«¡Demándenme si se atreven, mi padre es Li Gang!», increpó el joven chino a los guardias de seguridad de la Universidad de Hebei que lo interceptaron cuando pretendía huir tras atropellar a dos estudiantes y dejarlos tirados inconscientes en un baño de sangre. El conductor que se negó a bajar del automóvil tras ser interceptado […]
«¡Demándenme si se atreven, mi padre es Li Gang!», increpó el joven chino a los guardias de seguridad de la Universidad de Hebei que lo interceptaron cuando pretendía huir tras atropellar a dos estudiantes y dejarlos tirados inconscientes en un baño de sangre.
El conductor que se negó a bajar del automóvil tras ser interceptado por los guardias, es Li Qiming, hijo del subjefe de policía del distrito. Una de las víctimas de ese episodio, ocurrido en octubre, murió. Se trataba de Chen Xiaofeng, hija de granjeros pobres.
Alarmadas, las autoridades del gobernante Partido Comunista trataron de impedir que la prensa oficial cubriera el asunto, pero numerosos furiosos internautas transformaron el hecho en un debate nacional sobre el abuso de privilegios.
«Mi padre es Li Gang» se volvió el eslogan para expresar la voluntad de eludir una responsabilidad y pasó a simbolizar la brecha creciente entre las personas con poder y las más pobres.
En numerosos blogs chinos se hace alusión a los «ricos de segunda generación», «a la segunda generación de funcionarios» y a la «segunda generación pobre». También se denuncia que los hijos e hijas de cuadros del Partido Comunista y de adinerados empresarios tienen privilegios injustos.
La brecha entre ricos y pobres se amplía y puede generar inestabilidad social, alertan especialistas chinos.
La diferencia social es uno de los asuntos que más preocupan al país, concluyeron dos diferentes encuestas realizadas este año por el oficialista Diario del Pueblo a través de Internet. El enorme crecimiento económico de China apenas si significó mejoras en su vida cotidiana, dijeron las personas que respondieron el cuestionario. 44% de los que respondieron dijeron que la ampliación de la brecha de ingresos y la «división social en clases» requiere más atención del gobierno. «China debería ser rica. Pero tras la crisis financiera, los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Sólo los ricos son felices, los pobres, no», escribió una persona.
El coeficiente Gini, un índice que mide la desigualdad social, se ubica en 0,47, indicó el Diario del Pueblo, muy cerca de la marca de 0,50 que se considera riesgo de inestabilidad.
Las décadas de crecimiento económico profundizaron la brecha entre los ingresos de los ricos y los pobres y entre el campo y la ciudad. En 2009, 10 por ciento de las personas más ricas concentraban 45 por ciento de la riqueza y 10 por ciento de las más pobres, sólo 1,4 por ciento.
Muchos jóvenes no tienen posibilidades de ascenso social. En cambio, las personas ricas y con influencia pueden mandar a sus hijos a las mejores escuelas y, además, recurrir a las conexiones y relaciones de sus padres para conseguir los mejores trabajos, coinciden varios especialistas. «Se consolida la concentración de poder en la educación, el empleo y varios otros sectores y las clases más bajas suelen perder sus derechos. En endurecimiento de la jerarquía está frente a nuestros ojos. Cada día es más estrecho el canal de ascenso social para los más pobres», escribió Dai Zhiyong, columnista del periódico Southern Weekend.
Numerosos internautas que se autodefinen como pertenecientes a la «segunda generación de pobres» dicen que no quieren que sus hijos soporten el mismo destino que heredaron y prefieren no tener descendencia, según la prensa estatal. «Soy de la segunda generación pobre y no quiero crear la tercera generación», dijo Wang Xiaolei, editor web de 28 años, al periódico China Youth Daily.
El gobierno central observa la situación con preocupación.
Hace unos meses, las autoridades ordenaron a las cadenas de televisión que comenzaran a promover valores tradicionales después de que la participante de un programa en vivo dijera al aire que prefería «llorar en un BMW que sonreír en una bicicleta, agarrada a la espalda de su novio». Muchas personas consideran que la declaración representa el crecimiento del materialismo y así lo expresaron en la blogosfera.
El gobierno propuso medidas para frenar la ampliación de la brecha social, como implementar mecanismos para aumentar los ingresos, mejorar el salario mínimo y garantizar que los pagos se hagan en tiempo y forma. También apuntan a mejorar la seguridad social en las ciudades y en el campo.
En marzo, el primer ministro, Wen Jiabao, se refirió al asunto en un discurso en el Gran Salón del Pueblo, sede del parlamento, y dijo que los beneficios del rápido crecimiento económico debían distribuirse con más justicia. «No sólo agrandaremos la ‘torta’ desarrollando la economía, sino que la distribuiremos bien», remarcó Wen. «Revertiremos con firmeza la brecha de los ingresos», añadió.
La «solución fundamental» para mejorar la difícil situación de los pobres es permitir que los trabajadores se organicen y formen sindicatos «para decir lo que necesitan», señaló Hu Xingdou, profesor de economía del Instituto de Tecnología de Beijing.
Los ciudadanos chinos recurren cada vez más a Internet como herramienta para controlar el comportamiento de altos funcionarios, indicó Shao Jian, profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Xiaozhuang, en la histórica ciudad de Nanjing.En el caso de Li Gang, la presión de los internautas obligó a padre e hijo a pedir disculpas en un canal de televisión estatal.
La prensa oficilista informó luego que Li Qiming había sido detenido. «Sin Internet no nos enteraríamos de nada», remarcó Shao.