Durante el programa de entrevistas “The Five” emitido esta semana, el presentador de Fox News Jesse Watters afirmó que le gustaría pedir “a los chinos una disculpa formal” pues, según argumentó, el nuevo coronavirus “se originó en China”.
Sus comentarios, excéntricos y racistas, dejaron a sus cinco colegas perplejos y sacudiendo la cabeza.
En esta batalla que vivimos contra la epidemia del nuevo coronavirus, China no debe disculpas a nadie.
Para empezar, rastrear el origen del virus es un asunto muy complicado que requiere tiempo y pruebas científicas creíbles. Pese a que el brote se inició en China, nadie sabe dónde se originó el virus.
Watters y otros individuos como él pasan por alto lo que China ha hecho para contener la epidemia. El país y su gente han hecho un gran sacrificio, dando así tiempo al mundo para prepararse mejor ante el brote.
Líderes de más de 170 países y responsables de más de 40 organizaciones internacionales y regionales han trasladado su apoyo y aprecio a los empeños de China.
“El mundo está agradecido por vuestros esfuerzos para descubrir cómo tratar mejor (a los pacientes) y evitar la propagación del virus”, dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, a comienzos de febrero.
En esta época de globalización, si un brote infeccioso no se trata de forma adecuada, puede globalizarse. Derrotar las epidemias exige la aportación de todo el mundo.
Las observaciones de Watters tratan de humillar a China, de forma equivocada, y alimentan la xenofobia. Sin embargo, para él el racismo es ya una costumbre. En 2016, realizó una serie de entrevistas sarcásticas a representantes de la comunidad asioamericana en el barrio neoyorquino de Chinatown que provocaron una ola de críticas. Los viejos hábitos, al parecer, son difíciles de erradicar.
Los ataques recurrentes de Watters y otros como él revelan los prejuicios y estereotipos arraigados contra la comunidad china y del este asiático.
Comentarios como los del presentador espolean el odio y son más tóxicos que el agente patógeno pues, a fin de cuentas, ocultan los hechos. Si hay alguien que debería disculparse, ese debería ser Watters.
Al tiempo que la comunidad internacional trabaja para contener la epidemia, una batalla paralela se está librando.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció la “inquietante ola de prejuicios contra la gente de etnia china y del oriente asiático” e instó a los Estados miembros a “hacer todo lo posible para combatir esta y otras formas de discriminación”.
Todos los países del mundo deberían preparase para luchar contra la amenaza que representa el aislacionismo, el nacionalismo y el racismo. Es la otra lucha que debemos ganar.
Fuente: https://politica-china.org/areas/sociedad/china-no-le-debe-disculpas-a-nadie