Daniel Immerwahr (Estados Unidos, 1980) sonríe mucho y habla con voz baja pero firme. Se le nota que es profesor cuando reflexiona las respuestas, cuando las acompaña con gestos de sus manos, cuando hace un planteamiento general para después mostrarte detalles, ejemplos. Immerwahr enseña Historia en la Universidad del Noroeste (Evanston, Illinois) y, además, escribe. Escribe libros que ganan premios, libros que intentan explicarnos realidades tan evidentes que, a veces, ni siquiera sabemos verlas bien. La editorial Capitán Swing acaba de publicar su última obra, Cómo ocultar un Imperio. Historia de las colonias de Estados Unidos (con traducción de María Luisa Rodríguez Tapia), donde reflexiona sobre las colonias estadounidenses, su significado último, su pervivencia histórica, los paralelismos entre soflamas falsamente populares en el siglo XIX y en la actualidad… Material potente, sí, también polémico. Hablamos con él sobre estas cosas, sobre Filipinas, sobre Donald Trump, sobre cuánto dura la culpabilidad histórica en el seno de una sociedad, de una cultura… y él responde sin pelos en la lengua.
Comencemos por el principio, con el mismo nombre del país… porque los Estados Unidos nunca se han compuesto únicamente por Estados…
Sí, desde el primer momento los Estados Unidos no fueron sólo una unión de Estados, sino una unión de Estados y Territorios. Y, de hecho, la palabra unión es un poco engañosa, porque denota solidaridad voluntariamente contraída. El país contenía Estados y Territorios… los contuvo al principio, los contiene hoy y los ha contenido en todo este tiempo. Nunca fue solo unos ‘Estados Unidos’, y, durante la mayor parte de su historia, la otra parte del nombre (‘de América’) tampoco fue exacta, porque tuvo Territorios fuera del continente americano.
Sobre esa palabra, “América”, volveremos más adelante, pero ahora déjame seguir con los Territorios… porque son una idea muy made in USA, muy esa visión del Salvaje Oeste tan de Hollywood… Pero, a pesar de ello, es una realidad casi desconocida más allá del tópico.
Exactamente. Por un lado hay tanta cultura americana sobre asentarse en el Oeste… pero, por otro lado, el otro tipo de imperio, el de los Territorios de ultramar que aún están con nosotros, es a menudo desconocido para mucha gente dentro de los Estados Unidos, y también para la gente de fuera. No es como si fuera completamente invisible, pero el grueso de la población del continente o bien no entiende la historia o lo hace de forma muy aproximada.
Y es una historia muy moderna… no estamos hablando de la Edad Media, sino de un imperio actual.
Sí, en la historia europea, el imperio es, en gran parte, cosa del pasado. Podríamos decir que hay neocolonialismo y otras formas en que persisten ideas imperiales, pero el imperio es algo que sucedió, ya no es una parte viva de la historia europea. Estados Unidos, por contra, aún tiene cinco Territorios habitados. Gran parte de su historia colonial es reciente, y poseen 750 bases militares fuera de la parte continental de Estados Unidos. Siguen siendo una parte muy activa del imperio, y siguen siendo motores de la historia global.
Miremos la Nación India. En el libro aparece un mapa con su extensión original sumada a la del Territorio Occidental. Es muy impactante por su gigantesco tamaño, viendo, sobre todo, a qué quedo reducida…
Sí, a mí también me impactó cuando hice ese mapa, porque nunca había visto una representación exacta de la Nación India.
¿A los niños pequeños, en las escuelas, no les muestran ese mapa o uno similar?
No, es muy raro que haya mapas que muestren el Territorio Indio. Tuve que hacer ese mapa yo mismo, no hay ningún otro, al menos que haya visto, que muestre la Nación India junto con el Territorio Occidental. Sí que había mapas en las escuelas que mostraban los Territorios coloniales de ultramar, como Filipinas y Puerto Rico. Eso fue común durante un tiempo, pero no creo que ningún escolar hubiera visto en sus libros de texto mapas de la Nación India.
Es un caso muy potente el de la Nación India, porque su geografía está dentro de lo que llama “el mapa del logo”, ese que todos identifican con Estados Unidos.
Sí, es justo en el mapa local. Debería ser percibido por todos, pero hay una manera en que los políticos de EE.UU… Siempre, incluso cuando estuvieron “dibujando” la Nación India, tenían la sensación de que iban a negociar más tarde, y que, en cierto modo, no tenía trascendencia, no era un lugar real. Y eso es cierto, porque la Nación India fue el 44% de toda la extensión del país, pero rápidamente se redujo, se hizo más pequeña, hasta el punto de convertirse en lo que hoy es el estado de Oklahoma.
También llama la atención el fuerte componente racial (y racista) de las colonias estadounidenses desde un primer momento.
Sí, no es solo que el racismo tuviese protagonismo en los Territorios de ultramar, también jugó un papel fundamental en los Territorios del oeste, porque el asentamiento blanco fue un factor determinante.
Los famosos WASP que están casi en la iconografía del país…
Sí, claro, los indios quedan fuera de esa “iconografía”, ellos vivían en el campo, no en las ciudades. Y vivían en sus Territorios porque no eran considerados parte del país.
Hay una imagen muy poderosa que describe en el libro: esos soldados americanos que liberan Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial y, en vez de pensar que están salvando su propio país, piensan que invaden una nación extranjera…
Y es realmente notable… Piensa que lo más sangriento que jamás haya ocurrido sobre suelo estadounidense fue la Segunda Guerra Mundial en Filipinas. Aproximadamente un millón y medio de personas murieron en unos pocos años. Y nunca, nunca aparecen como muertes del Imperio Americano. Los ciudadanos de la India constan en ocasiones como muertes del Imperio Británico, aquí no ocurre… Si lees cualquier libro de texto sobre la Segunda Guerra Mundial normalmente dicen que la única vez en que Estados Unidos fue atacado sucedió en Pearl Harbour, en Hawai. Filipinas está fuera de la conciencia de muchos escritores, y es un evento enormemente importante, pero ese olvido se ha hecho desde los historiadores, los líderes y la propia ciudadanía… quizá para olvidar que Filipinas fue parte de Estados Unidos. Por eso los soldados a menudo se mostraban confundidos, porque desconocían que Filipinas tuviera cualquier conexión con su país. Revisé las plantillas y documentos que se daban a los soldados que partieron hacia Filipinas en la Segunda Guerra Mundial… No hay ninguna mención de que aquello sea territorio estadounidense.
Disculpe si soy tan directo pero, tal y como plantea la situación en su libro, pareciera que ese soldado estadounidense se mostrase más cómodo invadiendo un país como Filipinas que defendiendo el territorio norteamericano de Filipinas.
Pues sí. Para los soldados la idea de que los filipinos son compatriotas, que también son ciudadanos de Estados Unidos, les es ajena. De hecho, allí no muestran ninguna especial protección a la población filipina. Las decisiones tácticas que se toman en Filipinas son buenas para proteger sus propias vidas, pero ponen vidas filipinas en peligro. Por eso Filipinas está tan ensangrentada, porque tanto los japoneses como los estadounidenses tratan a las islas como un campo de batalla, con indiferencia al costo de vidas de sus habitantes. Esto es difícil de digerir en cualquier caso, pero resulta particularmente complicado si piensas que los filipinos miraban a Estados Unidos como su gobierno, el presidente de Estados Unidos era su comandante en jefe y, sin embargo, los soldados de Estados Unidos luchaban como si los filipinos fueran carne de cañón. Es curioso.
Su libro plantea más ideas paradójicas sobre Filipinas, si quiere, como la figura del general MacArthur, alguien a quien siempre identificamos con Japón, pero que desarrolló gran parte de su actividad en Filipinas. Todo eso se ignora, es como si quisieran borrarlo de la memoria…
Y eso que él consideraba Filipinas su hogar. Es donde nació su hijo, tenía una amante filipina, conoció a otra de sus esposas en Filipinas, enraizó allí… MacArthur pasó veinte años de su vida sin poner un pie en el territorio continental de Estados Unidos. Pero no es solo que viviera en Filipinas, es que también era una figura política allí.
También me llama la atención la construcción de Theodore Roosevelt como pionero, casi como un cowboy… quiero decir, vivió en los Territorios, pero nació como niño rico. Me recuerda un poco, por entroncar con el presente, a la figura de Donald Trump presentándose como adalid del proletariado estadounidense…
Sí, hay paralelismos. Roosevelt nace en Nueva York, pero se reidentifica con los colonos y la colonización violenta del Oeste. Es, también, fundamental para promocionar la guerra de 1898.
Representa una cierta idea de masculinidad, ¿no?
Sí, exactamente, y es una idea de masculinidad muy reconocible, que trata de defender violentamente el país… o ni siquiera defender el país, sino expandir violentamente el país. Hay un momento en que Roosvelt está reclutando regimientos o unidades, los Rough Riders les dicen, y empieza reclutando gente de Harvard y Yale, porque son a quienes conoce; pero después está muy orgulloso cuando incorpora hombres de los Territorios. Así que tiene varios tipos de identidad… Por un lado, él es un miembro de la elite, pero por otro le interesa ir a al Oeste e identificarse con el Oeste. Creo que es como si los ricos van al Oeste, a las granjas, para hacer un trato con los pobres de cara a su imagen política. Lo que comentaste de Donald Trump es un buen ejemplo de ello. Otro es George W. Bush, cuyo padre era presidente, y él quiso vender la imagen de un vaquero. ¿En qué sentido es un vaquero? Es un heredero del petróleo… Representa una actitud antiintelectual, una forma de populismo.
Tomando ese eslogan de Donald Trump, su Make America Great Again… usted habla de América y de Estados Unidos, y de cómo se han confundido dos términos que no son idénticos.
No, no es lo mismo, pero es la construcción de una realidad ideológica, claro.
Pasemos a Puerto Rico, quizá el ejemplo más llamativo de este “Imperio de Estados Unidos”, especialmente por su duración en el tiempo… ¿Cómo ve el futuro de Puerto Rico en Estados Unidos?
No lo sé. Recientemente se ha dado el caso de que la mayoría de los puertorriqueños que están en Estados Unidos preferirían ser un estado más de la unión. Esa postura es algo relativamente moderno, en el pasado había más apoyo a la independencia o a algún tipo de término medio, pero parece que el apoyo a la estadidad está creciendo. Creo que probablemente, y con el apoyo de los demócratas, el Congreso de Estados Unidos estaría abierto a la consideración de Puerto Rico como un estado… y se beneficiaría de ello.
¿Cómo es la idea que tienen los estadounidenses hoy en día sobre aquellos territorios fuera del logo, los que no forman parte del núcleo continental?
Muy parecida a lo que ocurrió en el pasado… creo que, por ejemplo, no pueden nombrar a todos esos Territorios. Además, se sigue dando el caso de que ninguno de los Territorios puede conversar con el presidente. No hay delegados efectivos en el Congreso, no están bien representados. Y eso no es casual.
A su parecer, ¿sigue existiendo hoy en día un tabú en Estados Unidos para hablar de su propio colonialismo, de su propio imperio?
Bueno, hay mucha gente que escribe en Estados Unidos y que es crítica con su política exterior. Pero todavía existe confusión acerca de la actitud del país con sus Territorios. Es una situación un poco ilógica…
¿Cuál es su opinión sobre pedir disculpas? A los antiguos Territorios, a las antiguas colonias, reconocer las explotaciones, los males, asumirlos… ¿Cree que el gobierno estadounidense debería pedir disculpas al pueblo de Hawái o de Filipinas?
Creo que la forma de responder a todo daño político es una disculpa gubernamental, pero también creo que esas disculpas difícilmente llegarán. Sería totalmente apropiado que el gobierno de Estados Unidos reconociera todo o parte de su pasado y presente colonial, reconocer la violencia que se está produciendo y la que se produjo, reconocer su uso de la fuerza, reconocer su construcción sobre la base de la raza. No es una sola disculpa, y yo no creo que vayan a llegar.
Es interesante la idea de culpabilidad histórica… ¿Cuánto dura esa culpabilidad? ¿Un siglo? ¿Dos? ¿Siempre?
Pensar en las acciones actuales y conocer lo que sucedió en el pasado es una buena forma de obtener esa posibilidad de perdón. Pero la cosa es que el imperio americano no es algo sobre lo que pedir disculpas en relación al pasado… y no lo es porque aún está vigente hoy.