(Comunicado de Prensa de la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en Madrid)
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Académicos expertos en Asia que han participado en una videoconferencia sobre las “Expectativas 2021 en el Estrecho de Taiwán” con el embajador de la República de China (Taiwán), José María Liu, han pronosticado para este próximo año una “situación de estabilidad” en la zona, aunque dentro de un “clima de tensión”, en la que jugará un importante y decisivo papel la postura que adopte la nueva Administración Estadounidense, que coinciden en calificar como “continuista” .
La videoconferencia, organizada por la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España y el Instituto Gallego de Análisis y Documentación Internacional (IGADI), ha sido moderada por el presidente de Honor del IGADI, Xulio Ríos, y ha contado con la participación de los académicos Andrés Herrera, Belén García-Noblejas y Ferrán Pérez Mena, todos ellos expertos en temas asiáticos.
Los académicos y el embajador han coincidido, además de en un moderado optimismo ante el desarrollo futuro de las relaciones a través del Estrecho, en detallar los asuntos que van a marcar el cauce de las mismas, entre los que han destacado la postura que adopte la nueva Administración Biden, que se anuncia “continuista”, la importancia de la recuperación y el desarrollo económicos tras la pandemia de la covid-19 y las propias relaciones económicas entre ambos lados del Estrecho, ya que, en palabra del embajador, ”económicamente nos necesitamos mutuamente”.
No obstante, el embajador ha iniciado su intervención aludiendo a las continuas amenazas militares que Taiwán recibe de China, especificando que “durante 2020 y hasta la fecha, en Taiwán se ha detectado la presencia de cerca de 2.000 aviones militares de China y más de 400 barcos militares, lo cual ha obligado a Taiwán a movilizar sus capacidades de defensa aérea, naval y terrestre, así como recursos y esfuerzos de la sociedad civil y de los sectores público y privado”.
Por su parte, Xulio Ríos ha insistido en el “factor determinante” del papel que EE UU juega en las relaciones a través del Estrecho de Taiwán, a las que ha definido como “una mesa de tres patas”, y considera que la Administración Biden va a mantener una “senda continuista” que va a facilitar que la situación “no empeore aunque tampoco mejore”. Según Ríos, nos encontramos ahora mismo en una “fase de tanteo” en la que cada parte marca su territorio: China con amenazas militares, Taiwán con su propuesta de diálogo y EE UU, mostrando que su compromiso con Taiwán es “sólido como una roca”.
Andrés Herrera, doctor por la Universidad Pública de Navarra, ha hecho mayor hincapié en las intensas relaciones económicas entre ambos lados del Estrecho de Taiwán, matizando que pese al enfrentamiento político, en la zona existen “unas sinergias económicas que no encontraríamos en otro lugar del mundo”, y ha añadido que la estabilidad económica es la clave para que Taiwán sea “un faro para los negocios en Asia-Pacífico”.
Belén García-Noblejas, profesora de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, quien también ha mostrado su preocupación por cómo podría afectar a Taiwán una excesiva dependencia económica de China, ha centrado su intervención en que el discurso “cada vez más asertivo” de Xi Jinping y su clara intención de “no mostrar debilidad” en cuanto a ciertas prioridades, como la “integridad territorial” y la política de “una China”, no ayuda en absoluto a una resolución pacífica del conflicto.
Ferrán Pérez Mena, doctorando en Relaciones Internacionales por la Universidad de Sussex (Reino Unido), se ha mostrado especialmente optimista ante el futuro más inmediato de las relaciones a través del Estrecho de Taiwán, pues considera que China se ha de centrar en estos momentos en “crear una imagen positiva” que le beneficie ante la Unión Europea y ante los Estados Unidos, y no se puede permitir “ninguna aventura” en Taiwán.
Tras escuchar las declaraciones de los académicos, el embajador Liu ha argumentado que Taiwán no va a hacer ningún tipo de provocación, sino que espera de China “la aceptación de un diálogo constructivo”. Y ha cerrado el acto haciendo un llamamiento a todos los países que comparten valores universales con Taiwán para que “no se dejen seducir por intereses económicos ni por los discursos de los líderes chinos, que fingen hablar con los brazos abiertos cuando en realidad actúan siempre con los puños cerrados”. Y para que pongan freno a la expansión hegemónica de China en el mundo y trabajen conjuntamente por la paz y la estabilidad mundiales.