Los habitantes de Martinica protestan desde principios de septiembre para exigir que los precios se equiparen a los de Francia. Se enfrentan a la opacidad de los márgenes de beneficio de las grandes empresas de distribución y al dejar hacer del Estado. Aumenta la presión ante las fuerzas de orden.
Toque de queda desde el jueves 10 de octubre [de 2024], prohibición de manifestarse, cada vez más enfrentamientos con la policía… Aumenta la tensión en Martinica y desde el 1 de septiembre hay movilizaciones contra la carestía de la vida.
La misma docena de huevos cuesta cinco euros en Martinica, frente a los dos euros que cuesta en el Hexágono. El precio de la pasta, la harina, la leche, la mantequilla o la fruta es entre dos y cinco veces más caro en Martinica que en la Francia metropolitana. El precio del agua embotellada, un bien de primera necesidad en esta isla que sufre cortes de agua regulares, puede alcanzar una cantidad indecente, ¡hasta 10 euros cada pack! La aplicación Kiprix, creada por un joven programador residente cerca de Fort-de-France, muestra claramente estas diferencias de precios. Ya en 2023 un informe del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos francés (INSEE) alertaba de que los productos alimentarios en Martinica son un 40% más caros de media que la Francia metropolitana.
Esto supone un doble castigo en esta isla en la que más de una cuarta parte de la población vive por debajo del umbral de pobreza. Es lo que denuncia Rodrigue Petitot sobre todo en Tik Tok. Es el presidente de Rassemblement pour la protection des peuples et des ressources afro-caribéens (RPPRAC, Agrupación para la Protección de los Pueblos y los Recursos Afrocaribeños) y una de las figuras más destacadas de las protestas contra la carestía de la vida en Martinica. Este movimiento es desde donde a partir el 1 de septiembre [de 2024] surge la iniciativa de organizar bloqueos de supermercados y varias manifestaciones, a pesar de las prohibiciones de la Prefectura. Exige que los precios de Martinica se equiparen a los de Francia.
Quince años después de un movimiento histórico
En 2009 hubo en Martinica cuatro días de fuertes movilizaciones sociales contra la carestía de la vida. La huelga general logró sobre todo que se creara un Observatorio de los Precios, una reforma agraria y un descenso del 20% de los precios de 2.500 productos. «El problema es que de 2009 a 2015 los precios se dispararon. Quince años después los precios no dejan de subir en una proporción injustificada. El Observatorio no tienen ningún margen de maniobra para regular los precios. El único esfuerzo que se ha hecho desde 2009 ha sido por parte de las administraciones locales para reducir el arbitrio insular, que sirve para financiar a las autoridades locales», denuncia en Youtube Aude Goussard, Secretaria del RPPRAC.
El arbitrio insular, creado en 1670 en Martinica, es una tasa que se aplica a las importaciones y varía según los productos. Los documentos que enumeran los distintos arbitrios insulares en los llamados «territorios de ultramar» constan de ¡casi 1200 páginas! Esta tasa «representa casi un tercio de los recursos de la autoridades locales», destacaba el pasado mes de marzo el presidente del Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici. Esta tasa financia aproximadamente la mitad de los gastos de personal de las autoridades locales de Martinica.
La otra cara de la moneda es que el arbitrio insular, unido a IVA, ha hecho que los precios suban un 7% de media. «Hay que revisar el sistema fiscal que crea desigualdades, pero el arbitrio insular también financia directamente a las autoridades locales. Y no queremos que se debiliten ni tampoco ayudas sociales», advierte Aude Goussard del RPPRAC.
Se acusa a la gran distribución
En opinión de la RPPRAC, sobre todo hay que tener en cuenta a los agentes de la gran distribución. El movimiento envió el 1 de julio una carta certificada a los distribuidores de alimentos de Martinica y al prefecto en la que se señalaba su responsabilidad en las «flagrantes injusticias relacionadas con los precios del consumo» y se exigían respuestas concretas en el plazo de dos meses. Los principales grupos de distribución, dominados por tres grandes grupos (GBH, SAFO y CREO), respondieron finalmente en el último momento, el 31 de agosto, para señalar que las diferencias de precios se debían a «imperativos estructurales», como la lejanía y el transporte por barco. La falta de propuestas para bajar los precios tras esta carta fue lo que desencadenó el movimiento de protesta.
Además de las tasas, hay muchos intermediarios entre el productor y el distribuidor. «Mientras que en la Francia del Hexágono suelen ser tres, en Martinica pueden ser más de catorce», señala un informe parlamentario sobre el coste de la vida de julio de 2023. Estos intermediarios cobran por cada etapa del trato de las mercancías, cada vez cobran su margen, lo que hace subir automáticamente los precios.
Según el ponente parlamentario, el exdiputado socialista Johnny Hajjar, detrás de la mayoría de estos intermediarios hay empresas pertenecientes a las grandes cadenas de distribución de Martinica. Después de que el equipo del programa de la televisión francesa Envoyé spécial contactara con ellas, las empresas reconocieron poseer sociedades que intervienen en la cadena de suministro, pero no en cada escalón.
Opacidad respecto a los márgenes
Tomemos el caso del grupo GBH presidido por Bernard Hayot y su hijo Stéphane Hayot. «La familia Hayot controla no solo las grandes superficies, sin también el transporte marítimo, los almacenes e incluso los contenedores en los que se transportan los productos», señala Jérémy Désir, un agricultor de Martinica en un artículo de Reporterre. Esta concentración vertical permite al grupo facturarse a sí mismo en cada etapa de la cadena de suministro. Según el informe parlamentario, «esta multiplicación de actores es un medio eficaz de ocultar la acumulación de márgenes y de justificar al mismo tiempo que los márgenes, tomados individualmente, son razonables». El cada vez mayor poder económico en manos de unos pocos grandes grupos también les permite hacer vastas economías de escala.
En el informe del diputado también se aborda la cuestión de los márgenes diferidos que practican los grandes grupos como GBH. Consisten en un acuerdo legal entre el proveedor y el distribuidor. Cuando se alcanza un objetivo de ventas fijado, el proveedor cede una parte de su margen al distribuidor, de forma totalmente opaca. Como señala el informe parlamentario, «las audiencias destacaron la oposición entre el secreto comercial y el control de los precios, de los márgenes y de los ingresos». Así, organismos como el INSEE o los Observatorios de Precios que exigían poder acceder a los datos sobre los márgenes se toparon con el secreto comercial, una ley adoptada en Francia en marzo de 2018 (transpuesta de una directiva europea), que crea un derecho general al secreto para las empresas y les permite potencialmente llevar ante los tribunales a cualquiera que ponga en conocimiento del público información sobre sus actividades.
Y ante todo esto, ¿qué hace el Estado? Por ahora ha optado por dejar hacer. Bruno Le Maire, entonces ministro de Economía, concluyó en una comparecencia ante la Asamblea Nacional francesa en junio de 2023: «Los márgenes están bajo secreto comercial, se pueden controlar, pero no hacer públicos. Hay que tener cuidado, porque un exceso de transparencia puede poner en peligro la actividad económica». Ahora bien, precisamente este secreto comercial es lo que sirve de tapadera a estos poderosos grupos para abusar de su posición en el mercado de la distribución.
Subir los sueldos
Lejos de desgastarse, el movimiento de protesta tiende a aumentar, a pesar de la presión de los poderes públicos desde un primer momento con el apoyo del toque de queda y del despliegue de la [unidad de élite de las Fuerzas de Seguridad francesas] CRS 8. En las últimas semanas se han celebrado cinco mesas redondas sobre la carestía de la vida, que han reunido a las distintas partes interesadas. Han concluido con la elaboración de un documento de trabajo que contiene varias ideas para bajar los precios, permitir la transparencia y reforzar la autosuficiencia alimentaria. Una de las principales propuestas es eliminar el arbitrio insular en el caso de unos 6.000 artículos de primera necesidad. «Constatamos que la gran distribución no quiere perder ni un céntimo y que se apoya mucho en el Estado», se lamentó Aude Goussard el pasado 28 de septiembre al acabar una de las mesas redondas.
La Confederación General del Trabajo de Martinica (CGTM) también hizo un llamamiento a la huelga genera indefinida desde el 26 de septiembre. Además de reclamar el control de los precios de los productos de primera necesidad, la CGTM pretende plantear la cuestión del aumento salarial, de las pensiones de jubilación y de las prestaciones sociales mínimas. La tensión entre las fuerzas del orden y los manifestantes ha aumentado en los últimos días y ha habido heridos en ambas partes. La Asociación de Alcaldes de Martinica y la Asociación de Alcaldes de Francia llaman en un comunicado «a la calma y al diálogo […] frente a la escalada de violencia urbana».
Prosiguen las negociaciones y la RPPRAC espera «lograr buenas soluciones». Según la prensa local, las discusiones están bloqueadas en dos puntos: la cantidad de productos a los que atañe una bajada de precios y el tope para contener la diferencia respecto a los precios en Francia.
Texto original: https://basta.media/La-Martinique-sous-couvre-feu-pourquoi-les-citoyens-se-mobilisent-contre-la-vie-chere
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