Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Los militares estadounidenses no tienen la intención de cerrar la infame prisión Bagram en Afganistán -a la que se refieren frecuentemente como «el otro Guantánamo», a pesar de las afirmaciones de que está desmantelando la guerra dirigida por EE.UU. en Afganistán.
«¿Existe un plan [para cerrar la prisión?» «No», dijo al Washington Post en un reporte publicado el lunes Joseph F. Dunford Jr., el máximo general estadounidense en Afganistán.
Altos oficiales admitieron hace algunas semanas que no se prevé cerrar la prisión. «Nuestra impresión es que Bagram permanecerá abierta incluso después de que las operaciones de combate de EE.UU. cesen en diciembre de 2014», dijo el portavoz del Pentágono a Rolling Stone a fines de julio.
En marzo, aproximadamente 3.000 reclusos afganos fueron entregados a las autoridades afganas, las cuales a cambio dieron permiso a EE.UU. para que siga dirigiendo la prisión para «ciudadanos de otros países».
A pesar de afirmaciones ampliamente publicitadas de que EE.UU. traspasó el control de la prisión a las autoridades afganas, EE.UU. mantiene de hecho un poderoso rol en la prisión y un control total sobre los 67 prisioneros no afganos, dos tercios de ellos paquistaníes, que en muchos casos fueron capturados en otros países y transportados a la prisión.
Ahora los funcionarios estadounidenses dicen que la «mejor solución» es mantener la supervisión de EE.UU. de la prisión durante décadas, a pesar de que el Gobierno todavía no lo ha aprobado. Como informa el Washington Post:
La mejor solución, dicen [los funcionarios], es mantener la instalación abierta bajo supervisión estadounidense, posiblemente durante décadas. Sin embargo no está claro que los afganos lo permitan.
Como en Guantánamo, los funcionarios estadounidenses han considerado que algunos de los prisioneros de Bagram representan una amenaza demasiado grande como para enviarlos a países que no pueden o no quieren mantenerlos encerrados. Los funcionarios temen que no sea posible condenar a los hombres en tribunales estadounidenses porque las pruebas podrían ser confidenciales o demasiado débiles.
Y lo mismo que a los detenidos de Guantánamo, a los reclusos de la prisión de Bagram los mantienen en un limbo infernal debido a que no existen pruebas concluyentes para condenarlos, incluyendo las confesiones obtenidas mediante la tortura o detalles sobre sus supuestos crímenes perdidos en la niebla de la guerra.
Los pocos presos a quienes una junta revisora concedió la liberación siguen entre rejas, muchos llevan más de una década pudriéndose en una prisión tristemente célebre por las torturas y los abusos, incluyendo privación del sueño, golpizas, ataques sexuales, violaciones y humillaciones.
«Como Guantánamo, Bagram mantiene a la gente fuera del alcance de la ley,» dijo a Common Dreams Shayana Kadidal, abogado jefe de la Iniciativa Global de Justicia para Guantánamo en el Centro de Derechos Constitucionales. La gente está detenida en Bagram para mantenerla oculta de los tribunales argumentando que se encuentran en una zona de guerra y que la ley no es aplicable.
La negativa de EE.UU. de cerrar la prisión tiene lugar mientras el gobierno de Obama vacila sobre la supuesta fecha de 2014 para la retirada de Afganistán.
Sin embargo, los críticos argumentan que, incluso si se respeta la fecha de retirada, los abusos contra los derechos humanos de los prisioneros de Bagram -cuyo número sigue aumentando- continuarán.
«Durante la última década, EE.UU. ha podido ocultar Bagram tras el escudo del conflicto militar de Afganistán», dijo Tina M. Foster, directora de la Red de Justicia Internacional, al Washington Post. «Lo que sucede ahora es que el escudo está desapareciendo y lo que queda es el legado del segundo Guantánamo, que va a durar más que la guerra en Afganistán».
Fuente: http://www.commondreams.org/headline/2013/08/05-5
rCR