Dos firmas chinas de telecomunicaciones acusadas por una comisión del Congreso estadounidense de ser un potencial riesgo para la seguridad nacional podrían enfrentar nuevos controles en otros mercados, mientras que las empresas norteamericanas con operaciones en China podrían quedar expuestas a represalias. La Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes advirtió el lunes que […]
Dos firmas chinas de telecomunicaciones acusadas por una comisión del Congreso estadounidense de ser un potencial riesgo para la seguridad nacional podrían enfrentar nuevos controles en otros mercados, mientras que las empresas norteamericanas con operaciones en China podrían quedar expuestas a represalias.
La Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes advirtió el lunes que China podría usar equipos fabricados por Huawei Technologies y ZTE -el segundo y el quinto mayor fabricante de routers y equipos de telecomunicaciones a nivel global- para realizar ciberespionaje a través de un software incorporado en equipos de fabricación china.
En un informe de 52 páginas, la comisión señaló que «los servicios militares y de la inteligencia china, reconociendo la superioridad tecnológica del ejército estadounidense, están buscando activamente ventajas asimétricas que podrían ser explotadas en cualquier futuro conflicto con Estados Unidos».
El martes, el oficial Diario del Pueblo de China acusó a la comisión de actuar «presumiendo culpabilidad» contra Huawei y ZTE. «Este imprudente paso político (…) impedirá el desarrollo saludable de la cooperación comercial china-estadounidense», sostuvo un editorial del diario, que generalmente refleja el pensamiento oficial.
El editorial agregó que la comisión «no había producido ni un ápice» de evidencia para respaldar su acusación de que los productos de Huawei y ZTE eran usados para realizar espionaje en Estados Unidos.
«Este informe, que desdeña los hechos y está lleno de prejuicios, es una expansión viciosa del proteccionismo comercial», sostuvo el diario.
La nueva disputa se produce en un momento sensible para las relaciones entre China y Estados Unidos, antes de las elecciones en Washington y del cambio de liderazgo en Pekín.
Las tensiones han escalado tras una serie de medidas comerciales tomadas por el presidente Barack Obama, como el bloqueo de una firma privada china para construir turbinas eólicas cerca de un complejo militar de Estados Unidos.
Su rival republicano, Mitt Romney, dice que de ser elegido calificará a China como un manipulador cambiario.
Ed Snyder, analista de Charter Equity Research en San Francisco, dijo que el informe de la comisión podría generar represalias contra las compañías estadounidenses que venden productos en China en la industria de las telecomunicaciones y en otros sectores.
Snyder mencionó a Cisco Systems Inc, Google Inc, Qualcomm Inc, Apple Inc como ejemplos y señaló que también podrían verse afectadas otras compañías estadounidenses por fuera del sector tecnológico.
En cambio, Sun Lin, un consultor independiente de Pekín, desestimó el riesgo de que se tomen represalias contra empresas estadounidenses de alta tecnología, como Cisco.
«Tenemos que recordar que sobre un nivel tecnológico, China no es un igual. Los clientes chinos quieren productos de buena calidad. En algunos sectores, estos solo pueden venir de Estados Unidos, Europa o Japón. Si uno cierra esa fuente completamente, al final perderá», afirmó.
Al mismo tiempo, pocos sentían que China tendría argumentos para recurrir a la Organización Mundial del Comercio. «Es un problema político, no comercial», dijo Tu Xinquan, un experto en temas de la OMC de la University of International Business and Economics en Pekín.
Huawei y ZTE, ambas con sede en el sur de China, negaron las acusaciones del informe.
En Hong Kong, las acciones de ZTE cayeron hasta un 8 por ciento el martes tras bajar otro 6 por ciento el lunes.
Luke Coleman, encargado de relaciones con la prensa para Huawei Australia, dijo que el gobierno chino no estaba involucrado en la empresa y que el informe no debería tener impacto en sus operaciones en Australia, donde provee equipos de telecomunicaciones y dispositivos portátiles, además de construir redes para operadores móviles como Optus y Vodafone.
Huawei, que ha sido impedida de participar en contratos para construir la red de banda ancha nacional del gobierno australiano, tuvo ingresos el año pasado por 229 millones de dólares australianos (234 millones de dólares estadounidenses). «No hay nada nuevo, desde nuestra perspectiva este es un tema comercial disfrazado de un asunto de seguridad», dijo Coleman.
Un alto funcionario de la industria de telecomunicaciones de India -donde Huawei tuvo ventas por cerca de 1.200 millones de dólares sin contar dispositivos portátiles- dijo que si bien el Gobierno está siguiendo de cerca la situación, las empresas seguirían comprando equipos chinos, especialmente por el precio.