Político emblemático de la generación que se opuso a la guerra de Vietnam, Tom Hayden accede a contestar, vía correo electrónico, diez preguntas de Cubadebate. Aunque está retirado de la vida partidista -formó parte del Comité Nacional Demócrata-, mantiene desde Los Ángeles, California, una agitada agenda política como escritor, columnista de la prestigiosa revista The […]
Político emblemático de la generación que se opuso a la guerra de Vietnam, Tom Hayden accede a contestar, vía correo electrónico, diez preguntas de Cubadebate. Aunque está retirado de la vida partidista -formó parte del Comité Nacional Demócrata-, mantiene desde Los Ángeles, California, una agitada agenda política como escritor, columnista de la prestigiosa revista The Nation y codirector nacional de No More Sweatshops!, una coalición que exige el cese de la práctica empresarial de instalar fábricas precarias, utilizando mano de obra barata -a menudo inmigrantes indocumentados- sin cumplir con normas laborales mínimas.
Hayden lideró en los 60 el movimiento estudiantil, antiguerra y pro derechos civiles en Estados Unidos, y formó parte de los Siete de Chicago, dirigentes juveniles que fueron encarcelados y procesados judicialmente por irrumpir en 1968 en la Convención Nacional Demócrata para protestar contra la guerra de Vietnam. El caso ante la Corte Penal de EE.UU. se convirtió en un modelo de jurisprudencia que hoy se estudia en todas las Escuelas de Derecho norteamericanas. El abogado defensor fue Leonard Weinglass, quien forma parte hoy del equipo legal de los Cinco presos políticos cubanos que guardan injusta prisión en Estados Unidos.
-Durante los últimos 5 años, el pueblo norteamericano ha visto las imágenes de sus soldados torturando a prisioneros. Hay pruebas de que la administración Bush ha estado inmersa en un programa masivo de vigilancia interna, con o sin aprobación judicial o del Congreso. Ese Presidente envió a morir a sus compatriotas con el pretexto de la búsqueda de armas de destrucción masiva que nunca existieron en Irak. Esa administración y FEMA le fallaron al pueblo de Nueva Orleáns durante el desastre del huracán Katrina. ¿Pudiera explicar por qué la administración Bush parece inmune a las consecuencias políticas que generalmente resultan de tales escándalos? ¿Por qué no ha habido un interés serio por impugnar al Presidente por cualquiera o por todos estos escándalos?
-No quiero parecer apologético, pero la administración Bush no está inmune. Legalmente, el caso contra Libby y Abramhoff y DeLay es una mala noticia que se mueve lentamente para Bush. Políticamente, las encuestas muestran que el índice de aprobación de Bush está por debajo del rango del 40%. Los candidatos republicanos para el Congreso andan en problemas a pesar de que sus distritos están diseñados para protegerles el poder. Respecto a la impugnación, algo así como la mitad de los norteamericanos están de acuerdo con una impugnación o una censura presidencial. Si los demócratas logran recuperar la Cámara este noviembre, el representante John Conyers presidirá el Comité Judicial y presentará la moción para la impugnación. En general, la política norteamericana aun sufre por la elección robada del 2000, los efectos escalofriantes del 9/11, y la invasión fabricada e injustificada a Irak.
-¿Pudiera explicar por qué las protestas en los EEUU contra la guerra de Irak no se hacen notar como las que se produjeron durante la guerra en Viet Nam?
-La diferencia estriba en que durante la guerra de Viet Nam había un reclutamiento obligatorio y el número de bajas era mucho, mucho mayor. En comparación, el número de protestas de hoy es relativamente mayor. Unos 200 000 en octubre de 2002, en Washington D.C.; un millón, en febrero de 2003; 500 000 en Nueva York, en el 2004, y 300 000 en Washington D.C., en el 2005. La campaña presidencial reformista de Howard Dean fue mayor que la campaña anti-guerra de Eugene McCarthy en 1968. Hay una mayoría de norteamericanos, incluyendo una mayoría de soldados norteamericanos, que quieren una retirada de las tropas estadounidenses en de este año. La diferencia más «notable», creo yo, es que el movimiento radical en el mundo era mayor, sobretodo en 1968, de lo que lo es ahora. Eso hace, a mí entender, que el movimiento anti-bélico aquí y a nivel global sea un hecho sorprendente.
-¿Entrevé usted alguna estrategia de retirada de EE.UU. en Irak, en el futuro cercano?
-Existe una estrategia a la mano, con algún apoyo incluso dentro del Pentágono, pero es poco probable que Bush la adopte. La estrategia consiste en el anuncio de retirada de los EEUU, un cese al fuego por parte de la resistencia iraquí durante esa retirada, una fuerza internacional de manutención de paz compuesta por naciones que no han participado en la ocupación, una coalición de transición en Bagdad, elecciones nuevas bajo auspicio internacional, construcción en tiempos de paz y recompensas por parte de los Estados Unidos y el Reino Unido.
Puede que Bush -y déjenme enfatizar «puede»- comience a retirar miles de tropas norteamericanas este año para acallar el sentimiento anti- bélico, neutralizar a los demócratas, y mantener el control sobre la Cámara de Representantes. Una fracción en el Pentágono le llama a esto «la opción filipina» – que el gobierno cliente te invite a retirarte, y así se percibe como una «victoria».
-Tendencias recientes en Latinoamérica dan la apariencia de que ya esta no es más el patio trasero de los Estados Unidos. Venezuela, Bolivia, Argentina y Uruguay son algunas de las naciones que están tomando el camino independiente de desarrollo político y económico. Al parecer, con la anticipada futura elección de Andrés Manuel López Obrador, México será el próximo en esa lista. ¿Qué podemos esperar de la administración Bush con respecto a América Latina en los meses venideros?
-He viajado extensamente por Latinoamérica desde el 2000, y como saben es un lugar de logros estimulantes y dramáticos. Creo que estos movimientos progresistas más allá de nuestras fronteras deberían propiciar una política nueva de los EEUU respecto a Latinoamérica, «más allá de la doctrina Monroe». Nosotros en los Estados Unidos también debemos revitalizar los movimientos de solidaridad como los que tuvimos con Centroamérica y Cuba en décadas pasadas. Es un momento peligroso debido a la administración Bush. Respecto a Cuba, las intenciones malignas son bien conocidas. Respecto a Venezuela, están redefiniendo una nueva amenaza a la seguridad de «populismo radical», y buscan formas para desestabilizar al gobierno democráticamente electo. Incluso algunos están contemplando el asesinato de Hugo Chávez como opción. En el campo del comercio, el equipo de Bush tratará de dividir a las naciones de Latinoamérica a través de tratados bilaterales. En los Andes, continuarán enviando tropas norteamericanas so pretexto de la guerra contra las drogas.
-Usted siempre ha sido enemigo del llamado Tratado de Libre Comercio que tan astutamente fue vencido en la Cumbre de las Américas, en Argentina. ¿Está muerto y enterrado ese acuerdo? ¿Pudiera comentar sobre el ALBA?
-Latinoamérica, junto con los movimientos sociales, ha derrotado al llamado TLC de las Americas por ahora. Pero a la Organización Mundial del Comercio no la han derrotado, en parte por las diferencias internas que existen entre los países Latino Americanos. Creo que la «Alternativa Bolivariana» es un contraataque extremadamente importante contra el diseño imperial norteamericano. El MERCOSUR igualmente es un suceso alentador. Un frente unido entre los nuevos gobiernos nacionalistas de América Latina es algo esperanzador.
-Venezuela recientemente le ha estado suministrando combustible a bajos precios a los ciudadanos de menores recursos en ciudades de los EEUU, sin embargo algunos congresistas republicanos han criticado este gesto.
En general, la respuesta a la iniciativa venezolana ha sido positiva o neutral. Las objeciones por algunos miembros de la Cámara son de esperar, porque quieren impedir cualquier aprobación norteamericana del gobierno de Chávez.
-El hombre llamado el Osama Bin Laden de Latinoamérica, Luis Posada Carriles, esta en los EEUU. Lo buscan en Venezuela por 73 acusaciones de asesinato en primer grado en la voladura de un avión civil en 1976. Sin embargo la administración Bush se niega a extraditarlo hacia Venezuela. ¿Cómo encaja eso con la llamada «guerra contra el terror» del presidente Bush?
-Por supuesto que es una contradicción. Lamentablemente, hay poca cobertura por parte de los medios sobres eso aquí. Pero el tema es una complicación clara para los esfuerzos de la administración Bush de mejorar su estatus en América Latina.
-Usted integró los famosos «7 de Chicago» defendidos por Leonard Weinglass en 1968, en un juicio histórico en la lucha por los derechos civiles del pueblo norteamericano. Ahora el Dr. Weinglass es uno de los principales abogados en el caso de los Cinco cubanos presos en Estados Unidos. ¿Considera usted que alguien que simpatice con la Revolución cubana puede recibir un juicio justo en Miami?
-He leído documentos sobre el caso, y creo que hay una gran historia no contada aquí. Por supuesto que Leonard Weinglass es uno de nuestros más grandes abogados defensores y está trabajando constantemente para generar interés político y en los medios sobre el caso de los Cinco. No, un revolucionario cubano no puede obtener un juicio justo en Miami. Pero creo que el control de los cubanos anti-Castro sobre la política para Latinoamérica está severamente debilitado, como consecuencia de los recientes hechos en América Latina y el reciente aumento del movimiento latino e inmigrante en los Estados Unidos.
-La administración Bush recientemente ha aumentado las restricciones de viajes para los ciudadanos norteamericanos que desean visitar a Cuba. ¿Tienen o no los norteamericanos el derecho constitucional de viajar libremente?
-Siempre lo han tenido y siempre lo tendrán. Bush nos impone la frustración a todos, aparentemente para aplacar a sus aliados cubanos en Miami.
-¿Cómo juzgará la historia a la administración Bush? ¿Cómo comparar a Bush con otros presidentes norteamericanos de la historia reciente?
-Quien sabe, pero creo que quedará marcado por la ilegitimidad en las elecciones robadas en el 2000, la fabricación y el fracaso en Irak, la corrupción y las escuchas inconstitucionales en la casa de los norteamericanos. Quizás se enfrente a la impugnación (impeachment), quizás no. Por supuesto, hoy por hoy, transita por su momento Watergate. Es importante hablar del sistema, no solo de Bush. Desde la desaparición de la Unión Soviética, los EEUU han intentado convertirse en la única superpotencia de un llamado mundo unipolar. Pero sus esfuerzos por un imperio militar y económico se han tambaleado y serán, en cierto sentido, renegociado. Como han planteado Hugo Chávez y otros, la realidad es que vivimos en un mundo multipolar. La combinación de los movimientos sociales masivos y el multilateralismo de poderes prevalecerán por encima de cualquier fuerza que busque dominar. Como dicen, un mundo mejor no es solo posible, sino que ya se está creando.
Los EEUU no vencerían en sus tácticas de superpoder, ni siquiera en el terreno del beisbol.
Conozco los horrores del imperialismo norteamericano en Latinoamérica, pero tengo la esperanza de que los nacionalistas de Latinoamérica le den la bienvenida al «pueblo norteamericano», en especial a aquellos de los movimientos sociales y de los medios independientes y también a aquellos en los sectores políticos y económicos a los que no les interesan los bloqueos, la subversión, el asesinato o el dominio económico. Estamos aquí, creciendo en numero, especialmente porque los inmigrantes que son la «cosecha del imperio» [citando a Juan González] y vivir en el centro imperial no necesariamente significar «llegar al poder» pronto, pero podrán refrenar y complicar la agresión y forjar nuevas políticas que tienen el apoyo de la mayoría del pueblo norteamericano – salir de Irak, apoyo para alternativas energéticas, fondos para las víctimas del Katrina y no para la guerra, libertades civiles en vez de tribunales secretos y estados policiales, ninguna intervención en Venezuela, el levantamiento del bloqueo contra Cuba y así… Un apoyo fuerte para tales medidas no solo hace insostenible al imperialismo, sino que sienta las bases para una alternativa más amplia de centro-izquierda que pudiera llegar a triunfar en los EEUU en los años venideros. Por poco ocurre en los años 30 y los 40 antes de la Guerra Fría, y de nuevo en los años 60. Tales momentos volverán.
Traducción: Isabel Perea, de Cubadebate