Para hacer una lectura seria y coherente de la crisis hispano-marroquí, antes que nada habría que sortear la manipulación, la tergiversación y el desconocimiento de los medios de comunicación, así como la escasa visión en lo referente al sentido de estado de algunos políticos relevantes, como los casos de Pablo Casado y José Manuel García Margallo, que se han dedicado contra todo pronóstico a echarle un capote a quien descaradamente abrió sus fronteras y envió a miles de inmigrantes a territorio español.
A todo esto habrá que añadir su oportunismo cainita y miope en la defensa de los intereses de España, priorizando “Arrimar el ascua a su sardina”. Todas estas actuaciones han contribuido a apartar los focos de la realidad de los hechos. Es prácticamente imposible defender a un Gobierno de España antes de que asuma su vergonzosa deuda histórica y moral contraída con el pueblo saharaui, después del abandono y la dejación de responsabilidades llevadas a cabo el año 1975. Pero “lo cortés no quita lo valiente” y hay que reconocer la firmeza y el aplomo con los que ha afrontado el Gobierno de Pedro Sánchez la enésima agresión del régimen marroquí.
Para sacar conclusiones de esta crisis hay que llegar al origen y el fondo del problema y no cabe duda que detrás de todo el teatro amenazante e intimidatorio montado por Marruecos subyace su frustración al no conseguir imponer la política de hechos consumados por encima de la ley, las normas y el derecho internacional en su ocupación ilegal del Sáhara Occidental. La trampa tendida por Trump, su yerno y el Lobby sionista alimentó las esperanzas ficticias del Majzen, pero esas expectativas se esfumaron rápidamente y se transformaron en una decepción y un fiasco, que ha provocado que entren en una espiral de confusión y desorden que los han llevado a enfrentarse a todos los vecinos y aliados.
De esta crisis hispano-marroquí, con el Sáhara Occidental detrás del telón, se pueden extraer las siguientes conclusiones que han reforzado la lucha del pueblo saharaui y le han cargado más aún si cabe de razón:
– Rescate de un conflicto olvidado con premeditación, alevosía y nocturnidad
– Amplia difusión de la histórica lucha del pueblo saharaui, con el inconveniente de la intoxicación de algunos medios de comunicación incentivados o no.
– Ha reafirmado la naturaleza del conflicto saharaui como un asunto de descolonización inconclusa
– Confirmó el posicionamiento de todos los organismos internacionales y la comunidad internacional con el inalienable derecho a la autodeterminación del pueblo Saharaui y la necesidad de una solución democrática..
– Confirmó una vez más el posicionamiento firme, sólido y consistente de Argelia al lado de la lucha del pueblo saharaui.
– Dejó en evidencia la frustración, el ridículo y el nerviosismo de las autoridades del Majzen marroquí, así como el desmoronamiento de su arcaico y anticuado sistema.
– Contemplamos cómo la dramática y caótica situación socioeconómica de Marruecos está provocando revueltas sociales que pueden llevar al régimen a la quiebra.
– Percibimos el verdadero rostro del sistema medieval marroquí con el uso obsceno y condenable de la población inocente y en especial los menores de edad y bebés.
– Los históricos aliados y valedores del régimen marroquí se han dado cuenta de la verdadera cara del régimen feudal imperante en Marruecos, como sistema capaz de utilizar el chantaje, la coacción y la presión para conseguir sus objetivos.
– Cierra las puertas a cualquier pretendida solución ajena a la aplicación del derecho internacional.
– Asistimos a un tímido despertar de España en la defensa de su soberanía ante las constantes injerencias, y presiones marroquíes, así mismo en la asunción de sus responsabilidades como potencia administradora del territorio del Sáhara Occidental.
– Observamos las dudas del Gobierno de Biden condicionado por el lobby judío
– Constatamos la firmeza, la rectitud y la fortaleza de Alemania ante los intentos de chantaje del régimen marroquí
No se puede pedir al Majzen Marroquí la vuelta a la razón y la legalidad porque nunca se ha movido en esos terrenos, su hábitat desde hace 45 años es la ilegalidad y el atropello a las normas internacionales. Pero sus amigos,(Francia) sí le pueden demandar que analice detenidamente sus comportamientos, sus gestos y sus actuaciones fuera de lugar con todos los vecinos y pueden recomendarle la práctica de otro tipo de políticas menos agresivas hacia sus vecinos. Además le pueden sugerirle que la mejor manera de solucionar los conflictos es ajustándolos a la legalidad y las normas internacionales.
A la vista de lo sucedido y sobre todo por los chascos que ha acumulado Marruecos en los últimos 9 meses, donde los principales países del mundo, la ONU, la UE y la UA así como Organizaciones supranacionales más importantes, le han dejado taxativamente claro en reiteradas ocasiones, que el Sáhara Occidental es un territorio no autónomo sujeto a una descolonización en el marco de las Naciones Unidas y que no ha lugar de un reconocimiento de una soberanía que sólo existe en el imaginario del régimen marroquí y el perfil de Twitter de Donald Trump.
Marruecos debe realizar un ejercicio de autocrítica profunda que empiece por cambiar su propaganda y el lenguaje de consumo interno y al menos homologarlo a algunas de sus posiciones dentro de los organismos internacionales y ajustarlo a la realidad de los hechos. Las posiciones de Marruecos tanto en las Naciones Unidas como en la Unión Africana es de un reconocimiento de la existencia del ente saharaui, pero en su propaganda de consumo interno niega esa postura, por ejemplo: El Sáhara Occidental, aunque Marruecos ocupe más del 70% del territorio, no es, ni será Sáhara marroquí, por mucho que saturen el consumo interno con esa expresión y no lo será hasta que no lo decidan los saharauis en una consulta avalada por la comunidad internacional.
Otro de los ejemplos de esa propaganda que no se ajusta a la realidad de las cosas es cuando el Majzen para su consumo interno y para despistar al pueblo marroquí dice que la República Saharaui no existe o es una entidad ficticia, sin embargo en todas las cumbres, reuniones ministeriales, parlamentarias y departamentales de la UA, se sienta al lado de los representantes de esa República que llama fantasma.
Son dos ejemplos de la esquizofrenia política que padece el Majzen marroquí, que debe afrontar de una vez por todas los hechos, reconocer la verdadera naturaleza del conflicto saharaui y tratar a la parte que representa al pueblo saharaui como es debido, lejos de la propaganda estéril que dura más de 45 años sin ningún resultado legal tangible. Marruecos debe dar pasos serios y creíbles que inspiren algo de confianza al pueblo saharaui y a la comunidad internacional. No puede seguir dando la misma imagen de negación de la realidad, como cuando se sienta en las Naciones Unidas a negociar con el Frente Polisario y a la salida de la reunión dice que el Frente Polisario no existe. El primer paso para que un enfermo se cure es asumir que está enfermo. Y Marruecos debe asumir que se ha equivocado y debe cambiar de modales, política y estrategia.
El pueblo saharaui y sus representantes están listos y dispuestos a negociar una salida seria, creíble y justa avalada por los organismos internacionales, Pero el mundo debe saber que es Marruecos quien bloquea la solución del conflicto y quien no se aviene a negociar una salida equilibrada y que respete el sentir y la identidad del pueblo saharaui.
Mah Iahdih Nan. Representante Saharaui en misión en América Latina.