El Ejército de Libia se enfrentó el domingo en duros combates con milicias islámicas, que al parecer intentaban retomar uno de sus principales campamentos en la ciudad oriental de Bengasi, dijeron funcionarios militares. Al menos 130 personas han muerto en los diez últimos días en combates callejeros en la segunda mayor ciudad de Libia, como […]
El Ejército de Libia se enfrentó el domingo en duros combates con milicias islámicas, que al parecer intentaban retomar uno de sus principales campamentos en la ciudad oriental de Bengasi, dijeron funcionarios militares.
Al menos 130 personas han muerto en los diez últimos días en combates callejeros en la segunda mayor ciudad de Libia, como parte de un amplio escenario de caos en este importante productor de petróleo, tres años después de la caída y muerte de Muammar Kaddafi.
El incipiente Ejército, apoyado por fuerzas de un ex general y jóvenes armados, lanzó a principios de este mes una ofensiva contra los islamitas en Bengasi, expulsándoles de una zona aeroportuaria y del campamento 17 de Febrero, uno de sus bastiones en la ciudad portuaria.
Pero los últimos combates entre el ejército y Ansar Sharia -señalado por Washington como responsable del ataque en 2012 contra el consulado de Estados Unidos en el que murió el embajador- estallaron en el campus universitario y en otras zonas próximas al campamento.
Las unidades militares también combatieron a los islamitas en otras partes de la ciudad, dijeron los residentes. Se pudo ver a familias empacando y huyendo, una imagen habitual en Bengasi, convertido en un campo de batalla desde que el ex general Khalifa Haftar declaró la guerra a los islamitas en mayo. Ahora se ha aliado con el Ejército.
El enfrentamiento forma parte de un conflicto más amplio en el estado norteafricano, donde los ex rebeldes usan sus armas para competir por el poder y una parte de los ingresos petroleros.
Libia está dividida entre tribus rivales y facciones políticas, con dos gobiernos en busca de legitimidad desde que un grupo armado de la ciudad occidental de Misrata capturó la capital, Trípoli, en agosto, obligando al primer ministro reconocido por la comunidad internacional, Abdullah Thinni, a trasladarse al este.
Las potencias occidentales y los vecinos de Libia temen que el conflicto esté arrastrando al país hacia una guerra civil.
La situación en Bengasi y otras partes de Libia es incierta, ya que el Ejército es incapaz de controlar a las milicias, que en muchas ocasiones tienen mejor armamento.
Las fuerzas de Haftar tienen aviones de la vetusta fuerza aérea libia, aunque sus rivales dicen que está apoyado por Egipto, que está preocupado por la extensión de los militantes. Haftar niega esta información.
La mayoría de las embajadas extranjeras retiró a su personal en el verano boreal, cuando las fuerzas procedentes de Misrata expulsaron de Trípoli a un grupo rival.