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Asesinatos, tortura y ¡USA!, ¡USA!

Fuentes: La Jornada

Un equipo militar clandestino viajó al otro lado del mundo, ingresó sin autorización a tierra ajena, invadió una casa, mató a tres hombres y una mujer, hirió a otra y dejó manchada de sangre una casa con madres e hijos, en un operativo facilitado con información aparentemente extraída por métodos de tortura -todo lo cual […]

Un equipo militar clandestino viajó al otro lado del mundo, ingresó sin autorización a tierra ajena, invadió una casa, mató a tres hombres y una mujer, hirió a otra y dejó manchada de sangre una casa con madres e hijos, en un operativo facilitado con información aparentemente extraída por métodos de tortura -todo lo cual viola leyes internacionales y nacionales- para que al final un presidente, rodeado de coros que cantaban USA, USA, proclamara victoria ante satisfechas sonrisas de su gobierno.

Algo curioso ocurrió aquí, ya que el triunfo de la justicia en este caso violó leyes nacionales e internacionales y los principios básicos de lo que se llama democracia. Así, el gran logro fue una gran derrota de los principios en cuyo nombre se obró.

Pero esto acaba siendo festejado como uno de los logros más gloriosos de los últimos años. Las celebraciones espontáneas frente a la Casa Blanca y en la zona cero en Nueva York, como en otros lugares, con jóvenes coreando USA, USA y entonando el himno nacional no eran sorprendentes, Bin Laden se había convertido en el símbolo nacional del enemigo, de esa cosa llamada terrorismo, que desde hace una década no deja de generar un clima de temor, odio y sospecha aquí y que ha justificado guerras e intervenciones estadunidenses en múltiples países. Pero que se volviera una celebración patriotera donde el asesinato de alguien se convirtió en hazaña de lo que aquí se llamó, por el presidente, justicia da un poco de miedo.

«Podríamos preguntarnos cómo estaríamos reaccionando si comandos iraquíes aterrizaran en el complejo de George W. Bush, lo asesinaran y tiraran su cuerpo en el Atlántico. Incontrovertidamente, sus crímenes superan por mucho los de Bin Laden… Bush dio las órdenes para cometer el supremo crimen internacional diferente a otros crímenes de guerra en que contiene dentro de sí el mal acumulado de todo (citando al Tribunal de Nuremberg) bajo los cuales fueron colgados criminales nazis: las cientos de miles de muertes, millones de refugiados, destrucción de gran parte del país (Irak), agrió el conflicto sectario que ahora se ha difundido a otras regiones», escribe Chomsky en sus primeras reacciones por el asesinato de Bin Laden.

Chomsky afirma que es cada vez más claro que la operación fue un asesinato planeado, el cual viola múltiples normas elementales del derecho internacional, donde no hubo ni un intento para detener al objetivo desarmado. En sociedades que profesan algún respeto por la ley, los sospechosos son detenidos y llevados ante un juicio imparcial. Vale recordar, agrega, que el recién fallecido Orlando Bosch, uno de los responsables del bombazo de un avión comercial cubano, tendría que ser visto bajo la doctrina Bush de que sociedades que albergan a terroristas son tan culpables como los mismos terroristas y deben ser tratadas igual. Más aún, comenta, la mentalidad imperial es tan profunda que el asalto contra el líder terrorista se le llamó Operación Geronimo, o sea, el nombre del líder indígena que enfrentó a las tropas estadunidenses en este país.

Para la profesora de leyes Marjorie Cohn, de la Escuela de Leyes Thomas Jefferson, los asesinatos seleccionados o políticos, o ejecuciones sumarias, son realizados fuera de cualquier marco judicial. Violan las Convenciones de Ginebra y la Ley de Crímenes de Guerra de Estados Unidos, aun en tiempos de guerra.

El cineasta Michael Moore afirmó que el sentido común te dice que (Bin Laden) fue ejecutado. Ese fue el plan siempre, díganos eso y dejen de tratarnos como niños. Recordó que los Tribunales de Nuremberg se establecieron para enjuiciar a los peores criminales de la historia. «En una democracia creemos en un sistema de justicia y en un sistema judicial que pone a juicio a la gente… y después los colgamos».

Mientras tanto, la muerte de Bin Laden ha reabierto el debate sobre el uso de tortura en el país, algunos señalan que fue gracias a eso que se obtuvo información crucial para lograr dar con el hombre más buscado de la década. Pero según Andrea Prasow de Human Rights Watch, y ex abogada defensora en los tribunales militares en Guantánamo, la clausura ordenada por Obama del programa de interrogatorios de la CIA implementado por Bush servirá mucho más en proteger a Estados Unidos del terrorismo que la muerte de Bin Laden. «Bajo este programa secreto… Estados Unidos abandonó el imperio de la ley y llevó a cabo un sistema de detención e interrogación que no era sólo ilegal e inmoral, sino que dañó severamente a la seguridad nacional de Estados Unidos», escribió en The Daily Beast. Argumentó que el uso de tortura en este sistema sólo sirvió para nutrir las filas terroristas.

Hasta el New York Times, en un editorial, expresó preocupación por afirmaciones en estos días de altos funcionarios del gobierno de Bush, incluido José Rodríguez de la CIA; John Yoo del Departamento de Justicia, y el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, de que la muerte de Bin Laden justificaba la tortura. No sólo parece que la tortura no resultó en información clave, afirma el rotativo, sino que aun si era el caso, eso ni remotamente justifica la decisión del señor Bush de violar la ley y toda norma aceptable.

Con razón después de esta gran hazaña casi nadie se siente más seguro en este país, ni que algo fundamental haya cambiado en el mundo con la muerte de Bin Laden. En una encuesta de CBS News/New York Times, una de las primeras después del asalto, una amplia mayoría afirma que la muerte de Bin Laden no los hacia sentir más seguros, y sólo 16 por ciento expresó que sí. Peor aún, más de seis de cada 10 consideran que la muerte de Bin Laden probablemente incrementaría la amenaza terrorista contra Estados Unidos en el corto plazo.

Aunque sí cambió una cosa: la tasa de aprobación del presidente Obama se disparó más de 10 puntos; ahora 57 por ciento considera que está haciendo bien su trabajo, comparado con 46 por ciento que opinaba eso hace un mes.

Al parecer, asesinatos, tortura y violaciones de derecho internacional continúan fracasando en brindar mayor seguridad a la población, pero para los políticos aún tienen sus virtudes.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/05/09/index.php?section=opinion&article=029o1mun