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Amianto, reconocimiento de víctimas y alarma social

Fuentes: Gara

Me llegan voces de funcionarios de la Administración vasca criticando la actuación sindical que desarrollo, por generar alarma social por un viejo problema sin relación con la realidad, tras el reconocimiento como enfermedad profesional de varias decenas de trabajadores y trabajadoras con cáncer por la exposición al amianto décadas atrás, ante lo cual quiero manifestar: […]

Me llegan voces de funcionarios de la Administración vasca criticando la actuación sindical que desarrollo, por generar alarma social por un viejo problema sin relación con la realidad, tras el reconocimiento como enfermedad profesional de varias decenas de trabajadores y trabajadoras con cáncer por la exposición al amianto décadas atrás, ante lo cual quiero manifestar:

1. Cuando la OIT señala la cifra de 100.000 muertes anuales en el mundo o la Agencia Europea cifra en 21.000 las muertes anuales en la UE, plantean la catástrofe sanitaria producida por la falta de medidas preventivas, pese a la temprana señal de alerta con las enfermedades. La gravedad no ofrece dudas, multiplica por tres las muertes por accidente de trabajo. Inadmisible.

2. Que la muerte no sea instantánea, como en las caídas de altura, no puede quitar importancia a condenar a muertes prematuras por cáncer por eludir las medidas preventivas. La desigualdad social ante la enfermedad es evidente, afecta mayoritariamente a las capas más humildes; lograr mejorar sus pensiones e indemnización por el daño es una obligación social. Ignorar a las víctimas u ocultarlas es inhumano y un desprecio a la prevención.

3. La aparición de enfermos y enfermas en empresas que jamás declararon trabajar con amianto ni adoptaron prevención alguna nos muestra la histórica desidia de autoridades laborales y sanitarias ante el amplio uso de la fibra cancerígena en siderurgia, construcción, reparación de automóviles y en el conjunto de la industria.

4. La catástrofe sanitaria debe llevarnos a adoptar urgentes medidas de prevención frente a las múltiples sustancias cancerígenas (sílice, polvo de madera, disolventes, productos de limpieza, fungicidas…) utilizadas en el ámbito laboral. Mañana puede ser tarde.

5. Se prohibió el uso del amianto, pero el riesgo permanece en demoliciones y reparaciones. En ausencia de un inventario del amianto instalado, más trabajadores y ciudadanos pueden verse expuestos al polvo diabólico.

6. Todas las personas que trabajaron con amianto tienen derecho a una vigilancia sanitaria específica. Es cierto que estamos ante una enfermedad incurable. No se deben escatimar recursos sanitarios, la detección precoz de la enfermedad, puede retrasar el efecto terminal.

Desde CCOO de Euskadi seguiremos con todas nuestras fuerzas haciendo visibles las múltiples enfermedades laborales, generadas por el déficit preventivo, por solidaridad y para que avance la prevención. Si algunos se molestan es porque sus responsabilidades quedan al descubierto.

* Jesus Uzkudun Illarramendi. Responsable de Salud Laboral CCOO Euskadi.