Recomiendo:
0

África tierra de huérfanos

Fuentes: IPS

Las guerras, el sida, el paludismo, el cólera y la desnutrición han convertido gradualmente a África en un territorio de niños, niñas y adolescentes sin padres. Los últimos datos divulgados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) indican […]

Las guerras, el sida, el paludismo, el cólera y la desnutrición han convertido gradualmente a África en un territorio de niños, niñas y adolescentes sin padres.

Los últimos datos divulgados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) indican que al sur del desierto del Sahara existen 48,3 millones de huérfanos, una cuarta parte de ellos debido a la pérdida de sus progenitores por causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Entre 1990 y 2000 pasó de 30,9 millones a 41,5 millones la cantidad de huérfanos en África y de 330.000 a siete millones quienes quedaron en esta situación por causa del sida.

Las proyecciones de las dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas indican que en 2010 serán 53,1 millones los menores sin padres, 15,7 millones de ellos debido a la enfermedad causada por el VIH (síndrome de inmunodeficiencia humana). Ante las cifras contundentes, las autoridades de Portugal señalaron que su país continúa teniendo una fuerte ligazón histórica con África. Por eso el ministro de Interior, Antonio Santos da Costa, exhortó al Comité Portugués para los Refugiados (CPR) a crear un centro de acogida destinado exclusivamente a las niñas y niños africanos que lleguen al país no acompañados.

El desafío del ministro fue inmediatamente aceptado por la presidenta del CPR, Maria Teresa Tito de Morais, pese a que hasta ahora, por falta de medios materiales adecuados, «ha sido poco frecuente la llegada de menores solos a Portugal», como explicó a IPS.

Las escalofriantes cifras da la orfandad africana colocan en esta situación a 170.000 menores en Mauritania, 710.000 en Malí, 800.000 en Níger, 600.000 en Chad, 1,7 millones en Sudán, 280.000 en Eritrea, 48.000 en Djibouti, 4,8 millones en Etiopía, 630.000 en Somalia, 560.000 en Senegal, 710.000 en Burkina Faso, 370.000 en Benin, 64.000 en Gambia, 100.000 en Guinea-Bissau y 370.000 en Guinea.

A medida que se desciende hacia el sur, se sitúa Nigeria, con 8,6 millones, Costa de Marfil con 1,4 millones, Liberia con 250.000, Sierra Leona y República Centroafricana con sendos 340.000, Ghana y Camerún con un millón en cada país, Guinea Ecuatorial con 29.000, Gabón con 65.000, República del Congo con 270.000, República Democrática del Congo (ex Zaire) con 4,2 millones, Ruanda con 820.000 y Burundi con 600.000 huérfanos.

Uganda y Kenia registran igual número de 2,3 millones de huérfanos, Tanzania 2,4 millones, Angola y Zambia 1,2 millones cada uno, Comoras 33.000, Malawi 950.000, Namibia 140.000, Botswana 150.000, Zimbabwe 1,4 millones, Mozambique 1,5 millones, Madagascar 900.000, Lesotho 150.000, Swazilandia y Sudáfrica 2,5 millones niños y niñas sin padres cada uno. La creación del Centro de Recepción, que será construido en el norte de Portugal, permitirá «acoger menores huérfanos que todavía están en otros países, en algunos casos los de origen, en espera de un destino, evitando por ejemplo que se conviertan en soldados», explicó Tito de Morais a IPS.

Hasta ahora y pese a sus lazos privilegiados con África, «Portugal no ha tenido una gran tradición en recibir menores no acompañados», apuntó. «En 2006 sólo registramos 10 casos, pero toda vez que el gobierno manifestó su apertura, ya comenzamos a trabajar para que de aquí a dos años, dos años y medio, podamos tener ese centro», añadió.

En una primera etapa, «podremos recibir 40 menores, divididos en cuatro grupos, de edades de recién nacido a tres años, de cuatro a seis, de siete a 10 y de 10 a 12 años», detalló.

En tanto «en nuestro actual centro, se ha incorporado un espacio dedicado a la niñez y ya estamos haciendo diligencias ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para identificar niñas y niños que necesitan protección internacional, las que podrán eventualmente llegar antes de que el nuevo centro esté concluido», reveló la presidenta del CPR.

Por otro lado, «en enero comenzaremos los contactos con algunos alcaldes del norte del país, porque el compromiso de los municipios es esencial, ya que obtener el terreno para la construcción es el punto de partida para esa colaboración», indicó Tito de Morais.

Durante las primeras guerras de los Balcanes, coincidentes con las de Angola y Mozambique, a inicios de la década del 90, Portugal recibió huérfanos, en especial de Bosnia. En la ocasión, se realizó una encuesta entre potenciales parejas interesadas en tomar el camino de la adopción.

El resultado fue que en la inmensa mayoría de los consultados prefirieron adoptar un menor luso-africano que un ex yugoslavo, y la explicación era siempre la misma: la identidad histórica, lingüística y cultural con angoleños y mozambiqueños.

Consultada sobre este resultado, que no coincide con el sentir mayoritario del resto de Europa, en opinión de Tito de Morais, «independientemente de su raza u origen, el pueblo portugués tiene una sensibilidad particular para recibir menores desprotegidos y de acuerdo a nuestra experiencia, las niñas y niños africanos jamás han sido excluidos».

La relación con África, muchas veces traumática, ha sido para Portugal un elemento fundamental en su historia de los últimos seis siglos.

Entre los europeos, fue el precursor, al fundar los primeros dominios en África en 1415 y ser prácticamente el último en salir, en 1975. En nuestros días, Portugal sigue bajo la sombra de los que algunos historiadores y analistas definen como el deber del «pago de la factura colonial», una suerte de «complejo del imperio».

El escritor brasileño Gilberto Freyre (1900-1987), fue más benevolente en su obra titulada «El mundo que el portugués creó» (1940), donde explica la apertura hacia África, Brasil y las ex posesiones asiáticas, como resultado de una sociedad secularmente multicultural y multirracial,

Este fenómeno los describió como «el lusotropicalismo», que el autor profundiza más tarde en el ensayo llamado «Integración portuguesa en los trópicos» (1958).

Las primeras semillas de esta sociedad, fueron sembradas en el siglo XVI por Don Afonso de Albuquerque, gobernador de la India Portuguesa, al proclamar que «el mestizaje es el diccionario privilegiado de las culturas».

El resultado es que hoy Portugal «es el país más heterogéneo de Europa y, al viajar por las ex colonias de África, se verifica que hay blancos africanos y hacer lo mismo en éste país, para comprobar que hay negros portugueses», dijo a IPS Silvio Manuel de Paula, un aviador portugués de doble nacionalidad nacido en Angola.

«Eso, y tan solo eso, bastaría para explicar la apertura de los portugueses para acoger y también adoptar niños huérfanos africanos», concluyó Paula