Solo en 2023 ha puesto en funcionamiento tanta energía solar fotovoltaica como el mundo entero en 2022
A lo largo de 2023 se han instalado en todo el mundo un total de 510 gigavatios de capacidad de generación de energías renovables y China ha contribuido con más del 50 por ciento. En 2023 se produjo un cambio radical en el mundo en relación con la incorporación de capacidad de energía renovable y ello ha sido posible gracias al impresionante crecimiento de la energía solar fotovoltaica de China (un 116 %), que ha puesto en funcionamiento en 2023 tanta como el mundo entero en 2022, mientras que sus incorporaciones de energía eólica también crecieron un 66% interanual.
Nos encontramos en un momento de la historia de nuestro planeta en el que el cambio climático se está acelerando. Durante los últimos 12.000 años hemos disfrutado de una era geológica con un clima estable que ha permitido el desarrollo de la sociedad humana en la tierra. Pero desgraciadamente esta era ha terminado y el planeta se dirige a un cambio climático de consecuencias impredecibles. Ello es consecuencia de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera que provoca el aumento de la temperatura del aire y del agua. El cambio climático es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad hoy. 2023 ha sido el año más caluroso en el planeta desde que se tienen registros y hace escasos días el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea ha informado que en los últimos 12 meses se han superado en más de 1,5 grados centígrados los niveles preindustriales.
En el Balance Global acordado por los 198 países participantes en la cuasifallida Conferencia de la ONU sobre cambio climático, COP28, celebrada en Dubai en diciembre pasado, se establece el objetivo de triplicar la capacidad mundial de energía renovable para 2030. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), “China representa casi el 60% de la nueva capacidad renovable que se espera que entre en funcionamiento a nivel mundial para 2028. A pesar de la eliminación gradual de los subsidios nacionales en 2020 y 2021, el despliegue de energía eólica terrestre y solar fotovoltaica en China se está acelerando, impulsado por el atractivo económico de estas tecnologías. así como entornos políticos propicios que proporcionen contratos a largo plazo. Nuestro pronóstico muestra que se espera que China alcance su objetivo nacional para 2030 en cuanto a instalaciones eólicas y solares fotovoltaicas este año, seis años antes de lo previsto. El papel de China es fundamental para alcanzar el objetivo global de triplicar las energías renovables porque se espera que el país instale más de la mitad de la nueva capacidad requerida a nivel mundial para 2030. Al final del período previsto, casi la mitad de la generación de electricidad de China provendrá de energías renovables”.
China ha conseguido, además, en 2023 reducir los costos de fabricación de los módulos solares fotovoltaicos en más de un 50 % respecto al año anterior. Y ha aumentado la capacidad de fabricación a casi 1.000 GW. Se espera que en 2024 China suministre entre el 80 y el 95 por ciento de los módulos solares fotovoltaicos que se instalen en el mundo. El intento norteamericano de intentar romper la cadena de suministro de los panales solares, que Europa está planeando secundar, terminará provocando un fuerte incremento de costos en estos países de la energía fotovoltaica y un retraso en los compromisos de descarbonización.
En el caso de la energía eólica, el desajuste de costos entre China y Estados Unidos y la Unión Europea es aún mayor. Las decisiones proteccionistas de estos países respecto a las importaciones procedentes de China les ha provocado un incremento de costos y, en el lado de los beneficios, una caída de los márgenes netos promedio que han estado en negativo durante todos los trimestres de 2023 y que han llegado incluso al -25 % en el segundo trimestre. Ello ha llevado a la Agencia Internacional de Energía a reducir las previsiones de la energía eólica fuera de China en un 15 %.
Si nos fijamos en la UE, nos encontramos con el debate de introducir aranceles para encarecer los vehículos eléctricos chinos y ahora también sobre los paneles solares chinos. Esta actitud es sorprendente en un momento en que Europa necesita el suministro chino para poder reducir las emisiones de carbono al ritmo en que se ha comprometido.
En palabras de Martín Jacques, ex-miembro principal del Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, “el proteccionismo instintivo degrada a Europa; es una respuesta mezquina y estrecha de miras a la mayor crisis que jamás haya enfrentado la humanidad. En lugar de intentar resistir u obstruir las importaciones ecológicas chinas, debería cooperar con China y acoger con entusiasmo sus productos”. Y cita un editorial reciente del Financial Times que afirma que: «Los avances ecológicos de Beijing deben considerarse positivos para China y para el mundo«.
Las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en relación con la cadena de suministro de las tecnologías limpias en 2030 es la siguiente:
Hay que entender en este gráfico que el grueso de la producción de tecnologías limpias en China se instalará en la propia China, que la AIE prevee que será de aquí a 2030 de casi el 60 % del total mundial. El resto de la producción permitirá que otros países cuenten con el equipamiento necesario para sus instalaciones.
Si Occidente quiere desacoplarse de China lo que tendría que hacer es producir más capacidad de energía renovable en lugar de sacrificar los objetivos de descarbonización del planeta. La avanzada tecnología china y la continua revolución de costes que está llevando a cabo está posibilitando la consecución de los objetivos de triplicar la energía renovable no solo con las instalaciones en China sino, también, suministrando al resto del mundo los equipos necesarios para ello.
Estos días atrás, la UE ha aprobado la Ley de Industria Net-Zero (NZIA), destinada a dar prioridad a los permisos y a la financiación para la producción de productos ecológicos como paneles solares fotovoltaicos, turbinas eólicas, baterías y bombas de calor. Es una decisión en el camino correcto para aumentar la capacidad de producción europea. Pero Europa no debe caer en la tentación norteamericana de imponer aranceles adicionales a los productos fotovoltaicos chinos por razones políticas ya que ello solo redundaría en una pérdida de competencia de la industria europea del sector y en un retraso en el despliegue de la energía renovable con tremendas consecuencias para el planeta.
De acuerdo con la AIE, “entre 2023 y 2028, China desplegará casi cuatro veces más capacidad renovable que la Unión Europea y cinco veces más que Estados Unidos, que seguirán siendo el segundo y tercer mercado de mayor crecimiento”.
(Publicado originalmente en “China información y economía”)
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