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Bush esta derrotado

Fuentes: Rebelión

Estados Unidos pese a su inmenso despliegue de tropas y armamento de última generación, no ha podido controlar las acciones insurgentes contra las tropas de ocupación ni minimizar la violencia incontrolada que ha marcado la vida de los iraquíes después del 21 de marzo de 2003. Pero en su afán de confundir a la opinión […]

Estados Unidos pese a su inmenso despliegue de tropas y armamento de última generación, no ha podido controlar las acciones insurgentes contra las tropas de ocupación ni minimizar la violencia incontrolada que ha marcado la vida de los iraquíes después del 21 de marzo de 2003. Pero en su afán de confundir a la opinión pública mundial y en específico a la norteamericana, desarrolla una fuerte campaña mediática desinformativa que muchos han dado en denominar, simulacro de triunfalismo virtual de los invasores.

El sofisma se debe a que a cuatro años de la invasión de Irak, que ha costado más de 650.000 iraquíes fallecidos, alrededor de cuatro millones de refugiados y 3.220 muertos y 28 000 heridos en las filas de las tropas estadounidenses, solo le queda adulterar las informaciones para intentar minimizar ante el mundo su rotundo fracaso.

La resistencia no ha podido ser controlada pese a la presencia de 147 000 efectivos estadounidenses, 20 000 de otros países aliados y 50 000 mercenarios que tratan de custodiar empresas, fábricas e instalaciones petroleras que las transnacionales, con la anuencia de Estados Unidos, han arrebatado al pueblo iraquí.

Pese a esas circunstancias, a mediados de marzo, y ante la presencia de los periodistas autorizados por el Pentágono para reportar los sucesos e informaciones que les ofrece la alta dirección militar de los ocupantes, el general Kassim Atta, vocero de la operación estadounidense «Imponer la Ley», afirmó que en muchas zonas de Bagdad y sus alrededores se ha reducido notablemente la violencia.

En la aparatosa operación contra Bagdad lanzada hace un mes, participan cerca de 90 000 militares iraquíes y estadounidense, además de escuadrones de la muerte organizados por las fuerzas ocupantes.

Atta explicó, en presencia de sus jefes militares norteamericanos, que desde el inicio de la ofensiva en la capital se habían reducido vertiginosamente los ataques de la resistencia y las muertes de civiles.

Ese mismo día la agencia francesa AFP reportaba: Cinco civiles murieron en atentados; se hallaron los cuerpos de diez personas asesinadas y el ejército de Estados Unidos anunció la muerte de tres de sus soldados y otros cinco heridos en Bagdad, en nuevos episodios de violencia que desafían el plan de seguridad.

Al siguiente día de la conferencia, la AP reportaba: Los actos de violencia persisten en la capital pese a la intensa presencia de tropas y policías. En el occidente de Bagdad, un atacante suicida a bordo de un coche con explosivos embistió un retén el ejército iraquí en el vecindario suní de Yarmouk. El atentado mató a dos civiles e hirió a cuatro; un atentado suicida con explosivos mató al menos ocho personas e hirió a 25 en un mercado abarrotado en el norte de Irak.

Asimismo, el jefe del consejo municipal del barrio de Azamiya, situado en el norte de Bagdad, resultó ileso de un intento de asesinato. En el atentado, que tuvo lugar cerca del edificio utilizado como sede del consejo, murieron dos guardaespaldas del funcionario, identificado como Mohanned Abdel Razic, informaba EFE.

Entre el 15 y 20 de marzo, ocurrieron innumerables explosiones y ataques de la resistencia, así como otros atentados achacados a grupos clandestinos de los invasores que apuestan por crear mayor caos en la nación árabe, en aras de contrarrestar a la insurgencia.

En esos siete días (el 20 se cumplieron 4 años de la invasión y ocupación norteamericana-británica), perecieron otros 15 soldados norteamericanos, se reportaron numerosos ataques de la resistencia y aparecieron 200 cadáveres de ciudadanos iraquíes maniatados y con muestras de tortura.

Fuentes iraquíes y de organizaciones mundiales aseguran que los escuadrones de la muerte han sido preparados por los ocupantes para amedrentar e intentar disminuir la fuerte resistencia. También aseveran (como se ha comprobado en varios hechos) que muchas de las bombas contra mezquitas suníes o chiítas han sido colocadas por los invasores para incrementar las luchas sectarias.

El jefe del imperio, George W. Bush, en una alocución en la Casa Blanca, con motivo del cuarto aniversario de su sangrienta invasión contra Irak, pidió al pueblo estadounidense que tuviera paciencia, que con su nuevo plan en esa nación del Medio Oriente, ganaría la guerra.

Pero ya hasta los estadounidenses no creen en el emperador a pesar de la enorme campaña desinformativa. En las últimas semanas cientos de miles de manifestantes han salido a las principales ciudades de la Unión para demostrar su rechazo a las guerras en Afganistán e Iraq, mientras recientes encuestas indican que solo un 27 % de la población (el más bajo de la historia norteamericana) aprueba el mandato de Bush.

El emperador se encuentra en un callejón sin salida pues si retira las tropas de Irak sería una gran derrota y si persiste en mantener la ocupación seguirán llegando a Estados Unidos los soldados muertos con el consiguiente incremento de la oposición dentro de su propio pueblo.

En conclusiones, Bush está derrotado.