«Estados Unidos fue seleccionado como blanco de ataques porque somos el faro más brillante de libertad y una oportunidad para el mundo. Y nadie logrará que esa luz deje de brillar. Hoy nuestra nación vio la maldad, lo peor de la naturaleza humana. Y respondimos con lo mejor de Estados Unidos…» – Presidente George W. […]
«Estados Unidos fue seleccionado como blanco de ataques porque somos el faro más brillante de libertad y una oportunidad para el mundo. Y nadie logrará que esa luz deje de brillar. Hoy nuestra nación vio la maldad, lo peor de la naturaleza humana. Y respondimos con lo mejor de Estados Unidos…»
– Presidente George W. Bush, 11 de septiembre de 2001
Nuestro gobierno predica al mundo acerca de la especial rectitud de Estados Unidos («faro más brillante de libertad») y su virtud inherente. Washington asegura que ha desarrollado un sistema político en el cual el imperio de la ley en realidad impera, donde los ricos son tratados de la misma manera que los pobres, y todo esto tiene lugar en una atmósfera donde los derechos humanos reciben total respeto y la democracia se ejerce. Sin embargo, cada día los medios también nos recuerdan que el gobierno de EE.UU. mantiene a 166 prisioneros en la Base Naval de Guantánamo, concedida en contra de la voluntad de Cuba bajo la amenaza de la fuerza. En esta base, soldados de EE.UU. vigilan y torturan a prisioneros que no han sido acusados, hombres sin derechos a tener abogados o disfrutar de algo que se parezca al imperio de la ley o de derechos humanos.
Sin duda la Casa Blanca de Bush y Cheney autorizó la tortura de estos prisioneros. Bush aseguró que el ataque del 11/9 fue consecuencia de que somos «el faro más brillante de libertad», pero fue la política norteamericana la que entonces y ahora produce enemigos. Adicionalmente, al comportarse de manera tan cruda y tan cruel en Guantánamo (tortura rutinaria), Estados Unidos le ha dado mala fama a la nación e incluso a la propia hipocresía. Pero la maldición de la práctica de la doble moral desarrollada por Estados Unidos no termina ahí. En nombre de la defensa, Obama ha autorizado el uso de drones para asesinar a personas en todo el mundo, un poder proveniente de alguna mística autoridad ejecutiva que no queda clara ni en la ley ni en la Constitución. Esta práctica ha multiplicado a nuestros enemigos.
De manera simultánea, Obama hs postergado una vez más una respuesta de EE.UU. a la posibilidad de que el gobierno de Bashar al Assad haya usado armas químicas contra sus oponentes en Siria, Irónicamente, Washington aún no ha presentado excusas y mucho menos compensado a Vietnam por la enorme cantidad del producto químico Agente Naranja y otras cosas prohibidas que se usaron contra ese país durante nuestra pequeña guerra allí. Según la Cruz Roja vietnamita, «hasta 3 millones de personas han sido afectadas por el Agente Naranja, incluyendo al menos 150 000 niños nacidos con defectos». El Ministerio de Asuntos exteriores de Vietnam dijo que unos «4,8 millones de personas fueron expuestas al Agente Naranja, lo que resultó en 400 000 personas muertas o lisiadas y 500 000 con defectos de nacimiento. Las mujeres tuvieron mayores tasas de abortos o niños nacidos muertos, así como sucedió el ganado bovino, porcino y búfalos de agua».
Washington promete un duro castigo a Irán si este insiste en tratar de construir un arma nuclear; sin embargo, poseemos el mayor arsenal de esos monstruos y nos distinguimos por ser el único país que los ha usado -y contra objetivos civiles en Hiroshima y Nagasaki. Otra nación nuclear constituye un mayor peligro mundial, pero alguien debe aclarar nuestra posición antes de que nos lancemos a otra guerra por dudosos patrones de doble moral.
El autopromocionado sistema electoral también ha demostrado recientemente sus fallas. No exige un recuento de votos. El Tribunal Supremo decidió en el caso de Gore v. Bush en el voto de la Florida en 2000, y los republicanos en sus estados encuentran de manera rutinaria la forma de sacar de las listas de electores a los potenciales votantes demócratas
En 1945, Estados Unidos, debemos recordar, insistió en realizar juicios por crímenes de guerra al finalizar la 2da. Guerra Mundial y de paso estableció leyes basadas en esas experiencias en Nuremberg. Si uno presencia un crimen de guerra debe reportarlo.
El soldado Bradley Manning hizo precisamente eso cuando dio a conocer el video militar de un helicóptero artillado norteamericano disparando contra civiles en una calle iraquí. En vez de considerarlo un buen ciudadano y casi un héroe, el gobierno acusó a Manning y desató un cruel ataque en su contra (podría ser condenado a cadena perpetua) por revelar secretos (crímenes) militares.
Gran parte del mundo no toma en serio las indignadas acusaciones hechas por funcionarios norteamericanos. Cuando once niños murieron en un reciente bombardeo de EE.UU. en Afganistán, un reportero preguntó si eso era un acto de terrorismo. El vocero del Departamento de Estado no pudo dar una respuesta coherente.
La retórica de los funcionarios norteamericanos parece advertir a todas las naciones potencialmente desobedientes: «Hagan lo que decimos, no lo que hacemos».
«Hablen con suavidad y lleven un gran garrote», recomendó Teddy Roosevelt en una oportunidad. Pero los líderes que vinieron tras él en el cargo a menudo han hablado fuertemente y al mismo tiempo han enarbolado un gran garrote. Presidentes de EE.UU. iniciaron guerras en Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Granada, Panamá, Libia, Afganistán e Iraq. Hemos triunfado solamente en los escenarios donde nadie ha respondido, y no lo hemos hecho tan bien cuando ha aparecido la resistencia.
Pero EE.UU. nació como una nación antiimperial que irónicamente luego construyó un imperio entre el Atlántico y el Pacífico y de allí se extendió a otras partes del mundo, donde nuestras corporaciones obtienen grandes beneficios y nuestras bases militares albergan tropas y armas de destrucción masiva.
Quizás sea tiempo de repensar la presunción y el fanfarroneo y la creación de puestos imperiales de avanzada en lugares donde multiplicamos a nuestros enemigos. Washington podría ser el primero en llamar a todas las naciones a comenzar a destruir sus arsenales nucleares y a no construir más de esas armas. Otros pudieran seguir nuestro ejemplo en busca de un mundo más seguro. ¿O es que estoy soñando?
Los filmes de Saul Landau Fidel y Por favor, que el verdadero terrorista se ponga de pie se encuentran en DVD por medio de cinemalibrestudio.com.
Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/eeuu/6840-alardear-de-virtudes-no-evidentes