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Mozambique

La guerra como salida laboral

Fuentes: Rebelión

Según las declaraciones oficiales, las Forças Armadas de Defesa de Moçambique (FADM), el domingo cuatro de abril, habrían terminado las operaciones para la reconquista total de la ciudad de Palma, provincia de cabo Delgado, en el norte del país, tomada el pasado 24 de marzo por la filial del Daesh en esa nación, conocida como Ahlu Sunnah Wa-Jamaa (Seguidores del Camino Tradicional o Defensores de la Tradición) o Estado Islámico de África Central (ISCA). (Ver: Mozambique: La guerra incendia el norte.) khatiba que desde el 2017, ha ido ocupando nueve distritos de dicha provincia, en una franja de 250 kilómetros de norte a sur a lo largo de la costa y hasta 100 kilómetros hacia el interior. Habitada por los Mwani, una tribu, vinculada históricamente con Zanzíbar de quienes han heredado su fe musulmana. Tras el inició de la guerra independentista con Portugal, 1964-1974, los Mwani se incorporado rápidamente a las tropas del FRELIMO (Frente Mozambiqueño de Liberación) lo que pagaron con la vida de muchos. Tras la independencia los Mwani fueron ignorados por la dirigencia del triunfante FRELIMO, por lo que Cabo Delgado se convirtió en la provincia marginada, donde desde entonces se registran las tasas más altas de pobreza, desigualdad y analfabetismo, generando en las siguientes generaciones alto niveles de resentimiento y voluntad separatista.

La versión, acerca de la reconquista de Palma, la que también confirmó el presidente de Mozambique, Filipe Nyuss, se contrapone a la de Lionel Dyck, creador y jefe de Dyck Advisory Group (DAG), la empresa sudafricana dedicada al “rubro” militar (mercenarios), quien declaró: “que consideraba improbable que el ejército mozambiqueño se hubiera apoderado de Palma”. DAG, quien opera en la provincia de Cabo Delgado, desde abril del 2020, y cuyo contrato ha caducado el pasado 6 de abril, había sido convocada por el gobierno de Nyuss, junto a varias de las empresas gasíferas que en esa provincia están desarrollando emprendimientos multimillonarios, para luchar contra la insurgencia takfrirista que desde 2017, ha ido en un franco aumento de sus acciones, hasta la reciente toma de Palma, una ciudad de 75 mil habitantes, la que ha significado su operación de mayor envergadura.

Si bien el número de civiles muertos en los combates serán, como casi siempre en estos casos, disimulados por unos e incrementados por otros, y dada la imposibilidad de llegar al área de periodistas y socorristas, solo quedó confiar en los relatos de muchos de los civiles que fueron rescatado de Palma, en medio de los combates, los que coincidieron en que: “los cadáveres de policías, militares y civiles regaban las calles de la ciudad”. Versión que más tarde, tras restablecerse las comunicaciones, fue confirmada por las imágenes mostraban/ la televisión local, en que se observaban cuerpos tirados en las calles, viviendas y edificios, atacados y saqueados, como bancos, el hospital central y la fiscalía, además de gran cantidad de vehículos incendiados. La televisión mostró una cantidad importante de vecinos, en procura de alimentos, junto a muchos soldados fuertemente armados. Fuentes militares también informaron de un importante número de bajas terroristas producida durante la contraofensiva.

El presidente Nyuss, quien ha llamado a la comunidad internacional a luchar contra el terrorismo, el pasado lunes, tras informar la reconquista de Palma dijo: “que más allá de haber expulsado a los terroristas de la ciudad, era muy pronto para asegurar la victoria” y que la única área segura era la península de Afungi, a unos doce kilómetros al sureste de Palma, donde se encuentran las instalaciones de la francesa Total, la mayor operadora del proyecto de explotación gasístico, la que había informado su decisión de suspender las operaciones y evacuar a todo su personal.

Las acciones de Palma, que se libraron durante casi dos semanas, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), obligó a unas once mil personas, a sumarse al casi millón de desplazados por la guerra iniciada en 2017. Estos recientes desplazados de Palma lo hicieron de modo irregular hacía diferentes direcciones, aunque la mayoría lo hizo hacia Pemba, la capital provincial y hacia la frontera con Tanzania a unos 80 kilómetros. Se desconoce el destino de unas 20 mil personas que huyeron en medio del caos de los combates y los asesinatos indiscriminados producidos por los ataques. Se cree que muchos de ellos permanecen ocultos en los bosques lindantes, por lo que varias partidas del ejército y voluntarios han salido en su búsqueda.

Las fuerzas de seguridad, han solicitado a Maputo, que sea enviado un equipo forense para el reconocimiento de cadáveres, con carácter de urgencia. Se ha conocido que una docena de cuerpos fueron encontrados, enterrados y en descomposición, en cercanías del hotel Amarula Lodge, donde se habían refugiado unos 200 extranjeros, sobre los cadáveres, que no han podido ser identificados, se ha sabido que todos son blancos, posiblemente extranjeros, que estaban con las manos atadas a la espalda y habían sido decapitados. Del Amarula Lodge, en los primeros días de combate había salido un convoy de diecisiete vehículos rumbo al puerto de Pemba, a donde llegaron solo siete, desconociéndose hasta ahora la suerte del resto cerca de sesenta extranjeros, aunque en un vehículo incendiado se encontró el cuerpo del ciudadano británico Philip Mawer, lo que podría anunciar una tragedia mayor.

Mientras que un informe de Amnistía Internacional habla de crimines de guerra cometidos, como ejecuciones extrajudiciales y bombardeo de civiles, responsabilizando tanto a las Fuerzas Armadas, como de los grupos de mercenarios del DAG, por su parte, Save the Children se informó que dos mujeres han denunciado que sus hijos, uno de ellos de 11 años, habían sido decapitados por los terroristas.

Más allá de los buenos deseos.

Con la necesidad de dar una respuesta, que sin duda es urgente, a la cuestión del terrorismo en África austral, en Maputo, durante el último jueves se reunieron los presidentes de seis de las dieciséis naciones que conforman la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), por lo que a la capital mozambiqueña llegaron los mandatarios de Malawi, Tanzania, Botsuana, Sudáfrica y Zimbabwe, los que fueron recibidos por el presidente Nyuss. Si bien todos coincidieron en tomar medidas urgentes, dados los altos niveles de corrupción y las constantes crisis económicas, que las afectan, sin duda fracasara cualquier “buena intención”, que se tome en esa dirección ya que los fondos necesarios para estas operaciones siempre son pocos y nunca llegan en su totalidad a destino.

Nyuss, ofreció a los mozambiqueños que se han unido a los takfiristas que abandonen sus filas otorgándoles una amplia amnistía y asegurándoles que Mozambique: “Esta listo para recibirlos y reintegrarlos a la sociedad”.

Tanto Portugal, como ex metrópoli, que ha mantenido fuertes lazos con su antigua colonia y los Estados Unidos, se han comprometido a enviar sesenta comandos los primeros y Washington, una docena de Green Berets (Boinas Verdes) para entrenar a los marines mozambiqueños durante los próximos meses.

Existe la certeza de que los atacantes, desplazados de Palma, se han retirado hacia las áreas circundantes a Mocimboa da Praia, una ciudad de 30 mil habitantes y puerto estratégico a setenta kilómetros de Palma, la que los muyahidines controlan desde agosto del año pasado y a la que han declarado como su capital, donde se cree se encontraría el emir de la organización Abu Yasir Hassan.

Durante los últimos análisis de los deferentes servicios de inteligencia que operan en Mozambique, se ha concluido, que la alianza entre Ahlu Sunnah Wa-Jamaa y el Daesh global, no deja de ser un formalismo, ya que sus militantes, no se encuentran imbuidos del espíritu y mística, que sus “hermanos” de otras khatibas, no solo de Siria e Irak, sino también de las que operan desde el Sahel a Filipinas han demostrado en sus largos años de lucha. Estos militantes han sido impulsados a tomar las armas por la eterna postergación que ha sufrido la provincia de Cabo Delgado, negándoles la posibilidad de progreso personal y encontrando en la guerra una única salida laboral.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.