China corre el riesgo de malestar económico, inestabilidad incrementada e incluso una crisis que podría sacudir el control del poder del Partido Comunista a menos que su próximo líder, Xi Jinping, impulse reformas estancadas, han advertido expertos cercanos al Gobierno. Las advertencias, sorpresivas por su tono abiertamente urgente, fueron emitidas tanto dentro del partido como […]
China corre el riesgo de malestar económico, inestabilidad incrementada e incluso una crisis que podría sacudir el control del poder del Partido Comunista a menos que su próximo líder, Xi Jinping, impulse reformas estancadas, han advertido expertos cercanos al Gobierno.
Las advertencias, sorpresivas por su tono abiertamente urgente, fueron emitidas tanto dentro del partido como en público, y reflejan un debate interno acerca de la dirección del nuevo liderazgo que asumirá el poder el próximo mes.
«Hay una crisis potencial en el modelo de crecimiento económico de China», dijo un documento de Estrategia y Reforma, uno de varios centros de estudio y grupos que a lo largo de este año han provisto a los funcionarios con modelos para la década que viene con Xi en el poder.
«La próxima década puede ser la última oportunidad para buscar activamente la reforma, y deberíamos valorar esta última chance», dijo el documento publicado en la página web del grupo (www.reform.org.cn).
«China se enfrenta a un salto peligroso, que no se puede ocultar ni evitar», dijo el documento del grupo, que incluye a académicos, ejecutivos de empresas, asesores políticos y algunos funcionarios de Gobierno.
China se dirige al congreso del partido el próximo mes -donde Xi reemplazará a Hu Jintao como líder máximo- con la economía encaminándose a su tasa de crecimiento anual más lenta en al menos 13 años, en momentos en que las tensiones sociales, así como la molestia por la corrupción, apropiación de tierras y las demandas sociales insatisfechas han provocado protestas.
«Las contradicciones económicas y sociales de China parecen estar llegando a un límite», dijo el prominente economista chino Wu Jinglian en una entrevista reciente con la revista empresarial Caijing.
Los defensores de la reforma están presionando a Xi para que recorte los privilegios de las empresas estatales, que haga más fácil para los migrantes rurales instalarse de forma permanente en las ciudades, corregir un sistema fiscal que alienta a los gobiernos locales a recurrir a expropiaciones de tierras y, sobre todo, limitar los poderes de un Estado que dicen arriesga con sofocar el crecimiento y avivar el descontento.
La mayoría de impulsores de cambios vinculados al partido dijeron en entrevistas con Reuters que la reforma política debe comenzar a nivel de base y con carácter progresivo, calificando a la democracia abierta como una idea distante o poco realista.
«Usted no puede resolver todos estos problemas en una década, pero se puede abordar las reformas urgentemente requeridas por la gente común y demostrar que vamos en la dirección correcta», dijo Deng Yuwen, un editor del Study Times, un periódico publicado por la Escuela Central del Partido, que forma a funcionarios gubernamentales.
Deng recientemente saltó a la fama después de publicar un ensayo donde lamentaba las oportunidades perdidas para la reforma bajo el presidente Hu y el primer ministro Wen Jiabao. Dijo que sus sucesores deben moverse más rápido.
«Los próximos dos o tres años, y como máximo el ciclo político que viene, será un período crucial para el desarrollo de China», escribió Deng en un nuevo libro sobre el tema.