este informe, que se encontraría desde meses atrás en los cajones de la ONU, el presidente ruandés Paul Kagame y algunos de sus seguidores habrían intentado ocultarlo. Sin duda, querían impedir que se quitara importancia a su contenido por razones de estado o que le ocurriera los mismo que a los informes Gersony y Garretón, en los que se documentaban los crímenes del ejército ruandés tanto en Ruanda como en la República Democrática del Congo. Su publicación en el diario francés provocó el enfado de Kigali.

Para el régimen ruandés, el Informe Mapping sería la espada de Damocles pendiendo sobre la cabeza del dirigente. Es una cuestión de vida o muerte en la medida en que el informe, al presentar los crímenes cometidos por el Frente Patriótico Ruandés (FPR), de Paul Kagame, plantea el interrogante -incluso cuestiona indirectamente- la opinión oficial sobre lo que el régimen ha basado su legitimidad internacional desde su llegada al poder en 1994, al presentar a Kagame y a su movimiento como «los héroes que pusieron fin al genocidio en Ruanda, en vez de como criminales». Sobre este tema, Jean-Marie Vianney Ndagijimana, antiguo ministro de Asuntos Exteriores durante el primer gobierno tras el genocidio creado por Kagame, dice: «Los que están en el poder en Kigali saben que, si este informe pasara a primer plano de la actualidad, todo el régimen del FPR tendría que preocuparse. Ellos harán lo imposible por que esto no ocurra».

Reafirmando la necesidad de tomar medidas con respecto al Informe Mapping y establecer un tribunal penal internacional que se pronuncie sobre la década de muertes, violaciones y robos cometidos por distintos países de la región en suelo congoleño, el doctor Mukwege ocupa una posición preeminente entre los «mejores enemigos» del régimen de Kigali, que es terriblemente cuestionado en este informe.

Bajo estrecha vigilancia

Desde 2013, el doctor ganador del Premio Nobel parece estar siendo espiado por los servicios ruandeses, que vigilan de cerca sus movimientos. Según el periódico belga Le Soir, el chófer encargado de conducir el vehículo que el Parlamento Europeo había puesto a disposición del ginecólogo congoleño para sus desplazamientos en Bélgica era cualquier cosa menos neutral. Antes de ser contratado como conductor por Bruselas, este joven ruandés trabajaba para la embajada de Ruanda en Bruselas, a menudo sospechoso de amenazar la tranquilidad de los opositores y de otros críticos del régimen residentes en Bélgica. Según el periódico, intentó varias veces involucrar a Mukwege en política, intentado incluso ponerlo en contacto con misteriosos interlocutores. Pero todas las veces se encontraba con el rechazo del doctor, «cauteloso por la multiplicación de amenazas y advertencias».

Hacer callar a cualquier precio al «hombre que repara a las mujeres»

De hecho, el doctor Mukwege molesta. Su compromiso con las mujeres víctimas de agresiones del este de la República Democrática del Congo le ha valido el sobrenombre de «el hombre que repara a las mujeres» y sus posturas sobre los crímenes cometidos contra civiles constituyen un verdadero problema para los alborotadores que prosperan en la región.

En octubre de 2012, escapó por poco de un atentado en su casa. Se salvó gracias a la intervención de su guardia de seguridad que fue asesinado en su lugar por hombres armados. A pesar de esto, no se calla provocando tanto la ira de sus detractores como la inquietud de sus familiares, quienes temen que pueda ser objetivo de un ataque terrorista. Esta preocupación está más que justificada, según Denis Mukwege, ya que, desde sus declaraciones sobre la masacre de Kipupu, las amenazas son cada vez más insistentes.

Si está claro que el premio Nobel no ha hecho muchos amigos en la región debido a sus posicionamientos y a su lucha por la justicia, también es evidente que el régimen ruandés, varias veces señalado en los informes de la ONU y de distintas ONG internacionales por su implicación en los saqueos y crímenes cometidos en el este de la República Democrática del Congo, no ve con buenos ojos el activismo del conocido ginecólogo, quien llama la atención sobre la situación de ilegalidad que perdura en los Kivu debido a, entre otras cosas, las acciones ruandesas en esta parte de la República Democrática del Congo.

Insistiendo en la idea de que la masacre de Kipupu «está en consonancia con los ataques que golpean la República Democrática del Congo desde 1996», el doctor Mukwege señala, sin nombrarlos, a los autores de la inestabilidad que perdura en Kivu desde la primera invasión del territorio congoleño por las tropas ruando-ugandesas, apoyadas en ese momento por los Estados Unidos. Varias fuentes han señalado que el ataque de Kipupu fue realizado por milicias Banyamulenge (tutsi congoleños de origen ruandés). Estas poblaciones ruandófonas, que viven en el este del Congo desde hace décadas, han sido empleadas como subcontratistas en las milicias sirviendo a las aspiraciones de Ruanda en el Congo.

Desde 1996, el régimen de Kigali aporta material militar a los Banyamulenge y a muchos grupos armados para asentar su hegemonía en una parte de Kivu. Un alto responsable del ejército ruandés, el general de división Muganga Mubarak, ni siquiera lo ocultó durante una reciente intervención en Kigali.

Por lo tanto, las masacres de congoleños al este de la República Democrática del Congo tienen lugar en un contexto de inestabilidad que es mantenido a propósito. Y es precisamente eso lo que denuncia el doctor Mukwege desde hace años, provocando el enfado de Kigali y sus agentes. Para deslegitimar al ginecólogo congoleño, estos lo acusan de «revisionismo» y de «negacionismo». Alegaciones utilizadas habitualmente por el régimen para neutralizar cualquier crítica relativa al FPR. Paralelamente a una campaña de difamación y de acoso contra el ginecólogo, llevada a cabo en las redes sociales por las redes a favor de Kigali, un grupo de banyamulenges ha realizado una petición para conseguir que se le retire el premio Nobel de la Paz.

Y para empeorar las cosas, el antiguo jefe de Estado ruandés y actual consejero personal de Paul Kagame, el general James Kabarebe, señalado por varios delitos graves cometidos en Ruanda y en el Congo acusa a Mukwege, en una intervención en la televisión ruandesa, de complicidad con los genocidas hutu. Según Jean-Marie Vianney Ndagijimana, las declaraciones de Kabarebe debería tomarse en serio: «Se trata de una amenaza apenas disimulada y el doctor Mukwege debería tener cuidado. Ya que todos los que han sido acusados de complicidad con los genocidas han sido directamente un blanco para el régimen de Kigali».

De hecho, todas la amenazas e intimidaciones tienen el mismo objetivo: acallar para siempre a un hombre cuyo combate por la justicia y la verdad molesta en sumo grado a los perturbadores que provocan estragos en la región traumatizada de los Grandes Lagos africanos.

Texto original RDC: Denis Mukwege, un prix Nobel qui dérange, en Sputnik France.

Traducido por Eva Valverde Alonso para Umoya.

Fuente: https://umoya.org/2020/08/20/rd-congo-denis-mukwege-amenazas-ruanda/