Afganistán en los últimos 50 años ha sido escenario de guerras, masacres, disturbios, violencia y abandono internacional.
La decisión de Joe Biden, Presidente de los Estados Unidos de poner fin a un apoyo durante 20 años dado al gobierno aliado de Afganistán, además de buscar a terroristas después del 11-S, cierra una etapa de paz artificial y abre una posible de violación sistemática de derechos humanos, al amparo de la recomposición de fuerzas en búsqueda interna de paz en dicho país.
Una paz que no se ha conocido en mucho tiempo y que ha costado la vida de decenas de miles de personas de todos los bandos involucrados, además de miles de desplazados inocentes que no quieren caer entre las balas de los contendientes. Es evidente que los países democráticos desean para el mundo gobiernos democráticos y, que se den sobre el principio de la autodeterminación de los pueblos, pero ello no aplica por el momento en Afganistán, donde los autollamados Talibanes cuyo ejercito suma cerca hoy de 60 mil efectivos rebeldes, ganan terreno día a día, ante la renuncia y la salida del presidente afgano Ashraf Ghani, quien ya salió de Kabul con destino a tierra neutral como Tayikistán.
Papel importante jugará el expresidente afgano Hamid Karzai, quien con otros actores de la región busca platicar con los líderes talibanes, para lograr paz en la región que evite movimientos y revueltas que solo seguirán dejando muerte y destrucción. Otra participación detallará los nombres de actores. Hoy solo queremos dejar constancia que no podemos permanecer ajenos a lo que seres humanos en cualquier parte del mundo viven, complejidad creada por el hombre más que divina, pero evidentemente sin dejar de tocar el trasfondo que es geopolítico, militar y económico.
El mundo entero cuestiona qué papel juega la Organización de la Naciones Unidas y por tanto si todos los países del mundo pertenecen a ella, pero algo es cierto y seguro, que aunque un país o región no pertenezca a este noble organismo internacional, éste no puede permanecer al margen de genocidios, masacres, muertes, destrucción, como si se tratase de regiones pertenecientes a otros mundos.
Deberemos estar atentos a lo que pasa en aquella región alejada de dios literalmente, donde en su nombre se desata muerte y destrucción, donde muchos allí nacidos no quisieran haberlo hecho al no tener libertar de pensamiento y de expresión. Como si otros fueran dueños de vidas por querer imponer su orden mundial y hasta genocida. Llamase locales o extranjeros. r
Rafael Marín Marín es Presidente del Colegio de Profesionales y Técnicos de Veracruz y, Delegado del Instituto Nacional para la Celebración del Día del Abogado. México.