«La Gran Marcha es un ejemplo clásico de la capacidad del pueblo chino para desafiar a las fuerzas del mal y estar dispuesto a aguantar enormes sacrificios en sangre y recursos con el fin de lograr sus objetivos», expuso el académico estadounidense Khairy Tourk. El profesor de la Escuela de Negocios Stuart del Instituto de […]
«La Gran Marcha es un ejemplo clásico de la capacidad del pueblo chino para desafiar a las fuerzas del mal y estar dispuesto a aguantar enormes sacrificios en sangre y recursos con el fin de lograr sus objetivos», expuso el académico estadounidense Khairy Tourk.
El profesor de la Escuela de Negocios Stuart del Instituto de Tecnología de Illinois y experto en China alabó el espíritu formidable del pueblo chino en su lucha por la libertad.
«La parte más conmovedora de la Gran Marcha de China es que nadie debe subestimar la resolución del pueblo chino cuando lucha por una causa en la que cree», destacó Tourk en entrevista con Xinhua.
En 2016 se celebra el 80º aniversario de la victoria de la Gran Marcha del Ejército Rojo dirigido por el Partido Comunista de China (PCCh).
En opinión de Tourk, China afrontó enormes desafíos en esa época, con diversos caudillos locales controlando grandes partes del país y las potencias extranjeras afianzadas en su territorio.
El PCCh, fundado en 1921, era una fuerza política relativamente débil a principios de los años treinta del siglo pasado.
No obstante, la Gran Marcha triunfó, lo cual demostró que el ejército del Kuomintang (KMT), pese a su superioridad en números y en armas modernas, no fue capaz de derrotar a las fuerzas patrióticas, conducidas por una firme creencia en la causa por la que estaban luchando.
Tourk atribuyó ese éxito a factores como la confianza en los agricultores y una gran cantidad de trabajadores.
«Como líder con fuertes raíces en las zonas rurales, Mao Zedong comprendía la mentalidad de los campesinos chinos y confiaba mucho en su capacidad de derrocar a las fuerzas fascistas», resaltó el académico estadounidense.
Mao logró el apoyo de los agricultores en las regiones que sus tropas atravesaron durante la Gran Marcha, y en ellas introdujo la reforma agraria para reducir la desigualdad de ingresos.
Los soldados que participaron en la Gran Marcha estaban altamente disciplinados bajo un liderazgo que insistía en un nivel elevado de conductas morales, como nunca quitar a la gente ni siquiera una aguja o un pedazo de hilo, no maltratar a los cautivos y pagar por lo que los soldados tomaban de la gente.
«Con este tipo de conductas, el PCCh se ganó el respeto de los campesinos, quienes durante siglos habían sido tratados injustamente bajo el sistema feudal», indicó el profesor.
Los nuevos acontecimientos en las zonas rurales también ayudaron al PCCh a obtener el apoyo entre los más pobres de las ciudades.
«La Gran Marcha representa una de las épocas más heroicas de la historia de China. Fue un paso muy importante en el camino del PCCh hacia la victoria definitiva sobre las fuerzas fascistas y la unificación del pueblo chino», dijo Tourk.
El éxito de la Gran Marcha también supuso un ejemplo a seguir para otras naciones del mundo que lucharon por su independencia después de 1945, y se ganó la admiración de muchos otros países en vías de desarrollo que se levantaban contra las potencias coloniales, aseveró.
La Gran Marcha tuvo lugar en una época en la que China se enfrentaba a desafíos internos y la invasión extranjera. Hoy en día, el país está impulsando la reforma económica en medio de la debilidad económica global y bajo todo tipo de presiones externas, comentó Tourk.
«En el entorno actual, el pueblo chino tiene que aferrarse a los mismos valores, como el sacrificio, el patriotismo, la perseverancia y la firmeza. Estos valores son los que hicieron de la Gran Marcha una epopeya de la historia moderna de China», concluyó.
Fuente original: http://spanish.xinhuanet.com/2016-10/19/c_135766644.htm#